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‹ Anterior (11/10/2007) MES Siguiente (2007-12-10)› ‹ Anterior (2007-10-29 - Tanzania) PAIS Siguiente (2007-11-24 - Ethiopia)› Kenya Mombasa (ver en mapa) 14/11/2007: Mombasa es una ciudad multicultural, con influencia swahili, árabe, india y europea. Esta diversidad cultural se nota en los templos religiosos, en las escuelas (algunas de las cuales, coránicas), en los diferentes matices arquitectónicos de los edificios, en los comercios, pero sobre todo en la manera de vestir de la gente, dominando el estilo europeo entre musulmanas completamente tapadas con chilabas negras o indias cubiertas con coloridos velos. También había diferencias en el transporte: matatus (pequeños autobuses o furgonetas) que se repetían en toda África o los tuc-tuc (triciclos motorizados) que me recordaban la India. Naturalmente, durante estos cinco días en Mombasa hemos (o he) tenido la oportunidad de conocer a diversos integrantes de las diferentes culturas. Uno de los primeros hombres con el cual mantuve una conversación, era un Somalí que me invitó a tomar un café cuando estaba paseando por el casco antiguo de Mombasa. El hombre, que se llamaba Giovani, me explicó que era refugiado somalí (igual que muchos otros en Kenia). Me interesé por la situación de Somalia y me relató que todavía era muy mala, que después de 18 años de guerra, muchos niños han crecido con un arma en las manos, y algunos de ellos no dejarán nunca ser asesinos. Entonces me explicó que en Somalia son una sola tribu, con una sola religión y una sola lengua, pero aun así hay guerra, por culpa de las facciones o clanes y sus señores de la guerra que quieren dominar el país y sus riquezas (petróleo y pescado). Al preguntarle por el futuro de Somalia me recordó que actualmente hay soldados etíopes manteniendo la paz, pero él estaba completamente en contra, porque según él los etíopes eran enemigos en la propia casa. Después, mientras estábamos bebiendo una cerveza (aunque se considerara musulmán) me explicó una cosa que me hizo mucha gracia. Se estaba quejando de que hoy en día ya nada es como antes y para ilustrarlo comentó "antes, cuándo era joven, recuerdo que el chili picaba, comías un poco y enseguida tenías que beber agua, pero hoy en día ya no pica, puedes comer dos o tres sin que sientas nada". Os aseguro que en Kenia el chili todavía pica, y mucho, pero el pobre somalí se había acostumbrado al picante y se comía los chilis comía de tres en tres, pensándose que éstos habían perdido sus propiedades ardientes. El día siguiente del fin de año indio (año 2064), durante el cual los niños indios tiraban petardos y cohetes, conocimos a una familia india que nos invitó (a nosotros dos y a Sebastian, el polaco) a visitar dos templos hindúes donde había unas magníficas exposiciones de pinturas al suelo realizadas con polvo de colores, algunas de las cuales estaban increíblemente bien hechas. Es una lástima (o no) que en pocos días las obras de arte se barran, demostrando la sutileza de la belleza y de la vida. La familia india nos explicó que nunca habían ido a la India, aunque seguían conservando las tradiciones y costumbres de sus antepasados que emigraron a Kenia a finales del siglo XIX para la construcción del ferrocarril que enlaza Nairobi con Mombasa. En todo momento, Alexandra se mostró fascinada con la cultura hindú, haciendo preguntas e interesándose sobre su cultura, tradiciones, religión... Pensé que quizás más adelante el carácter de Alexandra cambiará y volverá a apasionarse con el viaje, las culturas, los países, sus habitantes ... Al fin y al cabo, también es verdad que ella siempre ha manifestado (incluso antes de iniciar ésta segunda etapa) que en general África le desagrada. Ayer me encontré, en un bar construido con cuatro maderas y cuatro planchas, con Onyango, un chico de la tribu de luo (vestía como cualquier otro chico negro) que se empezó a quejar del gobierno explicando que el presidente era de la tribu kikuyu y que todos los cargos de importancia estaban ocupados también por kikuyus. Pero el principal problema no era éste, sino la corrupción, la falta de trabajo, la inseguridad del país, y la pobreza (hasta un 50% de los Kenianos viven bajo el umbral de la pobreza). De todas maneras, en pocas semanas habrá elecciones en Kenia y espera que su candidato (de su tribu) gane y aporte soluciones a los problemas del país. Por otro lado, al preguntarle por las tribus en Kenia me ha explicado que hay 42, con bastantes diferencias culturales entre ellas, pero todas amigas. Finalmente hablamos sobre salud y Onyango me explicó que en Kenia hay mucha sida y que por ejemplo él conoce a más 50 personas que son portadoras del HIV o han desarrollado la enfermedad. Ayer habíamos decidido que hoy a media mañana empezaríamos a hacer camino hacia Nairobi, pero esta mañana, a un hombre que vive en el mismo bloc de apartamentos que Sebastian, se ha presentado como profesor de periodismo de universidad y se ha empezado a interesar por nuestro viaje. Le hemos empezado a describir nuestro proyecto, pero nos han interrumpido y nos ha dicho que avisaría a dos periodistas para que nos hicieran una entrevista. Mientras esperábamos a los periodistas hemos seguido hablando de nuestro viaje y después sobre Kenia y África en general. Francis (así se llamaba) creía que el subdesarrollo de África era causado por Europa, debido a los aranceles o barreras comerciales. De todas maneras, continuó explicando que para evitar Europa, actualmente África está abriendo nuevos mercados entre los mismos países africanos y con Asia. Francis, también opinaba que el subdesarrollo era debido a la falta de liderazgo y que en general los gobernantes africanos eran líderes mediocres o