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‹ Anterior (07/01/2009) MES Siguiente (2009-03-08)› ‹ Anterior (2009-08-29 - Nepal) PAIS Siguiente (2009-09-19 - Pakistan)› India Agonda (ver en mapa) 20/02/2009: Efectivamente, la playa de Agonda es excelente para aparcar la autocaravana, uno de los mejores lugares del mundo donde acampar. En el sur del pequeño pueblo de Agonda, no excesivamente corrompido por el turismo, hay un gran descampado bajo unas palmeras y delante de una playa desierta. Cuando llegamos ya había una docena de autocaravanas y todo terrenos de otros europeos de diferentes nacionalidades, pues la playa de Agonda se ha convirtiendo en el punto de encuentro de los viajeros en coche en la India. Fue muy bien encontrarnos con algunos de ellos para intercambiar ideas y escuchar otros proyectos de viaje. Algunos estaban decididos a embarcar sus coches hacia Malaysia o Singapure pagando 1000 o 2000 euros, y después Australia (para continuar con América o Europa, pues no se pueden vender vehículos extranjeros en Australia); otros simplemente tenían previsto viajar unos cuantos años más entre la India y Nepal (6 meses en cada país); y muy pocos pensaban hacer como nosotros, dejar el coche al Nepal para viajar una temporada por el Sureste asiático sin vehículo. Cuando llegamos a la playa de Agonda, teníamos intención de quedarnos una semana, o máximo dos, para relajarnos en este idílico lugar. De todas maneras, algunos viajeros ya nos habían avisado de que la playa de Agonda era traidora, pues siempre dices que te marcharás en breve y nunca te marchas. Y efectivamente, sólo había pasado media semana y ya empecé a hacerme la idea de descansar una temporada más larga, unas seis semanas (el máximo, para no tener demasiados problemas con el coche en India), antes de seguir con el viaje. Le planteé a Alexandra de hacer unas buenas vacaciones con nuestro viaje y naturalmente aceptó. Desde el inicio del viaje por Europa y después África y Oriente Medio, me ha gustado hablar mucho con la gente e intercambiar ideas, sobre los problemas del mundo y su región, pero también sobre sus religiones y filosofías. A lo largo de estos tres años de viaje mis creencias han ido evolucionando, acabando madurando en convicciones. Hacía tiempo que pensaba escribir un libro planteando mis ideas y convicciones una vez finalizado el viaje, cuando tuviera recopilada mucha más información. Sin embargo, unas semanas antes de llegar a Agonda, empecé a sentir que había llegado la hora de empezar a escribirlas, en forma de novela (en catalán) y no de ensayo. Cuando llegamos a Agonda, ya llevaba unas cuantas páginas escritas, las cuales tenía intención de multiplicar en número a lo largo de las siguientes semanas. Y efectivamente, he estado dedicando una media de 8 o 10 horas escribiendo, dejando escritas al final de estas seis semanas un centenar de páginas o el equivalente al 80% de todo el trabajo. A partir de ahora, los siguientes meses seguiré con la escritura a ratos libres, con la intención de intentar publicar la novela al volver a Europa (si hay suerte con las editoriales). De todas maneras, aparte de las 8 o 10 horas de escritura, también han sobrado muchas horas para disfrutar de este paraíso donde nos encontrábamos. Cada mañana nos despertábamos con el ruido de las olas del mar. Un par de horas más tarde llegaba un hombre que vendía pastas y galletas para desayunar. Yo acostumbraba a desayunar a dentro de la autocaravana, leyendo en el ordenador, mientras Alexandra lo hacía en la hamaca que habíamos comprado y colgado entre dos palmeras. Bastantes días nadamos en el mar, jugando con las olas con un colchón de plástico o nadando hasta una roca próxima. Muchos días salíamos a pasear por la playa hasta un restaurante donde servían tali (un plato muy típico y económico de India), o nos encontrábamos con algunos amigos que había por el pueblo. Cada tarde había una preciosa puesta de sol, que acostumbrábamos a contemplar estirados o sentados en la hamaca. Alguna noche nos reuníamos para cenar o tomar algunas cervezas con otros viajeros. Y por la noche nos dormíamos bajo la luz de la luna y disfrutando del fresco el viento de mar, que soplaba a todas horas. Sólo había un inconveniente en este paraíso, los