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‹ Anterior (09/07/2010) MES Siguiente (2010-09-07)› ‹ Anterior (2010-10-08 - Canada) PAIS Siguiente (2011-01-23 - Mexico)› US Bellingham, WA (ver en mapa) 10/08/2010: Llegamos a Bellingham, la última ciudad de la costa oeste de Estados Unidos antes de llegar a Canadá, un día de lluvia. Pero poco importó, porque no teníamos intención de visitar o conocer la ciudad, simplemente queríamos encontrar una buena amiga, Amy, la joven proveniente de Alaska que nos había alojado un año atrás en Xining en China. Volviendo a hacer muestra de su hospitalidad, Amy nos dejó su habitación mientras ella tomaba posesión del sofá de la casa compartida donde vivía. De todos modos, aquella noche no fuimos a dormir temprano porque antes fuimos todos juntos, incluyendo los sociables chicos con quien vivía, hasta una fiesta en una casa particular o house party. Según nos explicaron, las house parties son muy populares entre la juventud en Estados Unidos, mucho más que las discotecas o pubs. Uno de los amigos de Amy hizo de disjokey, seleccionando música muy buena, mientras el resto, unos 30 o 40, la mitad de los cuales iban disfrazados de maneras divertidamente ridículas, bailábamos animadamente. Cada uno de los asistentes a la fiesta había traido las botellas o latas de alcohol para el consumo propio, una buena manera para que nadie se aprovechara de los demás y llevara alcohol malo para terminar consumiendo el alcohol bueno de los demás, aunque también se podría interpretar como una falta de confianza o voluntad de compartir. Yo, que no iba tan preparado, preferí pagar unos pocos dólares y beber del punch que habían mezclado en la casa. De todos modos, al día siguiente me sentí muy cansado y pasé buena parte del domingo durmiendo, definitivamente ya no tengo la energía que tenía de más joven, o la misma capacidad para tolerar el alcohol, mientras tanto, Alexandra pasó buena parte del domingo, y también del lunes de compras con Amy. El lunes pudimos disfrutar de otro interesante aspecto de la cultura juvenil norteamericana, cuando Amy nos invitó a un concierto donde ella tocaba en otra casa particular. Amy nos explicó que hacía 3 semanas había creado un grupo de música con otros dos chicos y que ya habían compuesto 5 canciones y que ese sería el segundo concierto que hacían. Los otros compañeros de piso nos explicaron que en Estados Unidos se valora mucho más el trabajo amateur y que por tanto es mucho más fácil empezar un grupo de música, porque hay muchas fiestas particulares donde te invitan a tocar y donde puedes empezar a hacer algo de dinero vendiendo tus CDs o productos, algo muy diferente a Europa, donde los grupos se pasan mucho tiempo en el garaje ensayando antes de salir a tocar. Esa noche tocaron cuatro grupos de música en una pequeña casa donde había embutidas otras 30 o 40 personas. Sinceramente no fue la mejor música que hubiera escuchado nunca, pero sí experimenté uno de los ambientes más estupendos donde haya estado, en el que los asistentes animaban continuamente a los amateurs compositores, músicos y cantantes. El segundo grupo de música eran tres chicas de Oakland (cerca de San Francisco) que hacían un tour por la costa oeste de los Estados Unidos actuando en casas particulares donde las invitaban. Al día siguiente Amy nos comentó que también era aficionada a la poesía y que también era normal que los poetas hicieran tours por el país, recitando sus poemas en casas particulares y a continuación vendiendo sus CDs o libros. Definitivamente, en los Estados Unidos había cosas que funcionaban mejor que en Europa, como por ejemplo las universidades, las cuales son bastante libres (al menos la suya) donde podía estudiar lo que quisieras, incluso escoger tus estudios particulares. Lo que no era tan positivo eran los precios de las universidades públicas, cuyas matrículas anuales podían costar entre $ 8000 y $ 20000, por lo que muchos estudiantes tenían que pedir créditos para estudiar, aunque también se concedían unas pocas becas. También conversamos sobre muchos otros temas con Amy y sus amigos, entre ellos el desastroso sistema penal de Estados Unidos, donde las cárceles eran privadas y financiadas por el gobierno. Según Amy la justicia no actuaba bien, produciéndose muchos errores, aparte de aplicarse diferente según comunidades, por ejemplo homosexuales, afroamericanos, ... El sistema provoca que las cárceles estén llenas de gente que ha hecho infracciones al conducir o por posesión por marihuana, algo nefasto porque después de cumplir condena es muy difícil encontrar trabajo. Además están las penas de muerte, que después de aplicarse en muchos casos se demuestra mediante pruebas de ADN que los acusados eran inocentes. A pesar de la realidad de sus descripciones, inevitablemente la opinión de Amy estaba afectada por el caso de su primo que -según explicó- a la edad de 17 durmió con un chico de 10 años varias veces. A los 22 años, un amigo leyó el diario de su primo donde describía su experiencia y lo presentó a la policía para denunciarlo. Esta prueba permitió a la justicia, influenciada por el padre del chico de 10 años que era policía, condenar a su primo a 20 años de prisión, algo excesivo para Amy. Después de pasar 4 días relajados en Bellingham con Amy, dejamos atrás los días nublados de la costa y empezamos a hacer camino hacia el interior, donde el sol volvió a brillar y la temperatura a aumentar. La carretera estatal número 20, catalogada como la más bonita de Washington, fue ascendiendo un valle suave, hasta entrar en el Parque Nacional de North Cascades. Seguramente, ese Parque Nacional fue el menos atractivo visitado hasta el momento, pues las