realmente malos. Pero yo me he preguntado si la falta de liderazgo realmente era suficiente para mantener los países encaminados o también había un problema de mentalidad general. A pesar de todo, Francis se consideraba muy optimista con África, confiando que estaba evolucionando en la buena dirección. Poco más tarde, mientras Francis me explicaba que los africanos continúan sonriendo a pesar de los problemas que afrontan, han llegado dos fotógrafos y dos periodistas de "Daily Nation" y "The standard" y nos han estado entrevistando un buen rato. Alexandra se ha mostrado contenta que no marchemos hacia Nairobi hasta mañana, porque se encuentra muy bien en Mombasa y porque esta noche había programadas "danzas masais" en un bar donde acostumbrábamos a ir con Sebastian. Por otro lado, Alexandra también se ha sentido muy a gusto con Sebastian. De hecho, Alexandra siempre ha acostumbrado a intimar más con los Europeos (y blancos sudafricanos) que nos hemos encontrado por el camino, en cambio yo me siento más bien aburrido cuando no me aportan nada de nuevo culturalmente. Alexandra también se ha sentido muy feliz de haber podido trabajar dos días en la empresa de Sebastian clasificando ropa importada, y llevándose como premio unas quince piezas que había clasificado aparte. Me ha manifestado que le habría gustado estar un mes trabajando en la empresa para ganarse un dinero, en cambio yo no lo habría soportado. A pesar de todo, yo también me he sentido a gusto con Sebastián, un chico de 24 años que se ha ido abriendo a lo largo de estos días y que nos ha sabido explicar muy bien los emocionantes momentos que está viviendo. Hace pocos meses Sebastian fumaba frecuentemente marihuana con sus amigos, sin preocuparse de nada, pero un buen día, hace justo tres meses, un amigo lo llamó y le presentó un empresario polaco que necesitaba alguien que hablara inglés para dirigir una nueva empresa de importación de ropa en Kenia, y ahora se encuentra aquí, en un país completamente diferente, intentando arrancar una empresa que no desencalla, y manejando cantidades de dinero inimaginable hasta hace poco. Hoy por la noche hemos ido al bar donde había las danzas masais, un local lleno de turistas blancos, de todas edades, aparejados o solteros (tanto hombres como mujeres); y muchas chicas jóvenes y atractivas esperando cazar a alguno de estos hombres y algunos masais también besuqueando a alguna de estas mujeres. A la hora indicada, todos los masai se han agrupado en una esquina del local y han empezado a entonar cantos rítmicos e hipnóticos mientras iniciaban una danza conjunta de pequeños saltos. Poco más tarde, cuando la tonada ha aumentado de intensidad, los masais han empezado a saltar con energía, elevándose dos o tres palmos del suelo casi sin doblar el cuerpo, básicamente con la fuerza de los tobillos. Alexandra estaba cautivada y me ha obligado a estar todo el rato haciendo fotos, aunque las luces y el entorno del bar no eran muy propicios. Después los masais han sacado a bailar algunas turistas, y entre ellas Alexandra, que también ha saltado alegre entre los engalanados cuerpos negros. Hemos vuelto al coche tarde, después de conversar superficialmente con algunos masais y comprarles algunas pulseras. Durante la vuelta hemos estado contrastando puntos de vista, yo opinando que la danza masai en el bar había estado una obra de teatro, y que habría preferido la danza en su entorno natural; y Alexandra y Sebastian opinando que era positivo que los masais vinieran a la ciudad porque podían ganar dinero. ---- En Mombasa tomé el pulso al mundo con Francis, el profesor periodista. Francis opinaba que el principal problema del mundo es la avaricia, los ricos quieren más aunque los pobres sufran, provocando también corrupción y otros problemas. La avaricia se puede eliminar haciendo un cambio personal y sensibilizando la población. El principal problema de Kenia es el mal liderazgo, que los mantiene subdesarrollados. La esperanza está puesta en las próximas elecciones; la solución sólo depende del país. Francis es feliz porque ha decidido no estar enfadado. Sería más feliz si todos los Kenianos tuvieran las necesidades básicas cubiertas. El secreto de la felicidad depende de ti, has decidir ser feliz, tener la actitud. Nairobi (ver en mapa) 15/11/2007: Hoy el jueves hemos hecho camino hacia Nairobi, cruzando el Parque Nacional de Tsavo donde sólo hemos podido observar un grupo de cebras desde la carretera. En teoría también hemos pasado a poco más de 100 kilómetros del monte Kilimanjaro, pero el día era medio nublado y no lo hemos visto. Si no lo hubiera visto 4 años atrás, seguramente habríamos llegado a Nairobi pasando por el regazo del Kilimanjaro en Tanzania en vez de Mombassa. Pero ver el Kilimanjaro sólo es un hito y una vez cumplido ya pierde su importancia, y por otro lado, Alexandra no está interesada en cumplir estos hitos. Al anochecer nos hemos detenido en una iglesia en construcción para pasar la noche. Se me ha acercado un capellán que me ha explicando que eran de la IAC (Inland African Church), una escisión de la iglesia Baptista. Yo he comentado que era católico y que mi mujer romana era protestante (me he equivocado, en realidad los rumanos son ortodoxos, pero como Alexandra siempre protesta a veces me confundo). Yo he tenido una educación católica, pero en realidad no creo en la iglesia ni tampoco Dios (como mínimo de la misma manera que creen los cristianos), pero eso puede ser mortalmente herético para un musulmán o algunos cristianos, por eso a veces digo que soy católico para facilitar las relaciones. De todas maneras, si observo que mi interlocutor está abierto a escuchar mis opiniones, entonces explico mis convicciones y suposiciones. 