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‹ Anterior (06/09/2006) MES Siguiente (2006-11-05)› ‹ Anterior (2006-09-29 - Germany) PAIS Siguiente (2006-10-23 - Belgium)› Netherlands Leeuwarden (ver en mapa) 06/10/2006: Ayer por la noche, al entrar en Holanda, Alexandra comentó: "mira, las ventanas de las casas son mucho más grandes". Y efectivamente, la mayoría de las casas de los pueblos tenían unos grandes ventanales que iluminaban con la luz que provenía de los comedores, cocinas o habitaciones. Pasaba el mismo que en Dinamarca, mucha gente vivía ignorando que los vecinos pudieran observar su vida desde fuera, o quizás los vecinos no curioseaban. Nos detuvimos en la ciudad de Groningen y esta mañana la hemos salido a visitar, aunque igual que los días anteriores, ha estado lloviznando un poco. Groningen es una ciudad universitaria con bastante encanto. Se desarrolla en torno diversos canales, con barcazas donde la gente parece vivir, ya que tienen sus plantas en cubierta, el timbre en la puerta ... La ciudad recuerda las ciudades escandinavas, quizás por los canales, o por la arquitectura de las casas, o simplemente por la tranquilidad, aunque sea bastante comercial, con diversas galerías de arte, tiendas de quesos, 'cafeshops' ... Nos desviamos del centro y tropezamos por casualidad con el distrito rojo de Groningen: una calle de 100 metros de largo, con escaparates cada 3 o 4 metros, cada uno con una puerta medio abierta o cerrada, según la disponibilidad de la inquilina. Algunas de las chicas también tenían las cortinas abiertas, exponiendo sus carnes mientras miraban la calle sonriendo a los hombres solitarios. A pesar de esperarlo en Amsterdam, ha sido una visión sorprendente en esta pequeña ciudad. Por la tarde, después de comer y de conectarnos un rato a Internet, hemos hecho camino hacia Leeuwarden. Hemos llegado ya de noche. Nos hemos dirigido hacia el centro y hemos aparcado al lado de un canal. 07/10/2006: Esta mañana hemos visitado el tranquilo pueblo de Leeuwarden, del mismo estilo que Groningen: diferentes canales rodeando el casco antiguo, calles de ladrillos rojos, casas bajas, algunas áreas comerciales pero menos transitadas ... De todas maneras, aquí no hemos tropezado con ningún distrito rojo. Después de visitar casi todos los rincones de Leeuwarden hemos empezado a hacer camino hacia Amsterdam. Hemos circulado por la autopista A7 que circula por encima un dique de unos treinta kilómetros de largo que separa el mar abierto de una inmensa laguna, con las aguas por debajo del nivel del mar, hecho que ha permitido ganar muchas tierras que antes estaban bajo el agua. Por ejemplo, en un terreno próximo al dique hemos encontrado un cartel que anunciaba que aquel punto se encontraba en 4,8m bajo el nivel del mar. Aunque se encuentren a diferentes niveles, existe tráfico de barcos y barcas entre la laguna y el mar abierto, utilizando un sistema de compuertas. Nos hemos parado a comer a medio recorrer el dique, en un aparcamiento que dominaba toda su extensión. El viento soplaba muy fuerte, igual que a lo largo de toda la costa. No es de extrañar, pues Holanda siempre ha estado identificada con los molinos de viento. A lo largo del camino hemos visto alguno de antiguo, pero la mayoría eran nuevos, aunque tampoco parecía haber más que en Alemania del Norte o Dinamarca. Después de cruzar el dique y llegando a Ámsterdam, me he fijado que muchos campos donde pacían bacas, caballos o corderos, estaban delimitados por canales. Cada cien o doscientos metros había uno. Pero no parecían para navegar, simplemente parecían haberlos creado para sacar el agua de los campos. Después he leído en el mapa que la zona se llamaba "Water Land" Hemos entrado a Amsterdam a media tarde. Nos hemos perdido un poco para encontrar el centro pero finalmente nos hemos situado sobre el mapa y hemos conseguido aparcar en una callejuela muy tranquila al lado de un canal. Afortunadamente, desde la Hymer hemos podido cazar la conexión de internet de algún vecino. Mientras Alexandra utilizaba la conexión he salido a pasear un rato por los canales de los alrededores bajo la luz del atardecer. Amsterdam (ver en mapa) 08/10/2006: Esta mañana no ha sido demasiada entrañable. Cuando descargaba las bicicletas de la Hymer una mujer se ha parado y me ha empezado a preguntar por la autocaravana y los países que había recorrido. Después me ha preguntado: - ¿La autocaravana también la has pintado tú? He contestado afirmativamente, pensándome que se refería a los logos de los sponsores. Pero después he observado en el lateral, que algún sinvergüenza había pintado un graffiti durante la noche. No muy grande pero era suficiente para ponerte de mal humor. Después he descubierto una multa al parabrisas. Aparte de la multa, un papel traducido a diferentes idiomas informaba de que estaba aparcado en una zona de pago (3€/hora!) y que si no pagaba la multa o seguía allí, me arriesgaba a quedarme con la Hymer bloqueada con un cepo. Para terminar, he ido a un punto de información que había bastante cerca y me ha atendido una chica muy antipática que me ha informado que los mapas de la ciudad valían un mínimo de 2€. Por suerte, y aunque pudiera parecerlo, el resto del día no ha sido tan malo. Nos hemos encontrado con mi ex, Eva, que desde hace dos años vive en Holanda. Pensaba que podría haber algún recelo entre Alexandra y Eva, pero se han entendido muy bien. Hemos estado paseando bastante por la ciudad, casi sin coches pero con muchas bicicletas (no sorprende teniendo en cuenta el coste del aparcamiento). Quizás hay 50 bicicletas circulando o aparcadas por cada coche. También hay mucha gente que pasea a pie, como nosotros. Y algunos turistas con barcazas que recorrían los diferentes canales. Hemos ido a comer unas patatas fritas y un helado. Más tarde unas creppes holandesas, buenas pero no muy económicas. Eva ha estado explicando que los holandeses son gente que se queja mucho, y que de hecho, es sencillo iniciar una conversación quejándote del mal tiempo o del transporte