montañas no eran tan espectaculares, pero además, durante buena parte del trayecto estuvimos acompañados por líneas y torres de alta tensión y también se sucedieron algunas grandes presas que acumulaban grandes extensiones de agua sin demasiado atractivo. Por la tarde hice una pequeña caminata hasta el lago Rainy y al volver acabamos de hacer los pocos kilómetros que faltaban para llegar a Twisp, donde nos esperaba Debbi. Debbi, proveniente de Portland hacía dos semanas que vivía en Twisp, un pequeño pueblo que la tenía enamorada. Por la noche, cuando refrescó un poco la temperatura, salimos a pasear por la calle principal del pueblo, con la mayoría de las casas construidas de madera, algunas de ellas con una estética de las películas del salvaje oeste. Al día siguiente descubrimos un poco más del pueblo, paseando hasta la carnicería y hasta un supermercado sobre los estantes del cual había varios animales disecados, incluyendo un león, pues el propietario era un aficionado a la caza. Participando de las actividades de verano del pueblo, por la tarde, Debbi nos llevó hasta el río, donde nos bañamos junto a otros jóvenes que también se refrescaban en sus gélidas aguas. También fuimos al teatro al atardecer, a ver una obra muy interesante que trataba sobre la muerte. Y por la noche, quedamos con una amiga de Debbi para ir a ver una fantástica lluvia de estrellas fugaces, tumbados en el césped de su casa con las luces apagadas. Fue muy interesante vivir la vida de pueblo donde la gente deja las puertas de su casa sin cerrar, aunque no estén presentes, o dejen las bicicletas sin atar. Igualmente interesante fue conversar con Debbi, una profesora de economía que creía que el sistema económico actual colapsará, porque está basado en el crecimiento continuo, pero en un mundo con recursos limitados no se puede crecer eternamente y por tanto en un momento u otro pinchará. Hablando sobre la cultura americana, Debbi aportó unas curiosas reflexiones, explicando que los americanos eran como niños y que esperaban que el Estado actuara como padre. El gobierno de US era paternalista porque quiere evitar cualquier posibilidad que la gente se haga daño, porque no considera a la gente responsable de su seguridad, al tiempo que la gente considera que el gobierno es el verdadero responsable. Según decía Debbi, en Europa la gente se hacía más responsable de sus actos y por ejemplo allí no cruzan ilegalmente las vías del tren, y si lo hacen es bajo su responsabilidad. En cambio, en Estados Unidos, el gobierno debe prevenir de todas las maneras posibles que cruces las vías del tren, porque sino la gente cruzará las vías y luego culpará al gobierno si algún accidente ocurre. También las empresas deben vigilar por la seguridad de sus trabajadores o clientes, y por ejemplo en los MDonalds venden el café en envases que avisan ´cuidado con la bebida, está muy caliente´, porque hace unos años una mujer se quemó con el café y tuvo que ser indemnizada con mucho dinero porque el vaso no advertía que el café podía quemar. Desde el principio del viaje por América estamos teniendo mucha suerte al ser alojados gratuitamente por mucha gente diversa e interesante. Afortunadamente, ya hace tiempo que yo y Alexandra estamos en Couchsurfing y tenemos muchas referencias, incluyendo comentarios de gente que habíamos alojado antes de iniciar el viaje, favoreciendo que las personas que contactamos pidiéndoles alojamiento se muestren en general encantadas. Desde nuestra llegada sólo habíamos pedido alojamiento en las ciudades, durmiendo en las otras ocasiones en la furgoneta, pero ya hacía días que había propuesto a Alexandra de empezar a contactar a gente de pueblos pequeños o incluso que vivieran en ranchos o casas de campo para vivir experiencias diferentes. Fue así que fuimos alojados por Debbi en el pequeño pueblo de Twisp y a continuación por Angie y su familia que nos recibieron de maravilla en su rancho en el pueblo de Colville, aun en Washington pero cercano a Idaho. Cuando llegamos a su casa guiados por el gps, Angie no estaba, pero poco importó, porque su hija Clarissa nos dio la bienvenida cordialmente. Después de conversar un poco con ella, Clarissa nos llevó a visitar los animales de la granja, muchos de los cuales sólo tenían la función de animales de compañía o pets, entre los que había un par de perros, un gato, dos ponis, varios caballos, diferentes tipos de hámsters, un cerdo, ocas, patos, un pavo real, un gran pájaro similar a un avestruz, y otros animales que de seguro me olvido. Mientras visitábamos los animales, Angie llamó y nos propuso de ir a tomar una cerveza artesanal a una pequeña cervecería de pueblo, donde había un ambiente muy distendido y acogedor. A continuación volvimos a la granja con Angie, quien nos presentó a los otros hijos de la familia: Elli (la hermana gemela de Clarissa), Rachel y Luc, y más tarde Denis, su marido. Según explicó Angie, Denís siempre había vivido en el campo y se ganaba la vida cultivando diferentes cereales y forraje, mientras que ella y sus hijas se cuidaban de los animales, de los cuales sólo las vacas generaban algún beneficio con la venta de la leche. Como ya era costumbre entre la gente que nos ha ido alojando en Estados Unidos, nos ofrecimos de cocinar nosotros, y aquella noche comimos una gran tortilla de patatas, un plato típico español que Alexandra sabe cocinar muy bien. Tuvo suerte Alexandra que la paella que tenía la familia era antiadherente, algo difícil de encontrar en otras casas americanas. Por otra parte, a la mañana siguiente Angie cocinó unos deliciosos pancakes, que cubrimos de frambuesa que crecían en su jardín y nata artesanal separada con la leche ordeñada a sus dos