indios que llegaban al fin de semana con autobuses, cargados de cerveza y con la música a todo volumen, que rompían la tranquilidad que habíamos disfrutado entre semana. Gokak (ver en mapa) 22/02/2009: Nuestra siguiente destinación después de las seis semanas de relax en Goa es Hampi, pero de camino nos hemos propuesto de visitar otros puntos de interés. En cualquier caso, antes de nada nos detuvimos en Panaji, la capital de Goa, donde me habían enviado unos nuevos documentos para el coche. Después empezamos a enfilar la carena montañosa que separa el estado de Goa de Karnataca, mientras yo intentaba animar la triplemente decepcionada Alexandra. Alexandra estaba triste por abandonar la tranquila playa de Agonda que habíamos disfrutado durante 6 semanas. Pero mucho más triste estaba por la posibilidad que ha surgido de vender la autocaravana en India por un buen precio, aunque esta opción puede ser remota por la dificultad de hacer los papeles. Finalmente, a Alexandra le desagradaba la siguiente visita que tenía planeada, una ONG que opera en un pueblecito perdido en las polvorientas planicies del estado de Karnataca. Hoy por la mañana he llamado a AR Patil antes de entrar en la autopista y hemos quedado más tarde en un punto determinado, desde donde nos ha guiado por pequeñas carreteras medio asfaltadas y de tierra hasta la ONG Birds que su padre creó a 1980. Patil nos explicó que Birds está financiada principalmente por los diferentes gobiernos de la India y por diversas ONGs internacionales, entre ellas UNESCO Japón y la Fundación Bill and Melinda Gates. Entre sus actividades está la educación técnica a granjeros y elemental a niños de las áreas rurales. También tenían un interesante proyecto de clasificación de plantas medicinales, y otros de prevención sida, microfinanciación ... Después de visitar una interesante granja de gusanos de seda, Patil me comentó que querrían recibir voluntarios extranjeros para ayudarles en las tareas de educación (elemental, técnica, informática...). (Me dio la sensación que los voluntarios serán muy bien tratados, por lo tanto os animo a contactar a Patil si estáis interesados a ser voluntarios en la India: ar.patil2[arroba]gmail.com). Entre visita y visita, Patil me explicó que la revolución verde de 1996, que introdujo híbridos, obligó a utilizar muchos fertilizantes que han convertido la tierra demasiado alcalina y contaminada, por eso, el gobierno indio está potenciando la agricultura ecológica, aunque no suficientemente. También explicó que en 1970 el gobierno promulgó una ley según la cual dio la propiedad de la tierra a quien la trabajaba, finalizando los grandes latifundios existentes hasta entonces. Por este motivo, en la región no hay demasiadas diferencias entre castas en cuestión de poseer la tierra, aun que los Brahmanes (la casta más alta), acostumbran a tener tierras mucho más extensas y buenas gracias a sus ardides y engaños. De hecho, Patil no mostraba mucha simpatía con los Brahmanes, de quien comentaba que fueron los creadores del sistema de castas, debilitando a la sociedad y permitiendo la expansión del Islam por la India. En cualquier caso, también explicó que las diferencias entre las castas se van extinguiendo en la India, las escuelas son mixtas, todo el mundo es amigo de todo el mundo... Únicamente se mantienen las bodas entre miembros de la misma casta, una tradición imposible de extinguir por el momento. Hampi (ver en mapa) 26/02/2009: Desde Gokak, el camino hacia Hampi transcurría a través de diferentes carreteras rurales que hacían muy interesante el viaje, a pesar del calor. Estamos a finales de febrero y en Europa todavía no se ha terminado el frío invierno, pero aquí, en el centro de la India es uno de los meses más calurosos, porque poco más tarde llega el monzón y lo refresca todo. Por este motivo fue interesante visitar las frescas cuevas de Badami, unos templos excavados en las rocas, con bonitos relieves, excavadas entre los siglos cuarto y octavo. A pesar de todo, Alexandra se quedó en el coche, porque decía que estaba cansada de India y no quería visitar más monumentos. Por la tarde nos dirigimos a otra atracción turística: los templos de Pattadakal. Estaba decidido a visitarlos, a pesar de los 4euros que costaba