público. Por otro lado, comparado con los Alemanes son gente que rompen más las reglas, por ejemplo cruzando la calle con el semáforo rojo si no vienen coches. Después hemos hablado de las drogas blandas que son legales en Holanda. En Amsterdam hay muchos Coffeshops: locales con aspecto de bar donde en vez de alcohol te sirven drogas blandas. Hemos leído en una revista que un gramo marihuana cuesta unos 7€. Yo no he comprado nunca, por lo tanto no puedo comparar o saber si el hecho de ser legal abarata el coste o el hecho de pagar impuestos lo sube. Por otro lado, según lo que ha explicado Eva, el consumo es legal, pero la producción no está legalizada. ¿Entonces, de dónde provienen las drogas? No lo sé, me siento como un niño preguntando de dónde vienen los niños. Después nos hemos adentrado un poco en el distrito rojo. Me ha sorprendido la gran cantidad de escaparates que había, con chicas con ropa interior intentando atraer hombres a cualquier hora. Igual que las drogas blandas, en Holanda la prostitución está legalizada y las prostitutas pagan sus impuestos para ejercer. Más tarde hemos leído en un artículo que el alquiler de un escaparate cuesta unos 100 o 150€ por 8 horas y que una prostituta popular puede llegar a ganar unos 500 o 750€ al día. El artículo seguía explicando que las menos populares ofrecen una mamada y un clavo por 50€. También describía otros servicios curiosos, como un número de teléfono donde llamabas y te proporcionaban a una mujer en menos de 30 minutos, igual de rápido que una pizza. La legalización de la prostitución la hace más visible, pero no diría que haya más que en el resto de Europa. Al fin y al cabo, apostaría que el número de hombres dispuestos a pagar una prostituta es el mismo que en todas partes. Bueno, más en la Europa del Oeste, ya que el nivel adquisitivo es más alto. Por eso en la Europa del Este me pareció que había menos prostitución, porque las mujeres dispuestas a vender su cuerpo siempre se ganarán mejor la vida en el Oeste, aunque sea trabajando ilegalmente. De todas maneras, en ciudades como Budapest y Sofía había muchos locales de estriptise y muchos anuncios de casas de relax. 13/10/2006: Hemos pasado 5 días más en Amsterdam, aparcados mucho cerca del centro pero en una zona libre de pago. El domingo por la noche, después de aprovechar un poco más internet desde la Hymer, movimos el coche por miedo a nuevos graffitis y multas. Queríamos aparcar cerca del centro pero hasta casi a las afueras de la ciudad no dejaron de existir las zonas de pago para aparcar. Aparcamos en el otro lado del gran canal que divide la ciudad, dejando el centro en el sur. Pero al día siguiente nos dimos cuenta que estábamos demasiado lejos y que para llegar al centro necesitábamos 45 minutos de bicicleta. Entonces descubrimos que mucho cerca del centro, pero igualmente en el otro lado del canal, también había aparcamiento libre de pago. El único problema es que no había ningún puente para cruzar el canal, pero el problema no era tal, ya que había diversas líneas de barcas que cada 15 minutos cruzaban gratuitamente el canal. De todas maneras, uno de los días nos pusieron una multa, ya que a pesar de ser un área de aparcamiento libre, no puedes estacionar allí más de dos horas y media a no ser que seas residente. También otro día que salíamos de la Hymer, una mujer se aproximó y nos dijo que no podíamos acampar allí y que si nos quedábamos avisaría a la policía. Alexandra, cada día está más desengañada de los Holandeses. La verdad es que en general parecen muy tirados, no demasiados simpáticos. Estos días hemos estado trabajando bastante desde la Hymer, aprovechando la conexión a Internet de algunos vecinos; y desde una biblioteca, aprovechando la conexión gratuita de allí. He empezado a enviar correos electrónicos a diferentes medios de comunicación para ampliar las colaboraciones para tener todos los gastos cubiertos durante la segunda etapa del viaje: África y Asia. También dejamos escapar unas cuantas horas más paseando por el tranquilo Amsterdam; por el lado de los canales, con sus casas flotantes; las calles libres de coches aunque llenas de bicicletas; las casas de grandes ventanales, abiertos a la curiosidad de los transeúntes; gente relajandose sobre los puentes o leyendo el diario en sus portales; También nos introdujimos alguna otra vez en el barrio rojo, con un ambiente completamente diferente; evidentemente lleno de luces rojas, iluminando las ventanas donde se exhibían las prostitutas, los sexshops, los locales de estriptise; en las esquinas grupos de negros te cantaban o susurraban las drogas a disposición; grupos de japoneses paseaban cohibidos, chicos solitarios o en grupo que miraban la próxima pieza a comprar; parejas, como nosotros, que observaban con curiosidad y reprobando; individuos excéntricos, personajes escapados del manicomio, peleas; ... El martes por la noche tuvimos una larga discusión con Alexandra sobre legalizar o no la prostitución. Yo estaba a favor siempre que se favoreciera la seguridad y voluntad de las chicas, pero Alexandra opinaba desfavorablemente, porque éticamente no era aceptable. De todas maneras, al final concluimos que, a pesar de todo, la prostitución se tenía que ocultar. Seguramente no era correcto mostrar a cualquier transeúnte o menores de edad, aquellos cuerpos descubiertos, insinuándose; ni las carátulas de vídeo y los estrambóticos artefactos de los sexshops. El miércoles fue un día más social. Al mediodía nos encontramos con Ramon delante de la estación de trenes. Se presentó con una bicicleta con la rueda de delante decorada con flores de girasol y con unos zapatos que hacían juego, amarillos y con unos gira-soles pintados. Era toda una atracción circular con bicicleta cerca de él, todas las miradas se dirigían hacia nosotros. Nos propuso comprar algo en un supermercado e ir a comer en algún parque. Aceptamos, por que igual que la suya, nuestra economía no estaba por demasiados gastos. Pedaleamos hasta Vodelpark, un gran parque al sur de la ciudad, lleno de