vacas. Después de desayunar fuimos a ver una exhibición de avionetas en el pequeño aeropuerto de Collville, un concurso de cowboys amateurs que atrapaban terneros con lazos, y por la tarde asistimos a la recepción de la boda de unos amigos, la cual era bastante sencilla. En comparación a las fiestas de boda en España, había poca comida, pero por el contrario, los asistentes no estaban obligados a traer regalos de un valor equivalente al coste del banquete. Al día siguiente, domingo, lo seguimos disfrutando en compañía de la familia, por la mañana descansando y recogiendo frambuesas, y por la tarde volviendo a relajarnos a orillas del río Columbia. Por la noche, igual que habíamos hecho la noche anterior, seguimos mostrándoles fotos de nuestro viaje. Mientras explicábamos nuestro viaje, Angie se entristeció al conocer que en algunos países los americanos tenían la entrada vetada o complicada (Irán, Siria, Sudán,...) y que en muchos otros países US tenía muy mala publicidad. Observando esta familia y toda la demás gente encontrada durante nuestro viaje por Norte América, a mí también me hacía difícil pensar que hubiera países que no desearan recibir a nuestros amigos como turistas o visitantes. Nos encontrábamos en la misma situación que nos habíamos encontrado en Irán, un país donde la gente y la cultura también nos había maravillado, aunque las políticas de sus gobernantes causaran enemistades en todo el mundo. Durante nuestra estancia en Collville, también tuvimos bastantes ratos para conversar con Angie y sus hijas. Entre muchas otras historias interesantes, Angie nos explicó el caso de Denis, que tuvo un grave accidente mientras trabajaba en la granja. Angie se lo encontró inconsciente con la cabeza totalmente cubierta de sangre, siendo necesario un transporte urgente en helicóptero hasta la cercana ciudad de Spokane, donde lo intervinieron y mantuvieron ingresado durante una semana, para luego seguir el tratamiento a casa. Desgraciadamente, la familia no tenía seguro médico y al poco les llegó la factura del helicóptero y el hospital que subía unos 60.000$. No dejaba de ser otro infortunio añadido al accidente de Denis. Afortunadamente, siendo una familia conocida en Colville, la comunidad reaccionó y un amigo suyo organizó una recolecta que recaudó hasta 40.000 dólares, al mismo tiempo que el hospital se avenía a rebajar la factura. Otro tema de conversación fue la religión, aunque esta vez no fui yo quien inició el tema, fue Alexandra quien se interesó por las creencias de Angie, mientras yo las escuchaba un poco apartado. Según explicó, Angie había leído un poco sobre todas las religiones cristianas y había acabado decidiendo no aferrarse a ninguna secta e interpretar la Biblia siguiendo su intuición y sin intentar imponer su visión a nadie. Así pues, Angie se consideraba una cristiana muy abierta y tolerante con otras religiones, aunque últimamente la entristecía que el gobierno de US y la justicia estuvieran restringiendo la exhibición pública de símbolos religiosos, para no ofender a otras comunidades. Así pues, en la actualidad no se pueden exponer pesebres de Navidad en locales públicos o se están desmantelando algunas cruces que alzaban en terrenos de la administración. Después de un buen desayuno a base de panqueques, beicon, hamburguesas, nata, frutas del bosque y café, volvimos a la carretera dirección este, hacia el Parque Nacional Glacier, donde llegamos por la noche. Acampamos a las afueras del parque, pues en todos los parques Nacionales de US está prohibido dormir fuera de las áreas de acampada de pago. Al día siguiente entramos en el parque sin que éste nos llamara demasiado la atención, pero a medida que la carretera ascendía por un valle, las montañas escarpadas manchadas con clapas de nieve nos empezaron a encantar. Y mucho más me enamoré del parque cuando hice una caminata por la mañana hasta las cascadas de San Mary y Virginia, y por la tarde hasta un cuello con unas magníficas vistas sobre el lago Hidden. Al día siguiente hice otra caminata mucho más larga y espectacular hasta el Glaciar Grinnell, debiendo de caminar 10 kilómetros y 500 metros de desnivel. Después del esfuerzo, la mayoría de la gente se quedaba descansando a orillas del lago mirando el glaciar al fondo pero yo crucé un río medio mojándome los zapatos y me dirigí hacia el glaciar. Animado por otra pareja que seguían mis pasos, me llegué hasta el centro del glaciar, que ofrecía un impresionante espectáculo de hielo, roca y agua. De todos modos, al volver hice un salto por sobre una de las grietas tapadas por rocas y hielo, pero apenas apuntalar el pie al otro lado sentí un ´creck´ muy grave y profundo que me hicieron correr hasta tierra firme intentando ser más ligero que un gato. Tardé un buen rato a sacarme el susto del cuerpo, pensando que tal vez había tomado un riesgo demasiado grande para disfrutar de una nueva perspectiva de los paisajes y tomar una buena foto. De lo que no me arrepentía era de haber caminado los 10 kilómetros de subida, aunque al volver a descenderlos fue bastante agotador. Por suerte, al cabo de 5 horas, Alexandra me esperaba abajo con la mesa preparada, feliz también por haber tenido una mañana relajada leyendo el final de un libro y el principio de otro sentada a la sombra de un árbol. Parque Nacional Yellowstone (ver en mapa) 24/08/2010: Aunque en la costa oeste de Estados Unidos, había muchos lugares desérticos de gente, no fue hasta llegar al estado de Montana, cruzándolo de Norte a Sur, que recordé las palabras de un americano que una vez me dijo: ´Si alguna vez quieres estar realmente solo y saborear la soledad, tienes que ir a US´. Y realmente era así, porque esta tierra en Europa (o en el resto del mundo) estaría superpoblada de pequeñas granjas y pequeños pueblos desde hacía muchas generaciones. En cambio, en Estados Unidos, aquel paisaje ondulado, de hierba seca y de montañas lejanas, sólo tenía marcas de presencia humana cada diez o veinte kilómetros, con algún minúsculo pueblecito, un rancho, algunas segadoras recogiendo cereales, u ocasionalmente grandes extensiones de campos verdes que se mantenían irrigados con maquinaria pesada. De todos modos, donde de seguro ya no se podía encontrar la soledad era en los parques naturales, algunos de los cuales reciben anualmente hasta 2 millones de personas, o 3 millones en el caso de Yellowstone, aunque en general no nos sentimos abrumados en ningún parque, debido a las buenas infraestructuras (carreteras y plazas de aparcamiento) y la gran diversidad de lugares interesantes a visitar o excursiones a realizar. Yellowstone fue el primer parque natural creado en todo el mundo, en el año 1872, y no es de extrañar teniendo en cuenta la belleza, espectacularidad y fantasía de su paisaje y puntos de interés. El parque de Yellowstone está situado sobre una gran caldera volcánica que calienta el agua subterránea hasta temperaturas muy superiores al punto de ebullición causando tal presión que éstas salen disparadas hacía arriba, por encima de la superficie, generando los géiseres, aguas termales, fumarolas y botes de barro. No hay otro lugar en la tierra con tal concentración de géiseres como Yellowstone, algunos de ellos elevándose periódicamente hasta los 40 o 50 metros, aunque lo más impresionante eran los colores de las múltiples piscinas y ríos de agua hirviendo habitados por diferentes especies de bacterias que pintaban las aguas con intensos azules, rojos, amarillos y verdes. El lugar realmente era mágico, pero no sólo las fuerzas de la tierra eran espectaculares, pues por el parque cruzaba el río Yellowstone y muchos otros ríos, que serpenteaban profundos cañones y saltaban impresionantes cascadas. También la fauna que habitaba el parque era sorprendente, visualizando en varias ocasiones extensos rebaños de bisontes pastando apaciblemente o con los machos disputándose las hembras en celo, incluyendo un par de ciervos, pero no el temible oso grizlie. Algunas veces tuvimos pararnos al lado de algunos coches con los ocupantes sosteniendo aparatosos telescopios que nos comentaron que habían visto puntualmente un oso grizlie saliendo de detrás unos matorrales, para nosotros resultaba una enorme pérdida de tiempo, sobre todo porque unas semanas atrás habíamos visto hasta 8 osos en un solo día en el Parque Nacional de las Sequoias. Necesitamos tres días completos para visitar las principales atracciones de Yellowstone, de todos modos, llevábamos una semana de viaje desde la última parada en la granja de Collville, y a mitad de la visita del parque decidimos hacer otra parada para disfrutar durante un par de días de la hospitalidad de Dan en Jackson. Dan resultó ser un chico alegre e interesante, aunque desde el primer momento intuimos que también podía ser bipolar y conflictivo. El siguiente día, después de salier de fiesta mientras nosotros dormíamos en la furgoneta, Dan nos explicó que había crecido en una secta cristiana que creía que el universo se había creado hacía 6.500 años, negaban la evolución de las especies y estaban convencidos de que el fin del mundo era inminente y que sólo ellos, si no pecaban, entrarían en el paraíso. Por suerte, el predicador (que disponía de una televisión privada y había financiado dos universidades) murió, y su sucesor poco después, dejando la secta en manos del hijo del sucesor, quien decidió integrar la secta en una corriente cristiana más mayoritaria, causando un gran disgusto entre sus fieles. Fue en este momento, que Dan, cuando tenía 18 años, se dio cuenta de que todos los dogmas que había creído desde la infancia no tenían ningún sentido y se volvió ateo. Sin embargo, Dan no había salido completamente bien parado, pues en el pasado había sufrido algunas experiencias traumáticas que no había superado del todo. Por otra parte, era evidente que había desarrollado su interacción social de adulto, convirtiéndose en una persona mucho más sociable que la media, pero al mismo tiempo sobrepasando a menudo los límites sociales establecidos, por ejemplo haciendo comentarios sexuales disonantes. El segundo día por la tarde, Dan nos llevó en teleférico hasta la cima de una montaña, donde en invierno se puede practicar el esquí descendiendo pistas con un desnivel de más de 1.000 metros, convirtiendo Jackson en un pueblo increíblemente turístico, gracias también a su proximidad a los parques nacionales de Teton y Yellowstone. Por la noche Dan volvió a salir de fiesta mientras nosotros descansábamos de nuevo en la furgoneta. La mañana siguiente la dedicamos a cambiar el aceite del motor de la furgoneta y luego volvimos a casa de Dan, donde éste estaba un poco extraño. Nosotros nos pusimos a trabajar con los ordenadores, mientras Dan se bebía una botella entera de ron y empezaba a divagar y a tener cambios de humor repentinos. La verdad es que nos sentimos muy incomodados y cuando Dan cayó profundamente dormido, decidimos avanzar una noche nuestra marcha. Lo llamé para despertarlo, pero no reaccionó y acabamos dejándole una nota donde a pesar de todo le agradeceremos los buenos momentos pasados en común. A continuación conducimos algunos kilómetros hasta la orilla del río Snake, a 2000 metros de altitud, frente a las montañas de Teton, donde nos relajamos lo que quedaba de tarde. Las anteriores dos noches el termómetro había descendido hasta los 5 º C y decidido a no pasar más frío, la siguiente noche dormí