la entrada, pero Alexandra me recordó que muchas atracciones durante el viaje no las había visitado debido a este precio y que nuestro presupuesto era ajustado. Ha sido un simple comentario que me ha desanimado, junto con el calor y la pobre descripción de los templos en la guía. Así pues, después de tomar un refresco, nos hemos vuelto a enfilar en el coche y nos hemos dirigido hacia Hampi, un lugar mucho más interesante. Hampi es un pequeño pueblo que posee las increíbles ruinas de Vijayanagar, la antigua capital de uno de los imperios hindúes mayores de la historia, dominando todo el sur de la India desde el siglo cuarto hasta el dieciséis. Durante la misma época, el sultanato musulmán de Bahmani dominaba todo el norte de la India, enfrentándose continuamente con el imperio de Vijayanagar. Las batallas fueron sangrantes y llenas de atrocidades por ambas partes. En 1336, el emperador capturó una ciudad musulmana y mató absolutamente a todos los habitantes. En respuesta, el sultán prometió que no descansaría hasta matar a 100.000 hindúes. Pero sus previsiones se superaron en creces, llegando a matar medio millón de infieles en las siguientes campañas. Afortunadamente para el imperio de Vijayanagar, el sultanato de Bahmani se desintegró en 1482, y la expansión y riqueza del imperio creció considerablemente. Pero más tarde, el imperio también sufrió diversas rebeliones que lo dividieron, al mismo tiempo que los sultanatos del norte creaban una alianza. En 1565 la coalición musulmana atacó al ejército hindú a la batalla de Talikota, con una completa victoria para los musulmanes que a continuación devastaron la capital de Hampi, poblada por 500.000 personas. Llegamos a Hampi antes de ayer al mediodía. Aparcamos en el otro lado del río, a la sobra de un árbol en el aparcamiento de un hotel. Poco más tarde, cruzamos el río con una barca y empezamos a pasear por el pequeño pueblo, instalado entre algunas ruinas, que sobrevive principalmente gracias al turismo. Pero el calor del mediodía era demasiado intenso y tuvimos que refugiarnos en un bar hasta media tarde, para poder visitar después un gran templo próximo y los bazares que antiguamente ocupaban unos portales, construidos con bloques de piedra maciza colocadas horizontalmente sobre otras columnas de roca. Ayer, mientras Alexandra se quedaba en el hotel descansando, yo hice más esfuerzo y alquilé una bicicleta para recorrer las dispersiones ruinas, entre las que destacan diversos templos impresionantes y un recinto real con algunos interesantes edificios en pie. Hoy por la mañana, cuando nos disponíamos a reanudar la marcha hacia el norte, Alexandra ha abierto el congelador de la autocaravana y ha hecho un grito de terror y ha seguido chillando como una histérica. Su cara estaba blanca y tenía el pelo de punta (esta era su impresión). Yo he abierto el congelador, he mirado brevemente y aterrado he vuelto a cerrar la puerta de golpe. En Goa, un grupo de hormigas había conseguido subir a la autocaravana y había hecho uno o varios nidos. Alertados por la invasión, en Goa habíamos vaciado toda la autocaravana, la rociamos con spray tóxico y la limpiamos con agua a presión por fuera y por debajo. A pesar de todo, un grupo de hormigas consiguió sobrevivir e hizo un nuevo nido en algún rincón desconocido. Estas primeras batallas contra las hormigas ya me han hecho recordar las matanzas descritas entre el sultanato de Bahmani y el imperio de Vijayanagar, pero hoy, la carnicería ha sido más abominable. Al salir de Goa y volver al calor, el hábitat de las hormigas seguramente cambió y esta noche han decidido mover su ciudad hacia el congelador, que sólo encendemos ocasionalmente. Cuando he mirado el congelador después del ataque de histeria del Alexandra, éste estaba lleno de pequeñas hormigas que trabajaban para instalarse en este nuevo hábitat más fresco. Seguramente no tenemos derecho a matar estos animalitos (así opinan los pacíficos Jainistas), pero la religión y tradiciones de las hormigas son diferentes a las nuestras y nos incomodan. Así pues, Alexandra ha tomado un spray de limpiar cristales y ha rociado completamente el congelador matando a miles de hormigas que no tenían escapatoria. Hemos hecho una gran matanza, arrasando una gran