lagos, césped, algún pájaro salvaje y mucha gente reponiendo. Allí empezamos a conversar sobre el carácter de los habitantes de Amsterdam. Ramon empezó a explicar que la gente en Amsterdam té muy poca paciencia y se expresa con bastante violencia. Después nos habló de la indiferencia y del gran crecimiento de la intolerancia en Holanda. De todas maneras, Ramon creía que el nivel de racismo continuaba estando por debajo de la mayoría de países. Entonces explicó que los asesinatos del cineasta Theo Van Gogh y el político Pin Fortuyn, ambos con un discurso xenófobo, empujaron a la sociedad hacia posiciones más intolerantes. Por eso, al final concluía que la imagen de libertad de Holanda no era real. A continuación sacamos el tema de las drogas blandas, que son legales en Amsterdam. Explicaba que la venta (siempre cantidades inferiores a 30 gramos) y el consumo era legal, pero la producción (mayor a 8 plantas de marihuana) no era legal, ni tampoco almacenarla, por eso, cada día los diarios reservaban alguna columna a las confiscaciones de drogas o descubiertas de plantaciones por parte de la policía. Finalmente expresaba que las drogas y la prostitución son los principales reclamos turísticos de Holanda. En el caso de la prostitución, comentaba que el 95% de los clientes del distrito rojo eran turistas, y de éstos la mayoría eran ingleses y americanos. Tomé el pulso en el mundo con Ramon que opinó que el principal problema en el mundo es que la gente sólo piensa en sí misma y en su entorno próximo ignorando grandes problemas como la polución y la pobreza. La solución al problema sería actuando, aunque la humanidad no actúa sobre problemas que pueden ser graves en un futuro lejano. A él también lo afecta el problema de pensar en sí mismo y no sabe cómo salir del circulo. Repitió que el principal problema en Holanda es la intolerancia, a pesar de qué visto desde otros países no parezca así. Holanda se está convirtiendo en un país políticamente de derechas. Él sólo puede ayudar en la solución del problema parlando sobre ello. Ramon no se siente feliz por que todavía está afectado por las consecuencias de acontecimientos que sucedieron cuando era un niño. Está trabajando para ser más feliz, por ejemplo haciendo terapia de grupo. El secreto de la felicidad es aceptar tu situación y disfrutar de las pequeñas cosas. Por la noche seguimos la conversación con Juan, originario de Argentina, y Susana, de España, que nos invitaron a cenar a su casa. Nos sorprendió, al entrar a su bloque de pisos, la inclinación de las escaleras, con peldaños de menos de un palmo de ancho y más de un palmo de altura. Al llegar arriba, casi mareados del vértigo, explicaron que la mayoría de escaleras de las casas del centro eran iguales. Durante la cena nos explicaron que la legalización de las drogas y la prostitución en Holanda ha causado que el centro de operaciones en Europa del tráfico de mujeres y de drogas se haya situado en Amsterdam. Por otro lado explicaban que la mayor parte de la prostitución en Holanda continúa siendo ilegal, al igual que la mayoría del comercio de drogas, que incluía muchas drogas duras. Según lo que contaron, el actual gobierno de derechas no veía con buenos ojos la legalización de las drogas y la prostitución, igual que la mayoría de la sociedad, pero muy pocos quieren volver atrás en otros derechos como la eutanasia, el aborto y los matrimonios homosexuales. Finalmente explicaban que todo el movimiento social de los años sesenta, que dio a Holanda una imagen de un país libre, había desaparecido completamente. Seguimos hablando de la situación a Argentina, de un viaje que habían hecho recientemente a África y finalmente los entrevisté para tomar el pulso al mundo. Juan comentó que en el mundo hay muchos problemas, de todas maneras el principal problema del mundo es el incremento de desigualdades, Susana apuntaba la indiferencia. La solución, quizás utópica, es la participación. Ellos personalmente intentan reflexionar, comunicar y participar en organizaciones, como Arquitectos Sin Fronteras. Al hablar de Holanda, Susana creía que el principal problema es el individualismo, la falta de interés y de participación y Juan señalaba la farsa holandesa que se muestran como un país que en realidad no es. Ven muy difícil cambiar la cultura de un país. Juan y Susana se consideran muy felices, porque están juntos y hacen muchas cosas que les llenan y tienen muchos proyectos para realizar. Serían más felices yendo a vivir en un país más cálido. El secreto de la felicidad es tener proyectos y realizarlos para después tener nuevos proyectos a realizar. Desde que llegué a Amsterdam que tenía curiosidad para demostrar una teoría que no había leído antes. Amsterdam está al pie de la inmensa laguna que está separada del mar por el dique que habíamos cruzado días antes. No sé la fecha de construcción del dique, en cualquier caso se tenía que haber fundado más tarde que Amsterdam. Por lo tanto, antiguamente Ámsterdam, con sus canales, estaban al nivel del mar, pero al construir el dique, parece que las aguas del mar (o de la laguna) se rebajaron cuatro metros y medio. Así pues, a no ser que construyeran otros diques o compuertas, los canales de Amsterdam se habrían vaciado. Pregunté a Ramon y me comentó que no era cierto, que Amsterdam estaba igualmente a 4,5 metros bajo el nivel del mar. Pero después investigué y observé de lejos que había unos grandes sistemas compuertas para los barcos que separaban el gran canal de la laguna. Más tarde también observé que en otro pequeño canal que parecía que comunicaba con la laguna había un sistema de compuertas donde las aguas de Amsterdam estaban unos dos metros por encima de las de salida. Hoy hemos estado de bastante mala suerte. Por la mañana hemos ido a buscar con la Hymer bombonas de campingaz en una tienda cerca de donde estábamos aparcados. Allí, aparte del gas, también hemos comprado dos bidones de gasoil, de 20 litros cada uno, pensando ya en África. He salido del aparcamiento marcha atrás sin darme cuenta que detrás había