vestido, con camiseta de manga corta, camiseta de manga larga y jersey, bajo la sábana y la ligera manta y abrazado a Alexandra. Sin embargo, aquella noche fue gélida y los dos pasamos un frío infernal. A la mañana siguiente, antes de volver a hacer camino hacia Yellowstone miré el termómetro y éste marcaba -3 º C. Definitivamente nos tendremos que comprar una manta, porque la que nos había regalado Jordan de Holliwood resultará insuficiente en otoño de la costa este. Por otro lado, comentando con Alexandra le dije que prefería el calor de Dead Valley (50 º C) a pasar otra noche de aquellas, mientras ella replicaba que me había vuelto loco (seguramente era así). Los dos días posteriores al Parque de Yellowstone los tomamos con calma, conduciendo dirección a Rapid City y visitando por el camino, el cañón de Bighorn, espectacular pero no demasiado fotogénico, y el siguiente día Devils Tower (o torre del diablo), una impresionante montaña que se alza verticalmente, compuesta por columnas de roca formadas durante el enfriamiento de una gran masa de magma y posterior contracción y fragmentación. Finalmente, por la noche llegamos a casa de Carrie, que vivía con su hijo en un trailer o gran caravana un poco deteriorada. A nuestra llegada también había otra chica de Couchsurfing alojada por Carrie, Kaylene, del estado de Washington que había iniciado un viaje con una furgoneta con la intención de establecerse y trabajar en algún otro lugar de Estados Unidos que la atrajera suficiente. También había en Robbie, un compañero de trabajo de Carrie en ´AmeriCorps Vista´ o ´Voluntaeers of America´, una organización sin ánimo de lucro con base espiritual, según la Carrie no únicamente cristiana porque entonces la comunidad india o nativa no querría participar. La organización ayudaba a familias o personas pobres, las cuales suman unos 37 millones en todo US, ayudando en situaciones de emergencia (por ejemplo ofreciendo casa a los sin techo) o activando mecanismos para que las familias desfavorecidas pudieran ser autosuficientes. Comentamos a Carrie que no habíamos observado gente sin techo o viviendo en la calle desde que habíamos abandonado la costa Oeste, pero Carrie nos comentó que también había indigentes en el interior, además, en South Dacota había una gran comunidad de nativos Americanos, tradicionalmente mucho más necesidados que el resto de la población. Carrie nos comentó que incluso ella era una beneficiaria de AmeriCorps Vista, pues estudiar en la universidad mientras mantenía un hijo le ocasionó grandes deudas que la habrían llevado a la ruina, a no ser que la organización le hubiera pagado los estudios en cambio de ayudar a familias o mujeres que hubieran pasado por una situación similar a la suya. Durante las conversaciones de aquel primer encuentro, en Robbie comentó que el fin de semana iría a un pow-wow, un encuentro de tribus de indios que incluía concursos de canto y baile, y nos animó a asistir. Aunque habíamos planeado quedarnos 3 o 4 días visitando las atracciones cercanas a Rapid City, al final me dejé atraer por la atractiva propuesta, dejándonos sólo el siguiente día, viernes, para visitar unas pocas de las atracciones locales. Naturalmente no nos perdimos el Mount Rushmore, el famoso monumento que resume los primeros 150 años de la historia de Estados Unidos con las esculturas de George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. Rushmore se concibió y construyó durante la década de los 30 para atraer turistas y realmente funcionó, porque toda la carretera que enlaza Rapid City con Rushmore estaba llena de parques de atracciones temáticos, pueblos ambientados en el mid-west, parques de animales,... Entre éstos destacaban varias esculturas de grandes dinosaurios, recordando que en las montañas de black hills o Bad Lands (visitado al día siguiente) se habían encontrado numerosos fósiles de estos animales prehistóricos. El mismo mount Rushmore estaba concebido como una gran atracción turística, con un inmenso aparcamiento en su pie que nosotros nos negamos a pagar. Así pues, después de hacer las fotos pertinentes desde fuera, a continuación nos dirigimos hacia otra atracción de la zona, la cueva de la joya (jewel cave), la segunda cueva más grande del mundo, de la que se han explorado 245km de pasillos y corredores, los cuales suponen sólo el 2% del volumen total de la cueva, estimado a partir de la cantidad de aire que la cueva exhala cuando la presión exterior decae o que inhala cuando la presión exterior incrementa. Según este cálculo, aun pueden existir 10.000 km de corredores por explorar, por lo que siempre hay espeleólogos voluntarios que día a día van ampliando el conocimiento de la cueva. En cualquier caso, la visita a una de las salas de la cueva no fue muy extraordinaria, aparte de algunas pocas vetas de cristales que brillaban en el techo. El sábado temprano por la mañana seguimos conduciendo hacia el Este, dirección a Rosebud, la reserva de Indios donde se celebraba el pow-wow. A medida que íbamos conduciendo hacia oriente, el paisaje ondulado se iba aplanando y las carreteras se iban volviendo rectas, con sólo dos direcciones posibles: norte-sur, este-oeste, y total ausencia de carreteras con curvas o en diagonal dibujadas en mapa. De camino paramos en Wall, un pueblo que desde hacía tiempo atraía turistas ofreciendo café a 5 céntimos y agua fresca gratuita. A continuación nos desviamos hacia Bad Lands, otro parque natural que habríamos visitado con mucha más tranquilidad si no fuera por nuestra siguiente cita. En cualquier caso fue muy interesante recorrer la carretera que cruzaba aquella gran extensión de colinas y montañas extremadamente erosionadas por las lluvias y las