18/11/2007: El viernes a las doce del mediodía Alexandra comentó: "la entrada en Nairobi es la peor de todas las ciudades africanas, peor que Luanda". Hacía cuatro horas que habíamos avanzado 80 kilómetros por una pista de rocas y barro (sí, era la carretera principal de Mombassa a Nairobi) y nos encontrábamos atrapados en la entrada de la ciudad en medio de un tráfico terrible. Pero todavía tardamos otra una hora y media para llegar a la embajada de Etiopía, que estaba cerrada, ya hasta el lunes. Teníamos dos contactos en Nairobi que nos habían ofrecido una plaza de aparcamiento, pero los dos contactos vivían a las afueras de la ciudad y visto como estaba el tráfico decidimos de aparcar cerca del centro, en algún hotel. Después de estacionar en el aparcamiento de un lujoso hotel salimos a pasear por el centro de Nairobi, una ciudad moderna, parecida a Johanesburg - comentaba Alexandra -, con grandes edificios, grandes avenidas, con parques muy verdes y cuidados, papeleras en cada esquina... Por otro lado, no había niños pidiendo por la calle y la seguridad parecía mucho mejor que cuatro años atrás, cuando la ciudad tenía el nombre de Nairrobery (en inglés: Nairobi + robo). Al día siguiente sábado por la mañana volvimos a pasear por el centro de la ciudad y al mediodía nos encontramos con los dos contactos con los que no nos habíamos podido reunir el viernes. Ken era acróbata y Steve era rasta y artista. Ken se acababa de encontrar con su grupo de acróbatas porque por la tarde tenían una actuación en un local esnob, donde la entrada valía 3 euros. Aun así nos dirigimos con un Matatu (Alexandra estaba bien asustada con estos pequeños autobuses) y pagamos nuestra entrada y la de Steve, que no tenía dinero. Mientras esperábamos la actuación de Ken y su grupo (fue muy corta pero buena) Steve me convenció de mover la autocaravana hasta su barrio a las afueras de Nairobi, donde al día siguiente (hoy) podríamos visitar la comunidad y los proyectos que desarrollaban. Pero Alexandra no se mostró nada conforme con el plan y su mal humor se fue incrementando a medida que pasaba la tarde. Cuando volvimos a la autocaravana con Steve, Alexandra ya sobrepasaba el límite de mi paciencia, protestando con malas maneras que no quería aparcar la autocaravana en un suburbio donde a buen seguro nos atacarían y robarían. Tanto sobrepasó mi límite que, cuando ya estábamos los tres sentados en la autocaravana, me tuve que disculpar con Steve diciendo: "lo siento Steve, no iremos a tu casa, prefiero ir al aeropuerto para enviar Alexandra a Europa". Entonces Alexandra pareció serenarse y, después de estar respirando unas cuantas veces profundamente, revoqué la decisión y empezamos a circular hacía Kayole, el barrio de Steve. Pero el tráfico de Nairobi volvió a jugarnos una jugarreta y nos estuvimos dos horas atascados, aguantando los desagradables comentarios de Alexandra que incluso dirigía contra Steve. Uno de los comentarios que Alexandra me dirigió fue que me quedara a dormir a casa de Steve, así pues, al estacionar en el aparcamiento de la policía de Kayole, dejamos Alexandra en la autocaravana y no volví hasta el día siguiente. Steve vive con dos otros chicos, Shakespear, un hombre que trabaja desarrollando proyectos para la comunidad, y Derik, un chico electricista que también ayuda a Shakespear. Shakespear me empezó a explicar curiosidades de las 43 tribus (Onyango de Mombassa había dicho que eran 42) que habitan Kenia. Por ejemplo, Shakespear es de la tribu Luo y explicaba que antiguamente, los chicos que pasaban a la edad adulta se tenían que arrancar los seis dientes de bajo (en otras tribus los chicos se circuncidaban o se hacían marcas en la piel). También explicó que si un hombre Luo muere, la comunidad elige irrevocablemente a alguien de la familia del hombre para casarse con la viuda (aunque ésta sea muy fea). Si es la mujer la que muere, la familia de la mujer tiene la responsabilidad de suministrar otra mujer (de la familia) al hombre. Steve, de la tribu Kamba, explicó que hay un lugar en su pueblo dónde no hay gravedad, donde el agua cae pendiente arriba en vez de hacia abajo (seguramente es un efecto visual). También explicaba que hay otro lugar donde hay una gran piedra que sólo se puede rodear durante 7 días de marcha, y cuando un hombre da dos vueltas completas aparece convertido en mujer. Los tres anfitriones, me comentaron que debido a la proximidad de las elecciones, las diferencias entre las tribus se hacen más evidentes, con los Kikuyo defendiendo el actual presidente de su tribu, y el resto de las tribus abogando a favor del cambio, apoyando mayoritariamente el candidato de la tribu Luo. Hoy por la mañana, después de haber estado bailando buena parte de la noche en una discoteca del barrio con Steve, Shakespear y Derik y de dormir en su casa, los chicos me han convencido de ir a buscar a Alexandra para desayunar conjuntamente. Alexandra no había dormido en toda la noche y estaba cansada, pero estaba bien arrepentida de su actuación de ayer por la tarde. Nos hemos abrazado y hemos ido a desayunar a casa de los chicos, pero después Alexandra ha vuelto al coche a descansar mientras yo hacía una caminata por el barrio con los chicos. Primero nos detuvimos en el despacho de la organización Zindua (tfno. 0734610019 mail: zindua_afrika @ yahoo.com), por la cual todos ellos trabajan. Allí me empezaron a explicar todos problemas que afectan al barrio de Kayole y a sus 300.000 habitantes, y los proyectos que están desarrollando o que quieren desarrollar. Era evidente que la organización necesitaba más fondos y también era evidente que confiaban plenamente en mi para conseguirlos. Lo único que les pude asegurar es que unas 5000 personas leerían mi diario y que quizás alguna