una farola, fuera de mi campo de visión, con la mala fortuna que hemos chocado con la rueda de mi bicicleta y el parachoques. Todas las luces del lateral de la Hymer se han roto y la rueda de mi bicicleta ha quedado bien abollada. De todas maneras nos hemos apañado para cruzar el canal con las bicicletas y llegarnos a diversas tiendas de bicicletas, que no tenían ninguna rueda de recambio hasta que al final nos han ofrecido una por 70€, casi tan cara como toda la bicicleta. Hemos decidido probar suerte en alguna otra ciudad y hemos vuelto a la Hymer desanimados y con ganas de marcharnos de la ciudad. Entonces hemos decidido aprovechar que era el viernes y salir de fiesta para animarnos y marcharnos al día siguiente. Nos hemos soltado y hemos comprado una pequeña caja de setas mágicas, que sin comérnoslas todos, nos han proporcionado una velada de imaginación visual desbordante y descontrolada. Den Haag (ver en mapa) 17/10/2006: El sábado nos despertamos tarde, con los efectos alucinógenos de las setas diluidos. Tal como habíamos decidido el día anterior, nos pusimos en marcha para salir de Amsterdam, pero antes paramos a los grandes sistemas de compuertas que separaban Amsterdam de la laguna. Es interesante porque se puede pasear por encima, pero allí mi teoría explicada anteriormente cayó por el suelo. El agua de la laguna parecía unos centímetros por encima de las aguas de Amsterdam. Ante esta visión insólita ayer estuve investigando en Internet y obtuve unas respuestas interesantes. Por ejemplo, Holanda tiene unos 3500 km de defensas o diques, bordeando los ríos, lagos, mar ... Un 26% del país se encuentra bajo el nivel del mar. Sin los diques, un 66% del país sería inundado periódicamente, de hecho, en el pasado, Holanda sufrió diversas inundaciones con miles de muertes. Según parece, la laguna - en realidad llamada lago Ijssel- se encuentra en el mismo nivel del mar, por lo tanto es de extrañar que los canales de Amsterdam se encuentren al mismo nivel que el lago Ijssel. La explicación en las compuertas que estaban unos 2 metros por debajo de los canales de Amsterdam estaría relacionada con el 26% de terreno que está bajo el nivel del mar. Por otro lado, el dique de 32 kilómetros finalizado en 1932 se construyó para poder construir otros diques rodeando trozos del lago para poder drenarlos durante diversos meses para finalmente secarlos y utilizarlos como tierra fértil. El sábado, después de observar las compuertas y de comer, nos dirigimos hacia Hoevelaken, el pueblo donde vive mi ex, Eva. No es que tuviera fijación con ella o tuviera ganas de volverla a ver. El caso es que desde hacía semanas me había caducado la tarjeta de crédito. Mi padre había recibido la nueva tarjeta y la dirección más sencilla donde me la podía enviar era la casa de Eva. El domingo anterior ella todavía no había recibido la carta de mi padre, así pues, habíamos vuelto a quedar en una semana. Dormimos en un aparcamiento del pequeño pueblo de Hoevelaken y al día siguiente visitamos a Eva. Comimos con ella y pasamos una tarde bastante agradable conversando y jugando con sus gatos. Después empezamos a hacer camino hacia Leiden, un pueblo entre Amsterdam y Den Haag. El lunes visitamos Leiden, al cual no encontramos mucho atractivo turístico, aparte de los típicos canales, que parecen repetirse en muchos pueblos Holandeses, y un gran molino de viento. Mientras paseábamos nos detuvimos a mirar unas postales, muy útil para ver los puntos de interés de la zona y para observar las técnicas utilizadas en las fotos. En unas postales había unas imágenes muy bonitas de unos molinos. Miré atrás y me apunté sus nombres en la mano con un bolígrafo para buscar después su posición en Internet. Por la tarde nos dirigimos hacia Zoetermeer, el pueblo donde vivía Ewout, un chico que habíamos conocido en el campo de Klöden. Lo habíamos escrito hacía unos días comentándole que estábamos en Holanda y nos invitó a visitarle. Aprovechamos la visita para conectarnos a su wifi y para copiarnos unas quince películas de sus cds al ordenador. Pero también tuvimos tiempo para conversar bastante, consultar toda la información de los diques a Internet e ir a beber unas cervezas al centro de la ciudad con unos amigos suyos. Ewout es concejal del ayuntamiento de Zoetermeer. Uno de sus amigos que se presentó también es concejal y estuvimos bastante rato hablando de política. Más tarde también se incorporó otro chico de origen norte irlandés. Le estuve preguntando bastante por la situación en Irlanda del Norte y me comentó que a pesar del proceso de paz, la situación todavía es muy tensa y con mucho odio acumulado entre católicos y protestantes. Comentó que había que invertir en educación para enseñar a convivir. En cualquier caso las heridas tardarán tiempo a cicatrizar. Debido a su situación familiar él siempre se encontró entre las dos comunidades y eso hizo que en vez de tener más amigos tuviera más enemigos, hecho que lo hizo huir del país cuando tuvo la oportunidad. Ahora, explicaba, se encuentra muy bien en Holanda, un país con mucha libertad pero con demasiadas reglas. Hoy por la mañana me he despertado temprano y he conducido hasta el pequeño mercado de Zoetermeer. Alexandra ha seguido durmiendo detrás. Ewout me había explicado que en el mercado había un hombre que arreglaba bicicletas. Me he dirigido con mi bicicleta que todavía tenía la rueda del detrás de doblada, pero el hombre me ha dicho que no tenía ninguna rueda de recambio que me fuera bien. Después he ido a otra tienda que me había indicado Ewout y allí sí que tenían. Me ha costado 40€, pero me la he tenido que instalar yo mismo. Más tarde hemos ido a visitar los molinos que habíamos observado en las postales de Leiden, los molinos de Leidschemdam, construidos a mediados de mil seiscientos. Son tres grandes y bonitos molinos antiguamente utilizados para drenar unas tierras, para sacar el agua hacia un canal más elevado que todavía existe. Actualmente son utilizados como vivienda, como atractivo turístico y como imagen de las