riadas. Antes de llegar al Pow-wow, me cambié la camiseta que semanas atrás me había comprado por $ 2 en un supermercado, en la que había representada una gran bandera de Estados Unidos. Pensaba que los nativos americanos no estarían demasiado contentos con la nacionalidad que les habían impuesto uno o dos siglos atrás, pero sorprendentemente, el escenario circular donde se representaron las diferentes ceremonias y bailes estaba rodeado de banderas americanas que ondeaban con gran solemnidad. Al mismo tiempo, en diferentes ocasiones honraron a varios soldados nativos que habían servido al ejército y habían luchado por la patria en las diversas guerras extranjeras en las que había participado US. En cualquier caso, también me sorprendió que durante el acto algunos soldados nativos elevaran con orgullo algunas banderas capturadas al general Custer, un general de Estados Unidos de finales del siglo diecinueve detestado por los nativos, pues éste tenía la misión de entrar en los poblados indios matando, mujeres, niños y adultos hasta que los jefes de las tribus entraran en razón y accedieran a emigrar hasta las minúsculas reservas que les habían asignado. De todos modos, antes de que el ejército de los Estados Unidos consiguiera este objetivo, varias tribus de indios habían logrado frenar y aniquilar la totalidad del batallón de Custer, matando a 268 soldados americanos, incluyendo al general Custer. Las banderas capturadas a Custer, en medio de las banderas americanas durante la ceremonia, no dejaba de ser una manera de reivindicar el orgullo de pertenecer a la tribu, mostrando al mismo tiempo el orgullo de pertenecer al país. Aparte de las ceremonias de enaltecimiento de las banderas y los soldados nativos, gran parte del pow-wow consistió en un concurso de dos días de danzas y de antiguas canciones acompañadas de tambores. Fue fascinante vernos transportados a la antigüedad del continente americano, con danzas donde los hombres movían con éxtasis el cuerpo y los pies mientras las mujeres saltaban o giraban con sensualidad; emotivos cantos y ritmos de tambores ancestrales y la vestimenta de algunos pocos nativos, idónea para una buena película de indios y vaqueros. Desgraciadamente, la mayoría de los indios llevaban productos modernos que deslucían un poco sus vestimentas: tejidos con colores demasiado vivos (algunos fosforescentes), espejos, cinta aislante para sujetar algunas partes, cascabeles en los pies y zapatos hechos de bits de colores, que no dejaban de tener su gracia. A parte de disfrutar del pow-wow, al atardecer del sábado tuvimos una aventura nocturna, similar a las vividas en África, pero en este caso ambientada en América. Robbie conocía una chica que trabajaba para AmeriCorps y que vivía en una habitación alquilada en una misión Luterana, donde teníamos intención de pasar la noche. Pero al llegar, la mujer responsable de la misión nos interceptó y nos dijo que no nos podíamos quedar allí porque la amiga de Robbie no le había anunciado nuestra llegada con antelación. En aquel momento, obligados a irnos de un entorno paradisíaco con una excusa barata, recordé un chiste que el presentador del pow-wow había explicado al mediodía: ´Un hombre no demasiado honesto se ve obligado a hacer una estancia en el infierno después de morir. El hombre tenía mucho miedo del sufrimiento y caos que encontraría en el infierno, pero al llegar se encuentra que todo está en orden, con el césped cortado, las casas recién pintadas, las calles arregladas,... Extrañado el hombre pregunta a un demonio: ¿Qué pasa aquí? ¿No era el infierno un lugar terrible?; Sí, sí lo era, hasta que empezaron a llegar los mormones, respondió´. Pero después de nuestra experiencia, el chiste también se podría aplicar a los Luteranos, porque según su fe, esa mujer merecía ir al infierno, donde de seguro seguiría cuidando de su jardín. Entretanto, expulsados del paraíso, vagamos de noche por una reserva de Indios considerada peligrosa hasta que encontramos un aparcamiento junto a la carretera donde nos dispusimos a pasar la noche. Pero al poco se presentó un coche de la policía y muy amablemente nos explicaron que no nos podíamos quedar allí, porque era demasiado peligroso para nosotros, y también habíamos aparcado al lado de una penitenciaría. Finalmente, encontramos aparcamiento en un supermercado cercano donde no fuimos molestados el resto de la noche. El domingo antes de continuar con el pow-wow, se celebró una ceremonia religiosa abierta a todas las iglesias cristianas, a la que casi nadie asistió, porque seguramente la comunidad nativa sólo asistía a los servicios religiosos si a cambio recibían ayuda. De todos modos, durante el sermón intentaron atraer a los nativos americanos haciéndoles ver el paralelismo entre su espiritualidad y el cristianismo, recordando que ellos también creían en un gran espíritu (o único Dios) y también que iban a las montañas a tener visiones (o rezar). Es decir, Dios había revelado una parte de la verdad a los nativos, pero no toda, porque aún no habían tenido oportunidad de conocer la llegada de Jesús ni su Biblia. Robbie nos explicó que también había crecido en una iglesia sectaria, pero que había podido escapar de ella, a pesar de seguir creyendo en algo supremo. En cualquier caso, debido a la mala experiencia vivida con los Luteranos, durante la ceremonia religiosa Robbie se burló de toda la parafernalia, manifestando que la resurrección de Jesús tenía un gran paralelismo con los zombies que despiertan de la tumbas y viven después de morir, y que la eucaristía alentaba a beber y comer la sangre y cuerpo de Jesús, con el objetivo de contagiarse y convertirse en nuevos zombies seguidores de su mesías. El