ciudad, a pesar de todo no creo que hayamos acabado con su civilización y en el futuro nos tendremos que volver a enfrentar por el control de la autocaravana. Ellora (ver en mapa) 01/03/2009: Las cuevas de Ajanta y Ellora (a menos de cien kilómetros unas de las otras) han estado las últimas atracciones que pensamos visitar en la India, pero también han sido los monumentos más impresionantes de todos los visitados hasta ahora. Según mi gusto, situaría las cuevas de Ajanta y Ellora como una de las siete maravillas del mundo, al mismo nivel que Petra (Jordania), poseyendo en común numerosos templos excavados en las rocas. Seguramente tengo una preferencia especial por estos tipos de monumentos, los cuales, no son construidos sino que vaciados de la roca, convirtiéndolos en unas grandiosas obras de arte hechas de una única pieza. Evidentemente, el trabajo de vaciar requiere más esfuerzo que el de construir y mucha más precisión, pues los errores que se puedan producir no se pueden rectificar cambiando una piedra o pieza. Quizás por eso, he sido indulgente cuando he visto en algunas cuevas algunos pocos de estos errores, normalmente paredes que se dejaban demasiado finas y se acababan agujereando o cayéndose. De todas maneras, si en Petra me maravillé por la historia y la geología del terreno; en Ajanta y Ellora me maravillé por la perfección de sus trabajos, la cantidad de trabajo requerido y la convivencia religiosa que demuestra Ellora. Las cuevas de Ajanta son más antiguas que las de Ellora. Fueron cortadas en dos fases, durante el siglo 2 BC y durante el siglo 5 y todas ellas son budistas. Se encuentran conservadas en un estrecho valle con las paredes de roca, donde se agujerearon 30 cuevas de diferentes medidas y formas, con grandes columnas soportando los macizos techos y arcadas en otros casos. En muchos casos destacan magníficas esculturas recortadas a la indivisa roca que forma parte del templo y en otros casos destacan extraordinarias pinturas que se han oscurecido con el paso del tiempo pero que diferentes equipos de conservadores están intentando recuperar. En cambio, las 34 cuevas de Ellora fueron cortadas entre los siglos 7 y 10, destacando entre éstas tres grupos separados entre sí: 12 cuevas budistas, 17 hinduistas y 5 Jainistas. Los tres grupos de cuevas se vaciaron durante periodos superpuestos, demostrando la convivencia que había entre las tres religiones, unas religiones que casi nunca se han enfrentado entre sí (quizás a excepción del actual conflicto de Sri Lanka). En cualquier caso, las cuevas de Ellora también son extraordinarias a pesar de estuvieron habitadas durante los posteriores siglos (prueba de eso son múltiples agujeros en el suelo utilizados para moler el grano y agujeros en las columnas para atar el ganado). De todas maneras, si las cuevas Ajanta destacaban por la perfección de sus trabajos, las de Ellora destacaban más por su grandiosidad. Excavadas en una pendiente rocosa no vertical, las cuevas de Ellora también se adentran dentro de la montaña, pero en bastantes casos contienen templos aislados en la antesala, creados a partir de la única roca. De todos los templos de Ellora, el más sorprendente de todos es el templo hinduista de Kailash, una grandiosa obra que requirió la labor de 7000 trabajadores durante 150 años. Tal magnitud de trabajo no es de extrañar, pues se calcula que se tuvieron que vaciar unas 200.000 toneladas de roca, que suponen una media de 3600 kg de roca extraída diariamente. En cualquier caso, la roca extraída en el conjunto de cuevas de Ajanta y Ellora multiplicaría diversas veces estas cifras, resultando fascinante imaginarse tal volumen de trabajadores y organización dedicados únicamente a la adoración de unos dioses o personajes deificados. Delhi (ver en mapa) 04/03/2009: Después de visitar las magníficas cuevas de Ajanta y Ellora, empezamos a hacer kilómetros hacia Delhi, donde teníamos que tramitar el visado de Alexandra para Tailandia (ella necesita visado y yo no) y para encontrarnos con el posible comprador de la autocaravana, aunque cada día que pasa parece más imposible la compra por problemas de papeles. Teníamos dos rutas para llegar a Delhi: una yendo a buscar la autopista en Mombay y hacer muchos más kilómetros; y el