postales. Después del paseo mágico entre los molinos nos hemos dirigido hacia Den Haag con la intención de visitar la ciudad al día siguiente. Roterdam (ver en mapa) 19/10/2006: En Den Haag hay la sede del gobierno de Holanda y la residencia de la familia real. Sí, Holanda, igual que en Dinamarca también es un reino, en concreto tienen una reina, pero aquí no hablan mucho de ello y no la muestran en las postales. Alexandra ya se temía que Den Haag sería una ciudad sin demasiado atractivo, y como hacía mal día, se quedó en la Hymer haciendo ganchillo mientras yo iba a dar un paseo en bicicleta. Y efectivamente, no hay demasiado que comentar. Al mediodía nos dirigimos hacia Rotterdam, pero no hacia el centro, más bien al sur de la ciudad. Allí había un distribuidor de la Hymer. Tenía intención de arreglar la luz la izquierda de atrás que no funcionaba desde el pequeño accidente en Amsterdam. Pero llegamos un poco más tarde de la cinco y nos dijeron que hasta el día siguiente no se lo podrían mirar. Aparcamos en un descampado y me puse a trabajar mientras Alexandra acababa de confeccionar una bonita bufanda que la había mantenido ocupada durante tres o cuatro días. Cambiar la luz de la Hymer no ha sido tanto caro como me esperaba, pero tampoco muy económico. A continuación nos hemos dirigido hacia Rotterdam, en un barrio a las afueras, donde habíamos quedado con Walter. Walter es un informático que vive en un piso bastante grande con un gato. Nos había invitado a cenar con un amigo suyo, José Luís, de España, Malaga, que estaba haciendo un post-grado de inteligencia artificial en Rotterdam. Walter cocinó un sencillo plato holandés: puré de patatas con vegetales y salchichas. Estuvimos conversando de viajes, África, malaria ... No fue un buen tema de conversación para Alexandra que, aunque se ha decidido a acompañarme al siguiente continente, no deja de estar asustada. Después hablamos de proyectos y de cómo ejecutarlos. José Luís comentó que a veces, algunos sueños sólo se consiguen cuando no los deseas. También entrevisté a los dos. Walter pensaba que el principal problema del mundo es la intolerancia. Hospitalityclub puede ser parte de la solución, ya que te permite conocer a gente de muchos países diferentes y te ayuda ser más tolerante. En Holanda la intolerancia también es el principal problema, la intolerancia de los extremistas de cualquier religión. No cree que el problema pueda desaparecer en las próximas décadas, se tendrán que acostumbrar. Tampoco cree que él pueda colaborar a cambiarlo, aparte de hablar de ello. Walter es feliz, porque últimamente ha tomado las decisiones correctas, entre ellas la de hacer un viaje por todo el mundo. No cree que pueda ser más feliz, y si tuviera novia sería igual de feliz. El secreto de la felicidad es no ser egocéntrico y conocer opiniones y gente diferente. José Luís opinaba que el principal problema del mundo es el poder y el dinero, porque la mayoría de problemas del mundo tienen la causa en el sistema económico actual y en la distribución de dinero y de poder. No hay solución, pero una solución utópica sería la revolución. Él personalmente sólo puede hacer pequeños pasos, que quizás son mejores que grandes pasos. El principal problema en España son los inmigrantes que arriesgan la vida para llegar a España y después Europa. La solución quizás sería borrando fronteras. Él personalmente intenta tener la mente abierta. José Luís es feliz. Antes no era feliz porque no estaba contento con el sistema, hasta que se dio cuenta de que el sistema también le estaba robando la felicidad y decidió simplemente ser feliz. Sería más feliz teniendo más confianza. El secreto de la felicidad quizás es olvidar el concepto de felicidad. El piso del Walter se encuentra en una segunda planta con vistas a un parque. Al marcharnos, Walter comentó que si no hubiera diques en Holanda podría llegar a su piso en barca, ya que nos encontrábamos a uno de los puntos más bajo del país, a 6,5 metros bajo el nivel del mar. Belgium Antwerpen (ver en mapa) 23/10/2006: Hemos pasado 4 días en Antwerp muy agradables y con muy buena compañía. Desde Rotterdam habíamos escrito a diversas personas de Couchsurfing a Antwerp y tres nos habían contestado: dos chicas y un chico. El chico nos proponía una cena vegetariana por tres euros en un local de ocupas o squatteres. Nos pareció interesante y enviamos un mensaje a las otras dos chicas para que se pusieran en contacto con el chico y también vinieran. Remco vive en un piso bastante céntrico, un poco viejo pero muy acogedor. Sólo de llegar nos ofreció su conexión de Internet, aunque no por mucho rato, ya que al cabo de poco llegó su amigo Denís y nos dirigimos hacia el local ocupa, bastante arreglado y limpio. Llegamos temprano y estaba un poco vacío, pero poco antes de las ocho se llenó hasta los topes. También se presentaron las dos chicas que habíamos contactado: Elise y Ellen. A las ocho en punto se formó una cola ante la cocina y nosotros nos añadimos y al cabo de un buen rato salimos con un delicioso plato con arroz, patatas asadas, tofu, vegetales ... Comimos sin hablar mucho, saboreando aquel manjar. Después, con el apetito satisfecho, empezamos a conversar de la mentalidad Belga en comparación a la Holandesa. Los Belgas dan más importancia a la privacidad, por ejemplo las casas no acostumbran a tener grandes ventanales siempre abiertos, por lo tanto, tampoco se pueden controlar tanto. Después comentaron que los belgas no tienen un sentido nacional muy fuerte, de hecho, el sentimiento flamenco en el norte y el sentimiento walonès en el sur son casi tanto fuertes como el sentimiento belga, aunque parece que muy pocos hablan de división. A pesar de todo, cuando en un comentario mencioné que en el norte de Bélgica se habla holandés (Duch) pusieron el grito en el cielo y me rectificaron explicándome que hablaban flamenco, aunque sólo se diferenciaba del Duch por el acento y unas pocas palabras. En otra conversación, Elise comentó que había estado viviendo dos años en Madrid, allí la ropa y la comida