de ellas me contactaría para ayudarlos. La organización Zindua ofrece información contra el Sida y distribuye condones, ayudados por las iglesias (excepto la católica, la única que aun se muestra en contra). Me explicaron que el gobierno Keniano realiza tests gratuitos, obliga a las mujeres embarazadas a hacerse tests para no pasar el HIV a los hijos (utilizando fármacos) y suministra gratuitamente antiretrovirales a los afectados. Zindua está arrancando otro proyecto que quiere potenciar el cultivo y consumo del cereal amaranto, un cereal con muchos nutrientes, que crece en 42 días y con poca agua pero que todavía es desconocido por la población (también por mí). Zindua también es la organización que recoge las basuras del barrio (ayudándose de niños de la calle a los cuales paga algún dinero) y las vierte fuera del pueblo. También me hablaron de otros muchos proyectos para desarrollar al barrio (equipamientos deportivos, educación, turismo...) sin embargo, como he escrito antes, tenían muy pocos fondos, aunque muchas energías. En el despacho de Zindua también había una chica Somalí, que antes de marcharse desmitificó la guerra de Somalia explicando que sólo hay conflicto en la capital Mogadisho y que en el resto del país se vive en paz (incluso me invitó a visitar el país). Del despacho de Zindua nos dirigimos hacia el río, cruzando el barrio de gente humilde y amable y casas altas con la mayoría de los balcones coloridos con muchísima ropa extendida. Los chicos me explicaron que el agua sólo llega al barrio el fin de semana, momento en que aprovechan para hacer colada. Al llegar al río, el alma se me cayó a los pies. La organización Zindua estaba recogiendo todas las basuras del pueblo y las estaban vertiendo al margen del río, sobre las aguas que salían filtradas de color negro. Ellos estaban completamente concienciados que aquélla no era una buena solución, pero todavía sería peor si no hubiera recogida de basuras y todo el barrio tuviera que vivir sobre los desperdicios, tal como pasa en algunos suburbios de barracas. La solución sería disponer de un camión para llevar las basuras al vertedero oficial, algunos kilómetros a las afueras del barrio, pero de nuevo: no tenían medios y ni el gobierno ni las ONGs (de momento) les suministraban. De todas maneras, éste no era un problema único del barrio Kayole, sólo un 25% de los desperdicios en Kenia se vierten controladamente, el resto se vierte a las afueras de los barrios o se amontona en las esquinas de las casas. Las familias de Kayole pagan medio euro al mes para la recogida de basuras, dinero que se destina a pagar las bolsas y a pagar a los niños de la calle que realizan el trabajo sucio. Fuimos a visitar el cubil donde viven algunos de estos niños y la imagen tampoco fue demasiado agradable. Bajo una barraca construida con maderas y plásticos, había cuatro colchones roñosos y podridos donde dormían hasta 15 niños. El tugurio no tenía agua potable ni comida aunque con el dinero de la organización, los niños quizás lo tenían más fácil para vivir, sin que les fuera necesario pedir o robar. En cualquier caso, los niños de la calle tenían la opción de escoger una vida mucho mejor, pero la rehusaban porque les restaba libertad. Así me quedó demostrado con la visita de un orfanato gubernamental que no estaba al 100% de su capacidad. Muchos de los niños que acogen no son realmente huérfanos, muchos de ellos simplemente han huido de su casa debido a la violencia familiar. --- Por la tarde visitamos a la familia de Steve y al volver a su casa entrevisté a los tres chicos. Derik opinaba que el principal problema del mundo es la inestabilidad que provocan guerras, hambre, pobreza... Shakespear opinaba que el problema era la actitud pasiva y pesimista de la gente para afrontar los retos de la vida. La solución, según Derik, es la comprensión entre los humanos independientemente de la cultura. Shakespear abogaba por un cambio de actitud de la humanidad en general. El principal problema en Kenia es la administración y los líderes locales que no solucionan la causa y la raíz de los problemas. La solución sería votar correctamente en las próximas elecciones; la gente tendría que manifestar sus necesidades y no esperar las decisiones de los políticos; el liderazgo tendría que venir de bajo, de la comunidad. Los dos intentan movilizar la comunidad para que actúe para solucionar sus problemas. Derik no se consideraba feliz porque los cambios para los que lucha no son inmediatos. La situación de Kenia entristece a Shakespear, pero es feliz porque lucha para cambiarlo. El secreto de la felicidad según Derik es cumplir los propios sueños, según Shakespear es trabajar para la comunidad. Moyale (ver en mapa) 22/11/2007: Después de perder media mañana para obtener el visado de Etiopia, de ir a la embajada de España para que me informaran de los pasos a hacer para renovar el pasaporte y de conectarnos una hora a Internet, empezamos a hacer camino hacia el norte, hacia Etiopía. De todas maneras, estuvimos media tarde retenidos en tráfico de Nairobi y tuvimos que dormir escondidos de la carretera a no muchos kilómetros de la capital. Al día siguiente seguimos la marcha por una buena carretera hasta Nyeri, un pueblo donde Baden Powel pasó sus últimos tres años de su vida. En Nyeri hay un pequeño museo dedicado al escoltismo (boys and girls scouts), movimiento mundial fundado por Baden Powel. Yo había formado parte de una asociación de escoltas en mi pueblo y me hacía gracia visitar el museo, que en una pequeña sala ilustraba el alcance mundial del escoltismo, presente en todos los continentes. Observando las fotografías del museo reconocí la importancia del movimiento por el crecimiento y desarrollo juvenil, aunque en sus