otra, siguiendo por el interior y hacer menos kilómetros. Al final decidimos ir por el interior donde las carreteras estaban bastante buenas a pesar de la alta presencia de camiones. En cualquier caso, la decisión de no tomar la autopista no se debió a los pasados conflictos con los pasajes, pues en Goa, unos viajeros nos habían explicado que podían pasar los peajes sin pagar, mostrando un documento del coche que los indios no entendían. Y realmente funcionó en casi todos los peajes, incluso en un peaje clandestino donde nos querían engañar y cobrar 3,5euros. Por otro lado, este viaje hacia el norte nos ha acercado a temperaturas menos calientes (no demasiado) y a antiguos recuerdos de la realidad del norte de la India. Realmente el sur de la India es un contraste con el norte, donde todo es mucho más caótico, polvoriento, sucio y olvidado; las infraestructuras son peores; hay mucha más pobreza; mucha gente y bicicletas rickshaw por todos sitios, sobre todo en los pueblos por donde la carretera pasaba... Además, en general, los indios del norte son más impertinentes, son curiosos sin respeto, traspasando los límites de tu intimidad, por ejemplo intentando abrir las puertas del coche en todo momento. Después de dos días de conducción, hoy pensábamos que haríamos mucha vía, y que no llegaríamos muy tarde a Delhi, pues sólo nos faltaban recorrer 300 kilómetros marcados como autopista en el mapa: de Gwalior a Agra y de Agra en Delhi. De todas maneras, no contábamos con que el primer trozo carretera estuviera tan mal, con numerosos tramos de pista de tierra abollada que aparecían de repente en medio de la autopista. Pero lo peor de todo estaba por llegar. Antes de llegar a Agra hemos visto un cartel que indicaba una desviación hacia Delhi, que nos tenía que evitar cruzar la ciudad. Observando que los camiones se desviaban, nosotros también lo hicimos, aunque la carretera sólo tenía asfaltado un carril y los márgenes estaban peligrosamente agujereados. Naturalmente no podíamos adelantar los camiones y numerosas veces nos quedamos bloqueados cuando dos camiones se encontraban de cara. Pero tampoco había llegado lo peor de todo, porque al llegar a un cruce con una vía de tren, dos camiones de cara se empeñaron en no dejarse pasar y nos tuvimos que esperar una hora a que se deshiciera el enredo. Finalmente, al cabo de dos horas y media de transitar por estos caminos de carro, llegamos a la autopista de Delhi con los nervios a flor de piel y bien discutidos entre nosotros. Pero la autopista tampoco mejoró nuestra marcha porque ésta pasa por el medio de diversas poblaciones llenas de gente, bicicletas y vacas instaladas en medio del asfalto. Por otro lado, había infinidad de lentísimos camiones imposibles de avanzar sin arriesgarnos. Al final, cansados, decidimos buscar alguna wireless o Internet con el ordenador, y cuando atrapamos una nos detuvimos un par de horas para trabajar. Por suerte, al volver a ponernos en marcha, los camiones se habían detenido, y aunque la autopista estaba llena de coches, bicicletas y tractores, adelantamos un poco más rápido, llegando al parque Neru de Delhi pasadas las 10 de la noche. Allí tuvimos la primera alegría del día, pues había otras autocaravanas aparcadas, algunas de las cuales pertenecian a viajeros que conocíamos. De todas maneras, a pesar de estos terríficos últimos kilómetros, a lo largo de nuestro viaje estuve pensando que India está invirtiendo mucho en carreteras e infraestructuras en general, en modernos barrios de ciudades, en buenas universidades e industrias, e incluso tirando cohetes al espacio. India se está convirtiendo en una potencia económica mundial, aunque la mayor parte de la población siga viviendo en áreas rurales o barrios marginales y no participe de este desarrollo. La India es una potencia económica, pero sólo gracias a un porcentaje muy pequeño de la población. El resto de la población tienen economías de subsistencia que no incrementan la riqueza nacional, de todas maneras, el país no invierte en esta gente, de manera que tampoco generan gasto para el país. ‹ Anterior (07/01/2009) MES Siguiente (2009-03-08)› ‹ Anterior (2009-08-29 - Nepal) PAIS Siguiente (2009-09-19 - Pakistan)› |
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