eran más económicas que en Bélgica, pero la fiesta y los alquileres eran más económicos a Antwerp, y los salarios mucho mejores. Finalmente comentaron que en Bélgica hay mucha inmigración - y realmente los siguientes días lo pudimos constatar . La consecuencia de eso es un aumento del racismo y de los votos del partido de extrema derecha en Antwerp, con un apoyo de un tercio de los votantes. Al volver del local nos perdimos y aparcamos en una calle cualquiera. A media noche nos despertamos por un golpe detrás de la Hymer. Abrimos las persianas pero no vimos nada extraño. De todas maneras, al día siguiente por la mañana examiné qué había pasado por fuera y la sorpresa fue considerable: la rueda posterior de mi bicicleta estaba bien abollada, y sólo hacía cuatro días que la había cambiado. Al mediodía nos volvimos a encontrar con Remco y le explicamos la mala suerte que habíamos tenido. Se miró la rueda y comentó que quizás la podía arreglar, sin necesidad de cambiarla. Y efectivamente, estuve toda la tarde haciendo presión con el pie, tensando y destensando varillas y finalmente volví a montar la rueda como si fuera nueva. Por la noche hicimos una barbacoa en casa de Remco, con Denis. Los postres fueron exquisitos: plátano con azúcar y ron, envuelto con papel del aluminio cocido a las brasas. Durante la cena nos sugirieron que al día siguiente domingo podríamos ir a visitar el pueblo de Lillo, un antiguo pueblo de pescadores que se ha conservado en medio del inmenso puerto de Antwerp. Y efectivamente, el pueblo tenía cierto encanto aunque lo más sorprendente eran los kilómetros y kilómetros de muelles, compuertas, refinerías y fabricas que tuvimos que cruzar para llegar. Domingo, aparte de pasear por Antwerp, Alexandra acabó de configurar y reservar todo el itinerario de aviones y autocares para llegar a su casa en Transilvània y volver al cabo de dos semanas. Hacía días que estaba preocupada por la salud de su abuela. Por otro lado, si no hace el viaje ahora, después tendría problemas para volver a entrar en el espacio chengen, ya que casi ha agotado los 90 días de permanencia que tiene disponibles cada 6 meses. Por suerte, Rumania entrará en el 2007 en Europa y Alexandra ya no necesitará más visados ni permisos para viajar por Europa. Por la noche volvimos a cenar en casa de Remco, pero esta vez cocinamos nosotros, bueno, en realidad Alexandra cocinó su deliciosa especialidad de puré de patatas con ajo crudo troceado. También había otros amigos, todos chicos, encontré curioso que entre ellos se saludaran con un beso en la mejilla y me atreví a tocar el tema. No creo que les gustara hablar de ello, pero me comentaron que en Bélgica era común saludarse con los amigos de esta manera, igual que en Cataluña también lo era entre familiares. Fuimos a tomar algo y antes de marcharnos a dormir Remco y Denis nos quisieron mostrar el barrio rojo de Antwerp. Sólo un par de calles pero sólo de entrar quedamos alucinados. En sólo dos calles parecía haber más prostitutas y libertinaje que en todo Amsterdam. Aquí también se mostraban detrás de ventanas con neónes rojos, ¿entonces cuál era la diferencia entre legalizar y no legalizar? Hoy, hemos vuelto a pasear por el bonito casco antiguo de Antwerp y nos hemos fijado con la estatua en el centro de la plaza de Grote Markt: un chico lanzando la mano de un gigante que se retorcía de dolor en el suelo. Remco nos havia explicado la historia del nombre de la ciudad, que proviene de la frase "lanzar la mano". Se ve que antiguamente había un gigante que para atravesar el río cobraba abusivamente a los habitantes, hasta que un día, uno avispado joven consiguió cortarle una mano y la lanzó al río. Por la tarde, antes de marcharnos hacia Gent entrevisté a Remco. Remco opinaba que la gente del mundo vive cegada por las cosas materiales, en parte debido a la publicidad. La solución tendría que partir del individuo, siendo más abierto y tolerante. Él también puede ayudar en la solución iniciando este cambio y compartiéndolo. El principal problema en Bélgica es el crecimiento de los partidos de extrema derecha. Si se crea un frente en contra los partidos racistas, puede ser contraproducente. El tiempo quizás lo solucionará y si alguna vez estos partidos suben al poder quizás entonces la gente se dará cuenta de lo poco que convienen. El personalmente intenta ayudar en la solución simplemente viviendo con armonía con su manera de pensar. Remco se considera razonablemente feliz: tiene buena salud, buenos amigos y familia. Sería más feliz con pareja pareja. El secreto de la felicidad es sentirse bien uno mismo y aceptar las cosas tal como son. Gent (ver en mapa) 27/10/2006: Hemos tenido una semana un poco crispada. Ya hace semanas que siento que Europa se me está quedando pequeña. Pero debido a los esponsores y a medios de comunicación no puedo iniciar la segunda fase del viaje (África) sin cerrar antes nuevos acuerdos que estoy intentando renegociar actualmente a través de internet. Alexandra también se siente un poco desorientada o desmotivada, por que aunque me ayuda bastante, todavía no se ha implicado al 100% con el viaje o proyecto y dispone de bastante tiempo sin llenar. Estos últimos días hemos hablado y parece que finalmente hemos encontrado una idea que parece que la motivará. Por otro lado, estos días hemos estado básicamente en Gent, pero no del todo. Llegamos el lunes por la tarde en Gent, pero llovía y nos quedamos a dentro de la Hymer. A la noche empeoró un problema que tenía con el cargador de mi portátil, podía conectar el ordenador a la electricidad pero no cargaba la batería. El martes por la mañana, tratamos de encontrar un cargador a través de Internet pero al final decidimos ir a mirar a las oficinas del fabricante en Bruselas. Al mismo tiempo intentaríamos solucionar un problema con la nevera, que no enfriaba lo suficiente. Nos dirigimos el mismo día, pues Bruselas sólo se encuentra a 50 kilómetros de Gent. Pero en las oficinas del fabricante me informaron de que sólo podía adquirir el cargador a través