tiempos no me gustaran demasiado algunos de sus dogmas, como la obediencia o la fe. Más al norte nos volvimos a detener en el pueblo de Nanyuki, por donde pasa el ecuador. Contrariamente al paso del ecuador en Gabón, aquí había un gran "xiringuito" montado, con muchas paradas de artesanía delante del regazo del monte Kenia (el pico estaba tapado por nubes) y demostraciones del poder de las fuerzas de Corioli. Un hombre con un cubo con agua y una palangana con un pequeño agujero, enseñaba que a 20 metros al norte del ecuador el agua salía por el agujero en el sentido de las agujas del reloj y al sur en sentido contrario. Mientras el hombre mostraba el movimiento circular del agua en el sur del ecuador, yo me acerqué y con el dedo hice mover el agua en sentido contrario y ésta se empezó a escolar en sentido de las agujas del reloj. Pensé que al ecuador las fuerzas de Corioli tenían que ser muy débiles y que el movimiento circular del agua dependía básicamente de su movimiento inicial (causado intencionadamente por el hombre), pero cuando el hombre mostró que en el ecuador el agua se escolaba sin movimiento circular, pensé que quizás me había equivocado. Por la tarde del mismo día llegamos a Isiolo, el último pueblo de la carretera asfaltada a poco más de 500 kilómetros de la frontera. Dormimos aparcados en una estación de policía después de haber recurrido unos 30 kilómetros en una hora y media. El día siguiente por la mañana (ayer), continuamos conduciendo por la terrible pista con la misma media de 20 km/h. Si antes de llegar a Isiolo nos habíamos encontrado un paisaje de altura con grandes extensiones cultivadas, después de Isiolo el paisaje se volvió árido y rocoso, con pocos pueblos de casas de paja o de plancha y sus habitantes (muchos de ellos masais llevando coloridos adornos y ropas) vigilando rebaños de cabras, bacas o camellos y los niños pidiéndonos caridad bastante agresivamente. De todas maneras, a media tarde, a medida que la pista mejoraba, entramos en una región volcánica de tierra rojiza y vegetación verde. En cualquier caso, los habitantes masais continuaban con sus costumbres ganaderas y había mucho poca tierra cultivada. Ayer habíamos recorrido 240 kilómetros en 9 horas de conducción; y hoy, con la idea de recorrer los restantes 250 kilómetros hasta la frontera, nos hemos despertado muy temprano. Pronto, el paisaje húmedo y volcánico ha vuelto a desaparecer y nos hemos vuelto a encontrar en un paisaje todavía más árido y desértico que el día anterior, sin vegetación y cubierto hasta el horizonte por rocas volcánicas agujereadas. La pista también transcurría por el medio de las rocas, por lo que la conducción se hacía realmente complicada, con el coche tambaleándose entre las piedras. En una de las múltiples ocasiones que la autocaravana rascó el suelo, Alexandra me preguntó: - ¿No te parte el corazón sentir como sufre el coche? - No, porque estar en esta carretera es parte del viaje - respondí sin pensar. - ¿Pero no preferirías que la carretera fuera asfaltada? - Quizás sí. Pero entonces tendríamos demasiada poca aventura, el viaje sería demasiado llano. De todas maneras, la carretera no mejoraba y en otra conversación calificamos la pista como la tercera más complicada de África, después de la del Congo y la de Angola, no sólo por la dificultad sino también por la extensión. Poco más tarde reventamos (literalmente) una rueda. Pero éstos no eran los únicos daños, la nevera volvía a estar estropeada por las vibraciones y la plancha protectora del motor estaba chafada contra éste haciendo que todo el vehículo vibrara. Alexandra no sólo estaba preocupada por el estado de la carretera, habíamos leído que la aislada y solitaria carretera estaba frecuentada por bandidos del Sudán, Somalia y también Etiopía. A unos 120 kilómetros de la frontera nos hemos encontrado un control militar donde nos han recomendado (o exigido) de ser escoltados por dos soldados armados hasta la frontera. Eso, en vez de tranquilizar a Alexandra todavía la ha alarmado más, porque pensaba que ya no sólo los bandidos nos podían robar, sino también los soldados. De todas maneras he convencido a Alexandra de que los soldados no nos podían atracar y que nos protegerían en cualquier caso, y después de negociar el precio de la escolta (10 $ por cabeza) hemos continuado la pista que milagrosamente ha ido mejorando hasta la frontera, donde hemos llegado con el sol poniéndose. Ethiopia Awasa (ver en mapa) 24/11/2007: Después de recorrer 500 kilómetros de pista impracticable, Etiopía nos ha parecido el paraíso. No hemos tenido que pagar nada en la frontera; se ha acabado la penitencia de 4 meses y casi 20.000 kilómetros de conducción por la izquierda (ahora vuelvo a encontrarme como en casa y ya no necesito la colaboración de Alexandra para adelantar los coches); toda la carretera es asfaltada (con algunos agujeros); ¡el diesel sólo cuesta 0,35€/l, maravilloso! Aparte de estas alegrías, Etiopía se ha vuelto más verde y montañosa, con grandes termiteros entre los árboles. Hay poco tráfico, por eso, en los pueblos la gente ocupa toda la calzada para pasear, pacer las vacas y cabras e incluso conversar. También nos encontramos las primeras ruinas: un castillo no marcado en el mapa que por la inscripción en una tumba parecía portugués. Ayer dormimos en un bosque escondidos de la carretera, a pesar de haber observado con anterioridad algunos pastores cargando kalasnikovs en el hombro (no creo que sea la mejor arma para matar animales). Pero hemos dormido bien tranquilos y esta mañana hemos seguido la marcha hacia el norte, deteniéndonos a visitar unas rocas arqueológicas llamadas Tutu Fella: en uno pequeño descampado rocoso se alzaban unos 80 menhires o dolmens delgados y esculpidos