anterior fin de semana habíamos vivido una fascinante introducción a la cultura india o nativa-americana, desgraciadamente, los siguientes tres días fuimos alojados otra mujer de Couchsurfing que nos mostró la otra cara de la moneda. Pamela estaba apuntada desde hacía tiempo en un programa de acogida de niños maltratados o provenientes de familias muy desestructuradas o con problemas de alcohol. Hasta el momento había acogido en diferentes ocasiones hasta 100 niños, todos ellos hijos de familias indias. La última chica que había acogido tenía 14 años cuando la recibió, con problemas de alcohol y drogas debido al consumo habitual de su familia. Pamela la cuidó como hija propia, ofreciéndole amor, educación y estabilidad hasta los 17 años, cuando la chica estuvo preparada para entrar en un programa de inserción social y laboral en la ciudad SiuxFalls. Pero, al ser menor de edad, la chica necesitaba permiso de los servicios sociales de la reserva india, que decidieron retornarla a la reserva para facilitarle ellos mismos el programa de inserción social y laboral. Habiendo cuidado a la joven los últimos 3 años de su vida, Pamela se quejó de que no le ofrecieran el mejor futuro, pero los servicios sociales de la reserva le respondieron que ella no era de su raza o tribu y que la chica tenía que volver con los suyos. Pamela explicó que este desenlace había sucedido sólo hacía dos semanas, lamentándose de no poder tener contacto con la chica acogida, quien muy probablemente se vería abocada de nuevo al círculo vicioso del alcohol y las drogas en la reserva India. Pamela trabajaba de abogada fiscal por el condado de Lake Andes, el décimo condado (similar a provincia) más pobre de Estados Unidos (Rosebud era el segundo) porque en su interior albergan una reserva india que hace disminuir significativamente las estadísticas de riqueza (el 27% de la población vivía bajo la línea de la pobreza). Según nos explicó, las reservas Indias gozan de una jurisdicción e independencia similar a los estados, captando sus propios impuestos, redactando sus leyes, dirigiendo su propia policía,... De todos modos, a diferencia de los estados, el funcionamiento de las reservas indias en general es un fracaso, con gobiernos corruptos y nepotistas, y a veces permisivos con negocios de drogas, que sólo la policía federal o FBI tiene potestad para investigar. De todos modos, la ineficacia está bastante delimitada, porque a lo largo de los años los indios habían vendido numerosas tierras a los blancos, quedando fuera de la jurisdicción de la reserva, aunque actualmente los nativos están presionando para ampliar las fronteras hasta sus límites originales, haciendo temblar de miedo a los propietarios afectados. El siguiente día tuvimos oportunidad de asistir como espectadores a la corte o tribunal del condado donde Pamela trabajaba de fiscal. Nos sorprendió que todos imputados citados aquella mañana fueran nativos, todos ellos habiendo cometido alguna falta fuera de la reserva, en general relacionaba con problemas de alcohol, peleas, incumplimiento de penas,... Después Pamela y su secretaria nos contaron que en general, un 85 o 90% de los imputados en los juicios son nativos americanos, aunque estos sólo constituyan menos del 50% de la población del condado. Habiendo escuchado la historia personal de Pamela, pensé que la pobreza no podía ser el único causante del alto grado de delincuencia, y que quizá la cultura y la educación también afectaban. Pamela no tuvo una vida nada fácil, porque a los 16 años quedó embarazada y se vio obligada a abandonar los estudios y empezar a trabajar. Durante muchos años estuvo trabajando de camionera, pero finalmente, a los 40 años decidió retomar los estudios y se licenció como abogada. Seguramente ella tenía una fuerza de voluntad que faltaba a los imputados aquella mañana al tribunal. Como aspecto positivo, escuchando al juez, me pareció que la justicia americana era bastante flexible y estaba enfocada a castigar con el objetivo de evitar que se repitiera la falta. El juez siempre reducía la pena considerablemente e insistía mucho al acusado que si cometía alguna falta similar durante un periodo de tiempo determinado la reducción de la pena quedaría anulada automáticamente. Intentaban hacer al acusado responsable de su conducta imponiendo unos límites muy claros a sus futuros actos, así como las consecuencias de traspasarlos. Así pues, en muchos casos, el juez sólo imponía una multa, que los acusados tenían que comprometerse a pagar antes de un día determinado. Si no podían pagar las multas, el acusado las tenía que pagar con cárcel (a razón de 60 $/día de reclusión) o trabajos en la comunidad (a razón de 8$/hora). Pregunté a Pamela si consideraba justo este sistema en el que los pobres tenían más posibilidades objetivas de ir a la cárcel por una misma falta y me respondió que no, pero que por otro lado la justicia se aseguraba que todo el mundo pague las multas impuestas. El siguiente día, aparte de seguir trabajando escribiendo el libro de África, de ayudar a Pamela a cortar el césped de su jardín (una actividad muy típica entre los americanos) y de pasar un buen rato derrapando con un quad, también tuvimos tiempo para conversar sobre su trabajo. Entre otras cuestiones le pregunté si estaba a favor de la pena de muerte, que era legal en South Dakota, y muy segura me respondió que sí. Incluso aseguró que debería aplicarse más, porque para una familia que, por ejemplo, le hayan torturado y matado a un hijo, resulta insuficiente ver al asesino entre rejas por vida. Intenté rebatir su opinión con un argumento típico: que en el pasado se había condenado a muerte a muchos acusados que posteriormente se había