de internet y el servicio técnico de la nevera estaba cerrado porque llegamos una poco más tarde de las cinco. Nos quedamos trabajando delante de unas oficinas que tenían internet sin cables y sin proteger. Encargué el cargador del portátil a través de Internet y lo hice enviar a casa de Remco, en Antwerp. Hacia las nueve y media, después de trabajar los dos casi sin interrupción con el ordenador e Internet, el transformador del coche emitió un silbato indicando que la batería estaba baja. Siguiendo el procedimiento de siempre arranqué el coche, bien, esta vez sólo lo intenté. El motor no se puso en marcha, pues la batería estaba demasiado baja. Por lo visto, la avería del cargador del portátil lo había provocado. Dejamos reponer la batería durante media hora, con la esperanza de que milagrosamente se recargara, pero naturalmente no fue así. Por suerte tenía el servicio de asistencia en carretera proporcionado por Zalba Caldú. Pero me hacía pesar llamarlos, porque en Italia me había pasado exactamente el mismo. Intentamos arrancar el coche aprovechando la poca pendiente de la calle. Pero a pesar de empujar los dos con fuerza, la Hymer se quedó clavada en medio de la calle. Entonces sí que llamé el servicio de asistencia, que llegó no mucho más tarde de media noche. Por suerte, el miércoles por la mañana solucionamos el problema con la nevera y acto seguido nos dirigimos otra vez hacia Gent. Aparcamos en una plaza desde donde captábamos internet gratuitamente. No hacía demasiado buen día, llovía, pero a media tarde dejó de llover y yo salí a visitar un poco la ciudad mientras Alexandra seguía trabajando con Internet. Al día siguiente, el jueves, hizo sol y salimos los dos a visitar Gent, que tiene un casco antiguo encantador, limpio y elegante, con diversos canales bordeándolo, con mucha gente tomando el sol cerca del agua. Diversos edificios e iglesias góticas, una catedral y un castillo se alzan majestuosamente. Sinceramente, nunca me había sentido atraído por Bélgica pero ahora descubro que sólo era causado por mi ignorancia. Después de la visita decidimos mover la Hymer porque la internet que había estado funcionando durante toda la tarde anterior dejó de funcionar. Ya había pasado otras veces en Bélgica, de todas, en el nuevo emplazamiento pudimos estar conectados y trabajando todo el resto de la tarde y todo el día siguiente por la mañana. Realmente adelantamos bastante trabajo, enviando el diario y contactando a diversos medios de comunicación pidiéndoles colaboración por África. Por la tarde nos dirigimos hacia Bruges. Brugge (ver en mapa) 30/10/2006: Bruges es una otra ciudad belga que enamora, rivalizando estrechamente con Gent. Gent quizás tiene un casco antiguo más elegante y compacto, pero aparte de eso no tiene demasiado más atractivo. Bruges es una ciudad que ha sabido mantener en conjunto un aire medieval y romántico. La lástima es que quizás por eso y porque era sábado, la ciudad estaba a reventar de turistas. Hicimos un recorrido de unas tres o cuatro horas con bicicleta, paseando entre parques tranquilos, por el lado de los canales, cruzando puentes de piedra, visitando un monasterio, diversas iglesias, molinos de viento, plazas, tiendas de chocolate ... Por la noche estábamos invitados por una chica de Bruges, Griet, que estaba hospedando una chica de Italia y su chico de Estados Unidos. Por supuesto la chica Italiana cocinó, pasta con una deliciosa salsa a base de pimiento, beicon y queso. Mientras nos deleitábamos con cerveza belga iniciamos la conversación con el chico, que había estado tres años en el ejército americano, sirviendo en Irak y Afganistán. Se había alistado por idealismo, pero ahora pensaba salir en dos semanas porque muchos de sus superiores eran idiotas, las reglas eran incomprensibles (por ejemplo no podían beber alcohol cuando los militares de otros países sí que lo podían hacer) y para acabar no encontraba ninguna explicación por la intervención en el Irak. De todas maneras, decía que si encontrara un motivo para la guerra seguiría en el ejército, aunque muchos de sus amigos hubieran muerto. También hablamos de viajes, supersticiones, psicología... pero poco sobre Bélgica. En cambio, el día siguiente por la tarde, Bélgica fue uno de los principales temas de conversación. Nos reunimos con Wim, que tenía una bonita casa en las afueras de Bruges. También estaba Vamke, una amiga de Wim. Wim era percusionista en un grupo de punk-rock que se intentaba abrir camino en Bélgica. De todas maneras, todavía no habían conocido a la gente correcta en el preciso momento. Después de mostrarnos diversos videoclips que habían grabado, empezamos a hablar del rey belga, que según ellos mantenía unido el país. De todas maneras, creían que el rey se sentía más Wallón que Flamenco, ya que hablaba mejor el francés que el flamenco (o holandés). Eso no es extraño a la Wallonia, donde la gente sabe hablar francés pero no flamenco. En cambio, en Flandes, explicaban que la gente sabía hablar perfectamente el flamenco, francés, inglés ... Se notaba que no se tenían demasiada simpatía por los Wallones, pero después, comparando con el nacionalismo vasco, catalán y español, acabaron admitiendo que en Bélgica se entendían mucho mejor. También hablamos de la inmigración y eso quedó reflejado a las entrevistas que les hice. Wim opinaba que el principal problema del mundo es la polución, por que debido a la polución la naturaleza se empieza a vengar y la naturaleza ganará. Actualmente quizás es demasiado tarde para una solución global. Él personalmente intenta ayudar utilizando más el tren que el coche, reciclando basuras ... El principal problema en Bélgica es la inmigración que no se integra. La solución se encontraría en la tolerancia y en la adaptación de los inmigrantes a las costumbres locales. Él personalmente intenta ser tolerante. Wim se considera muy feliz, porque tiene mucho más del que mucha otra gente quiere tener. Hay cosas que quizás lo harían más feliz pero si las tuviera quizás lo sería menos. El secreto de la felicidad