con caras o formas geométricas. La verdad es que no sé de qué siglo eran las rocas ni su objetivo, aunque podrían ser indicaciones de tumbas, en cualquier caso, el lugar era interesante y sugerente. A continuación hemos continuado el camino hacia Awasa, cruzando poblados que se enlazaban a lo largo de la carretera, con las casas de paja o de ladrillos bien cuidado y con el césped cortado a raíz de tierra (gracias a las vacas y las cabras), y sobrevolados casi siempre por águilas que de vez en cuando se dejaban caer para cazar algún animalillo. Nos ha sorprendido no observar mucha presencia policial; tampoco parecía que hubiera demasiados comercios; pero lo que en ningún momento ha dejado de existir era la presencia de niños al lado de la carretera que nos saludaban agitando las manos y llamando "yu yu yu yu...". Yo me sentía como el rey de algún país, saludando en todo momento y también recibiendo alguna pedrada. Nos habían explicado que los ciclistas que atraviesan Etiopía a veces son atacados con piedras por los niños, pero no por eso ha dejado de sorprenderme observar por el retrovisor que un niño de unos dos o tres años nos lanzara una piedra con no demasiada puntería. 25/11/2007: Awasa es un gran pueblo descansando en la orilla de un lago que sólo vimos de paso a pesar de ser uno de los principales atractivos. De todas maneras, en Awasa nos hemos quedado dos noches, básicamente gracias al económico camping que hemos localizado (Adenium Campsite) en el cual también estaban alojados diversos viajeros: una pareja belga que hacía 14 años que trotaban por el mundo, últimamente con un 4x4; un motorista de Canadá que hacía cuatro años que había salido de casa; una pareja Suiza que querían cruzar África con una mochila en la espalda; y otro trotamundos Suizo que quería viajar durante cinco años. Hemos pasado muchos buenos momento con los viajeros que, por otra parte, nos han advertido sobre las dificultades de obtener el visado para el Sudán; nos han informado sobre el estado de las carreteras más al Norte (parece que ya no volverán a ser tanto malas como las de Kenia); nos han comunicado los costes desorbitados para cruzar con barcaza de Sudán en Egipto (de 300€ a 1000€); nos han recomendado casarno para poder seguir el viaje por Arabia Saudí; nos han explicado que todas las carreteras a partir de Egipto hasta India son en buen estado y asfaltadas (hurra!); nos han avisado de que entrar en coche en China supone pagar 100 $ diarios, y que si no entramos en China difícilmente podremos continuar el viaje hacia Indochina y después Australia ... En definitiva, tanto ayer tarde y como todo el día de hoy, han sido muy provechosos para la continuación del viaje y también ha estado muy gratificantes para Alexandra que ha podido comunicarse e interactuar otra vez con viajeros de su tribu - expresión utilizada por uno de ellos. 26/11/2007: Hoy por la mañana hemos llegado al cabo de poco tiempo a Wondo Genet, un pueblo donde hay una fuente de aguas termales, a las que se otorgan poderes terapéuticos. La entrada era muy económica y enseguida me he tirado a la piscina caliente, pero Alexandra se ha quedado a fuera, porque la piscina era bastante profunda y el agua no estaba demasiado limpia. Después he andado montaña arriba buscando el nacimiento de las aguas termales, pero éstas salían hirviendo entre unas piedras sin ofrecer demasiado espectáculo. A la salida de las termas, nos hemos dirigido hacia la tierra prometida de los Rastafaris o Rastas. Los Rastafaris, mayoritariamente provenientes de las clases bajas de Jamaica, consideraron que la coronación en 1930 del rey Haile Selassie de Etiopía - el único reino negro en África - era el cumplido de diversas profecías bíblicas y empezaron a considerar al rey Etíope como a un Dios reencarnado. Ligado con el sentimiento pan-africano (unidad de los descendientes africanos oprimidos) nació una nueva religión con fuertes componentes de reivindicación social pero también muchas doctrinas entre las cuales la dieta vegetariana y el sacramento de la marihuana. Según parece, el rey Haile Selassie se sentía incómodo de ser considerado una divinidad, aunque poco antes de ser destronado regaló a la comunidad Rastafària la tierra prometida, también profetizada en la Biblia. Y aquí es donde hemos llegado este mediodía. Alexandra se ha quedado en el coche mientras dos chicos medio rastas (sólo uno de ellos tenía el pelo un poco largo y sucio) pero bastante fumados me han recibido a la entrada de la iglesia de los Rastafaris. He manifestado a los chicos que tenía ganas de conocer cómo vivían los Rastafaris, pero los chicos parecían muy herméticos (o demasiado fumados) y sólo parecían interesados en saber cuándo les podría pagar. Yo me he mostrado ambiguo y les he empezado a preguntar sobre la comunidad, pero sus respuestas también eran ambiguas, aunque me ha parecido entender que había unos 500 Rastafaris viviendo en la tierra prometida. Viendo que la conversación no avanzaba me han conducido a ver los tres viejos (o líderes espirituales) de la comunidad, con barbas blancas y miradas perdidas (uno de ellos delante de la televisión). Tampoco ha habido ningún tipo de interacción y, al final, observando el hermetismo de lo qué me empezaba a parecer una secta, he salido del recinto de colores rojos, amarillos y verdes (bandera de Etiopía) y retratos de Haile Selassie y Bob Marley y he vuelto al coche, donde he pagado a los chicos con el equivalente de un dólar: - ¿Sólo eso? - han preguntado. - Pues habéis tenido suerte que no he encontrado un billete más pequeño - he respondido. Hemos seguido circulando dirección Addis Abeba, donde tenemos intención de entrar mañana por la mañana, y a media tarde hemos acampado sobre un precipicio que