demostrado con pruebas de ADN que eran inocentes, pero Pamela respondió que este argumento favorecía la aplicación de la pena de muerte, pues actualmente la tecnología está tan avanzada que es prácticamente imposible condenar a un acusado erróneamente. Volví a preguntar la misma pregunta a Tobi, nuestro siguiente huésped en Mankato, y enseguida respondió que no estaba de acuerdo con la pena de muerte (no era legal Minnesota) y añadió que él sería incapaz de asumir la responsabilidad de enviar a alguien en la silla eléctrica pensando en su posible inocencia. Decía que tendría pesadillas, aunque también creía que poca gente podría asumir su trabajo de profesor de anatomía, en el que tenía que matar y diseccionar varias tortugas y ranas por semestre para que sus alumnos conocieran correctamente el funcionamiento de los diferentes órganos del cuerpo y pudieran convertirse en el futuro en unos buenos enfermeros. Cuando llegamos a casa de Tobi, acababan de llegar a sus dos hijas que tenía en custodia compartida con su ex mujer, algo bastante típico en Estados Unidos, donde los hijos de las parejas separadas pasan exactamente el mismo tiempo con cada uno de los padres. Pasamos dos buenos días con ellos, aunque yo me quedé buena parte del tiempo encerrado en la biblioteca y en casa para seguir escribiendo el libro de África. Alexandra salió un poco más que yo, aprovechando para comprarme una buena chaqueta y unas mantas por el frío de otoño en una tienda de segunda mano, bastante típicas en US, las cuales reciben los productos como donaciones para destinar sus beneficios a causas sociales o benéficas. De todos modos, Toby ya explicó que en Mankato no había prácticamente nada turístico a visitar, aunque la ciudad era famosa por haber llevado a cabo la mayor ejecución en masa de la historia de Estados Unidos, colgando a 38 indios Dakota, por su participación en la guerra Dakota. Inicialmente, el tribunal militar había sentenciado a muerte a 303 indios, aunque 265 fueron perdonados por el presidente Lincoln, ganándose bastantes enemistades en la región. La guerra Dakota fue provocada por el incumplimiento por parte de los Estados Unidos de suministrar alimentos y recursos a los Dakota de las reservas, los cuales, ofuscados por el hambre decidieron expulsar a los pobladores blancos de la región, matando entre 400 y 800 personas. En los meses posteriores, los Dakota perdieron la guerra con el ejército de Estados Unidos que, después de la ejecución en masa, envió a Dakota hacia otros estados anulando sus reservas en Minnesota. Las hijas de Toby me explicaron que iban a una escuela católica la que -según me describieron- era mucho más retrógrada que las europeas, con clase de religión diaria y 5 a 10 oraciones cada día. Ante este panorama, no me atreví a preguntar sobre su religión hasta el final de nuestra estancia, después de descubrir que Toby era persona muy abierta. Entonces, él y su novia que lo estaba visitando, me explicaron que pertenecían a la iglesia Universalista Unitaria, de la cual ya había oído hablar. Interesándome en sus creencias, me explicaron que la iglesia Universalista Unitaria no tiene ni enseña credos ni dogmas, que está abierta a cualquier creencia, incluso ateos, y que simplemente intenta reflexionar con la propia experiencia, conciencia y razón para mejorar nuestra relación con la sociedad, con un buen comportamiento ético para una mejor humanidad. Tanto abierta era la iglesia, que incluso aceptaban gays y lesbianas, oficializando al mismo tiempo bodas por la iglesia si lo deseaban. Me debería haber mostrado tan interesado al preguntarles sobre su iglesia que me ofrecieron ir con ellos al oficio del domingo por la mañana, y naturalmente acepté, a pesar de los temores de Alexandra a que me convirtiera en una nueva religión. Me sorprendió que la estética de la iglesia fuera cristiana, con bancos de madera, un altar con una llama ardiendo encima, canciones acompañadas de piano con una musicalidad idéntica a los cantos espirituales,... Lo encontré normal, cuando después me explicaron que la mayoría de los asistentes venían de una educación Luterana o Católica, las dos principales religiones del estado de Minnesota. De todos modos, no mencionaron a Dios, Jesús, las escrituras, o la salvación, y por el contrario sólo hablabaron sobre el espíritu, el alma (dos palabras que a mí también me sobraban), la paz, la esperanza, la justicia y el amor. Encontré interesante que durante un rato abrieran el micrófono a cualquiera de la treintena de asistentes que quisiera compartir sus joyas e ilusiones o sus preocupaciones o tristezas, para crear un sentimiento mayor de comunidad. Me dio la sensación de que la iglesia Universalista Unitaria simplemente había intentado extirpar lo malo de las otras iglesias: dogma y opresión; para dejar el resto igual. La explicación tal vez me la dio una mujer, cuando contó que si no perteneces a una iglesia en Estados Unidos corres el peligro de ser marginado y excluido de la sociedad. Por otra parte, quizá la iglesia Universalista Unitaria resultaba un consuelo para todos aquellos que se sintieron desengañados en sus iglesias originales pero recordaban como se sentían a gusto durante los oficios o perteneciendo a una comunidad. Al acabar el oficio y mientras tomábamos un café, comenté a algunos de ellos que en Europa (o al menos en España) la iglesia Universalista Unitaria difícilmente tendría éxito, porque la iglesia tiene mucha menos fuerza que en Estados Unidos , y la gente que se siente desengañada normalmente reniega para siempre de las iglesias, volviéndose ateo o buscando la espiritualidad en religiones orientales. |
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