es no esperar nada de nadie, aceptar lo que tienes y no quejarte de lo que no tienes. Vanke opinaba que el principal problema del mundo es la criminalidad: robos, asesinatos, violaciones ... No cree que las leyes aporten la solución. De todas maneras ella intenta vivir de acuerdo con la ley. El principal problema en Bélgica es la inmigración y la criminalidad. La solución sería tener más policía en la calle y enviar a los inmigrantes a su país de origen. Ella simplemente puede votar los partidos que apuestan por estas políticas. Vanke es feliz porque tiene un buen trabajo, buenos amigos... Sería más feliz teniendo chico y más amor, tiene muchos amigos pero a veces se siente sola. El secreto de la felicidad es amarse uno mismo y no tener envidia de lo que tienen los otros. Al oscurecer nos despedimos y empezamos el camino hacia el pueblo de Yepres. Durante la segunda guerra mundial, Yepres fue el último bastión del territorio Belga no ocupado por los Alemanes. Este rincón del suelo enclavado al suroeste del país representaba la barrera para los Alemanes para ocupar los puertos franceses en torno a Calais. Durante cuatro años murieron más de 300.000 soldados aliados, y muchos más Alemanes. Durante la ofensiva Británica de 1917, se sumaron un total de 500.000 víctimas en 100 días de combate, sólo para ganar 5 millas de territorio. La primera guerra mundial fue llamada la gran guerra, fue la guerra de las trincheras, el barro, el gas... Yepres, aparte de tener un bonito casco antiguo (naturalmente reconstruido), dispone de diversos museos y memoriales. Hoy hemos sido visitando diversos de los memoriales. Uno de los más tristes es la puerta de Menin. Es un gran monumento con casi 55.000 nombres de soldados sin tumba, Británicos y de la commonwealth, que murieron y se perdieron en el barro de las trincheras. Entre los millares de nombres descubrimos unos cuantos Indios. Otro impresionante memorial es el cementerio de Tyne Cot, el cementerio británico mayor del mundo, con case 12.000 soldados enterrados y casi 35.000 nombres más, grabados en las paredes pero sin tumba. Bruxelles (ver en mapa) 02/11/2006: Hoy por la noche, Alexandra ha tomado un avión hacia Rumania. Su abuela se encuentra enferma y la ha querido visitar, quizás por última vez antes de iniciar la aventura africana. Estaré doce días sin ella, intentando aprovechar el tiempo y también pensando en ella. Hoy, mientras volvía del aeropuerto de Charleroi hacia Bruselas he estado pensando, he reflexionado sobre el amor. Hasta hace poco, creía que sin dolor no hay amor. Pensaba que era normal sentirse triste al separarte de alguien querido. Pero después de ocho meses viajando y preguntando sobre la felicidad, estoy aprendiendo que no necesariamente es así. La Eylem y la Duygu de Estambul creían que el secreto de la felicidad era el amor. Y cuando les comenté que la gente que se enamora a veces se siente infeliz, me respondimos que si el amor fuera incondicional nadie se sentiría infeliz. También recuerdo otras respuestas: el secreto de la felicidad es amar y no esperar nada a cambio (de tu pareja). Al separarnos las lágrimas han aguado los ojos de Alexandra, pero yo simplemente he sonreído con complicidad. Quizás el viaje me está cambiando más rápidamente de lo que pensaba. Amo Alexandra, pero no la añoraré, al menos con dolor o melancolía. Preferiría estar con ella, pero acepto que el destino me dé la oportunidad de descubrir una parte más del itinerario en solitario. Seguiré siendo feliz intentando vivir al presente y conservando el recuerdo cálido de Alexandra. ----- El mismo lunes a la noche, después de visitar los memoriales de Yepres, empezamos a hacer camino hacia Bruselas. Alexandra quería celebrar el Halloween (martes) en la capital, de esta manera también estaría más cerca del aeropuerto. De todas maneras hicimos noche en Tournai, a medio camino. La guía recomendaba visitar el pueblo y al día siguiente salí a descubrirlo mientras el Alexandra se quedaba en la Hymer conectada a Internet y preparando la comida. Estuve una hora paseando por Tournai, una de las ciudades más antiguas de Bélgica, con una bonita catedral (pero en reconstrucción) y diversos edificios medievales. Por la tarde seguimos el camino hacia Bruselas. Habíamos intentado contactar a alguien con quien celebrar el Halloween por la noche. Pero nadie había contestado, por lo tanto decidimos salir igualmente cenando en un restaurante y celebrar un correo electrónico que había recibido de una revista que se ofrecía a pagarme muy bien los artículos que les enviara desde África. De todas maneras, no nos disfrazamos ni pintamos, porque Alexandra estaba un poco preocupada por el próximo viaje y por la salud de su abuela. Cenamos en un restaurante que recomendaba la guía, céntrico y bien de precio. Después de cenar aparcamos en un barrio que parecía tranquilo, aunque observamos bastantes inmigrantes, algunos de los cuales disfrazados. Estuvimos viendo una película en el ordenador y cuando ya nos disponíamos a dormir, un fuerte golpe seguido por el ruido de un cristal rompiéndose nos desveló. Me levanté. A fuera se oían voces. Entonces puse la alarma y las voces huyeron. Salí a fuera con el bate de beisvol y ya no había nadie. El cristal pequeño del lateral de la puerta estaba bien desmenuzado, pero todavía se aguantaba. Alguien lo había roto con la intención de abrir la puerta, entrar y robar. Por suerte estábamos a dentro. Por otro lado la Hymer tiene alarma y doble cerradura. Hemos sujetado el cristal que todavía se aguantaba con cinta adhesiva y hemos ido a aparcar en una otra zona de la ciudad, más residencial. Nos hemos quedado hasta hoy al mediodía, simplemente disfrutando de nuestra compañía y contando las horas que faltaban para separarnos. El cristal, decidí arreglarlo después de dejar Alexandra al aeropuerto. Mañana miraré qué tengo que hacer. ‹ Anterior (06/09/2006) MES Siguiente (2006-11-05)› ‹ Anterior (2006-09-29 - Germany) PAIS Siguiente (2006-10-23 - Belgium)› |
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