se desplomaba sobre el lago Langano, de aguas marrones. Aunque el lugar era bonito, Alexandra no estaba demasiado convencida y creía que enseguida estaríamos rodeados de chiquillería. Y tenía razón. Los niños de Etiopía son de los más curiosos (y quizás molestadores) del continente, pero viendo cómo se acercaban a la autocaravana desde diferentes puntos, he salido a fuera y me he sentado en una roca mirando el horizonte del lago. Los niños me han rodeado por detrás, sin decir nada, hasta que al final, el único que parecía hablar un poco inglés se ha empezado a interesar por mí y por nuestro viaje. El idioma era una barrera importante, aun así, el chico me ha explicado que en la escuela aprenden la lengua de su tribu (oromic), la lengua del país (Amaric, que utiliza unos caracteres únicos e indescifrables) y también el inglés. Cuando el sol se ha puesto, he anunciado a los niños que volvía al coche y, habiendo satisfecho su curiosidad, ellos han vuelto a sus casas y nos han dejado tranquilos durante toda la noche. Adis ababa (ver en mapa) 30/11/2007: El martes entramos en Addis Abeba inmersos en un caótico tráfico y cruzando una plaza en obras y con la calzada hecha de tierra y rocas (plaza de la confusión). Teníamos prisa para ir a la embajada de España para tramitar la renovación de mi pasaporte y después en la embajada del Sudán para tramitar el visado. Pero a las 11 de la mañana justo estábamos cruzando el centro. Estaba mirando el mapa escogiendo las mejores calles para llegar al Norte de la ciudad cuando erróneamente me situé en el carril de la derecha reservado para desviarme a mi derecha en el siguiente cruce. Pero yo seguí recto y un guardia, observando mi equivocación, me detuvo. Imperturbable me pidió el permiso de conducir y, cuando me pensaba que empezaría el típico juego de paciencia para ganarse algún soborno, el guardia me dijo que me ponía una multa y que me retendría el permiso de conducir hasta que ésta no estuviera pagada. Protesté enérgicamente - incluso intenté robar mi permiso de conducir - pero al final acepté, a pesar de los interminables tacos de Alexandra, que tendría que seguir el procedimiento legal. Perdimos dos horas buscando la oficina dónde pagar la multa, pagándola y buscando la comisaría de la policía donde en teoría me tenían que devolver el permiso de conducir (no lo tuvieron hasta la tarde). A pesar de los insultos de "corruptos" que Alexandra todavía profería, quizás hubiera sido mejor que lo fueran (corruptos), quizás habríamos pagado un poco más (o menos) pero habríamos perdido menos tiempo. En la embajada de España estuvimos analizando como renovar el pasaporte (sólo tengo dos páginas blancas) sin anular el que tengo actualmente dónde pensamos pedir los visados de Sudán y Egipto. Al final acordamos que pedirían mi nuevo pasaporte y que me lo enviarían a la embajada española de Egipto, donde me anularían el pasaporte antiguo. El martes ya no nos quedó tiempo para ir a la embajada del Sudán, pero fuimos el miércoles por la mañana. Al pedir los formularios para tramitar el visado nos comentaron que antes teníamos que conseguir una carta de invitación de nuestras embajadas. Yo ya la tenía, pero el Alexandra no. El embajador y secretaria rumanos sólo hablaron con Alexandra en rumano, pero después ella me explicó que se parecían a sus padres, preocupados de nuestra intención de entrar en Sudán y preocupados por su estancia en Etiopía (la secretaria no salía de la embajada y se lavaba 10 veces al día por miedo de infectarse). Al volver otra vez a la embajada de Sudán, nos informaron de que teníamos que volver al día siguiente con 61 $ cada uno. Curiosamente los bancos Etíopes no venden dólares si no eres residente, pero por suerte pudimos comprar dólares al mercado negro el siguiente día, jueves. De todas maneras, perdimos toda la mañana para comprarlos y al llegar otra vez en la embajada ésta estaba cerrada hasta por la tarde. En cualquier caso, no volvimos hasta el día siguiente por la mañana y aprovechamos la tarde para hacer algunas reparaciones al coche. Y por fin, al viernes por la mañana nos aceptaron los formularios para tramitar los visados y nos pidieron que telefoneáramos el lunes aunque, según las noticias que tenemos, el visado sudanés puede tardar unas 2 semanas en tramitarse. Por la tarde volvimos al taller y nos acabaron de arreglar el coche muy profesionalmente y cobrándonos muy poco (básicamente arreglaron y reforzaron la protección del motor, en otro taller soldaron un escape del radiador sin cobrarnos nada, y en otro nos hicieron una nueva pieza de la nevera que se había roto, también sin cobrarnos nada). Quizás los etíopes son generosos, pero también es verdad que los propietarios de los talleres eran amigos de Claudio, un hombre de origen Italiano que nos ha alojado en el aparcamiento de su casa. Claudio explicó que durante el reinado del rey (o emperador) Haile Selassie, había unos 60.000 Italianos viviendo en Etiopía, pero la posterior revolución socialista y la nacionalización hizo huir muchos Italianos y actualmente sólo hay unos 3.500, aunque seguramente continúan siendo la comunidad europea más numerosa (Etiopía había estado una colonia Italiana durante 5 años). Claudio se acostumbra a reunir casi cada tarde con diferentes amigos expatriados y Etíopes en una habitación de su casa, donde se sientan sobre colchones, conversan, juegan a cartas, leen y mastican chat, unas hojas amargas que según decían tenían un efecto similar (pero más suave) a la cocaína. Después, va a un bar a vaciar una o dos botellas de vodka, porque sino - explicaban - no podían dormir. Nosotros también nos unimos (Alexandra sin masticar chat) y en una de las múltiples conversaciones mantenidas, los amigos del Claudio nos explicaron cómo funcionaba el calendario y reloj Etíope. Por una parte, los relojes Etíopes generalmente van 6 horas retrasados, porque tradicionalmente marcan las horas desde la salida del sol (las siete de la mañana son las 1 porque sólo hace una hora que ha salido el sol) o desde la puesta del sol. Por otro lado, el calendario Etíope también está retrasado - unos 8 años - desde el principio del cristianismo, debido a la utilización de un cálculo alternativo para fechar el nacimiento de Jesús. Hace poco, el 12 de septiembre, celebraron el cambio de milenio y en muchos puntos de la ciudad hay muchos "feliz milenio" y "feliz 2000". Los meses tampoco son iguales a los del calendario gregoriano, tienen 12 meses de 30 días y uno de sólo 5 o 6 días. Para terminar, los Etíopes cristianos (ortodoxos) tampoco celebran la Navidad el mismo día que el resto de cristianos, debido a las diferencias de calendario, lo celebran el 7 de enero (14 días más tarde), así pues - si todo va bien - en vez de celebrar estas fiestas entre cristianos en Etiopía, seguramente lo haremos entre musulmanes en el Sudán. 01/12/2007: Desde que hemos iniciado este viaje por África, muchas veces he estado a punto de enviar Alexandra a su casa. A lo largo de este diario he descrito casi todos estos momentos críticos, pero mucho pocas veces he descrito los muchos buenos momentos que hemos pasado juntos. Es verdad que siempre he pensado que era mejor viajar solo a modificar mi sueño, mi viaje. Pero también soy consciente, de que difícilmente encontraría a alguien que se adaptara a mí tal como lo ha hecho Alexandra y que al mismo tiempo soportara mi ocasional mal humor. A pesar que Alexandra también pierda muchas veces la paciencia, difícilmente encontraría a una chica tan paciente conmigo. Hasta ahora, Alexandra se ha sacrificado por mí, pero todavía sueña en seguir a mi lado acompañado mis pasos. Y es por todo eso (y también porque la amo) que hoy he hecho una cosa que no había hecho durante los 35 años de mi vida, a pesar de convivir anteriormente con tres chicas diferentes dos años cada una. He comprado un anillo de oro con la intención de pedir matrimonio a Alexandra. El lunes es el aniversario del Alexandra, cumple 24, pero Alexandra lo quería celebrar hoy el sábado. Hemos ido a comer en un buen restaurante y después hemos compartido la tarde con Claudio y sus amigos. Por la noche, hemos salido al bar de los anteriores días, donde nos esperaban con un pastel que también había comprado por la mañana. Alexandra ha soplado emocionada las velas y entonces le he dado un teléfono donde su elefante de peluche Tuki le había grabado un mensaje de vídeo: "Mami, te hemos comprado un regalo porque queremos ser tu familia. Te quieres casar conmigo y con papi"?. Mientras escuchaba el mensaje he situado delante suyo una cajita. Al descubrirla lo ha abierto emocionada y al ver el anillo me ha abrazado feliz. Hacía tiempo que me insinuaba directa o indirectamente que quería un anillo y, algunas veces, que le pidiera de casarme con ella. 04/12/2007: Después de un domingo de resaca, el lunes fuimos a cambiar el anillo de Alexandra que le venía demasiado pequeño y ella me compró uno para mí para que a partir de ahora todas las chicas sepan a primera vista que también estoy comprometido. A continuación, aprovechando que ya no teníamos más trabajo con el visado del Sudán o el coche, hicimos un poco de turismo por Addis Abeba, una ciudad templada a unos 2500 metros sobre el nivel del mar, que a pesar de ser la cuarta ciudad mayor del continente con casi 3 millones de habitantes, no deja de ser acogedora, con edificios modernos, comercios de todo tipo, monumentos, grandes avenidas y, eso sí, un tráfico caótico. Uno de los atractivos de Addis Abeba son los museos. Nosotros visitamos el Museo Nacional donde hay expuesto el esqueleto de Lucy, una hembra de 1,1m, que vivió hace unos 3.2 millones de años. Cuando se descubrió en 1974, se creyó que Lucy era un antepasado de la humanidad, una especie de abuela, pero hoy se cree que Lucy era más bien una tía. Pasa lo mismo con 4 otros esqueletos encontrados más recientemente en Este África, Sudáfrica y Chat, de diferentes antigüedades (uno de ellos de 4 millones) pero sin ser antepasados directos de la humanidad. El museo también muestra otros fósiles de animales desaparecidos, tronos y coronas de la antigua monarquía y una exposición de cuadros y esculturas de artistas locales magníficas, que contrasta con la ausencia de artesanía en Etiopía. Otro atractivo de Addis Abeba son las iglesias y catedrales ortodoxas sin embargo, cuando nos comunicaron que teníamos que pagar unos 3,5$/persona para visitar una, lo descartamos. Así pues, mientras esperábamos la tramitación del visado para el Sudán hemos tenido bastante tiempo para trabajar y para estar con Claudio y sus amigos. Hoy martes, Claudio me ha explicado que los Etíopes son muy orgullosos e incluso racistas con los otros africanos negros. De hecho, hasta la ocupación Italiana, en Etiopía había mercados de esclavos negros para el consumo interno y para Oriente Medio. Parte del orgullo Etíope se debe a la breve colonización que sufrieron (5 años), que por otro lado los mantiene conscientes de que los problemas del país son propios y no causados por los Europeos colonizadores. Claudio también me contó que como los Etíopes, los expatriados Italianos también son muy orgullosos y que son mucho más racistas que los Europeos no nacidos en Etiopía. Eso lo comprobó él mismo cuándo decidió casarse con una chica Etíope, costándole la amistad de algunos amigos Italianos y fuertes discusiones familiares. Todos le decían: "fóllate a las africanas, pero no te cases con ellas". En otra conversa, Claudio me explicó que paga 40$/mes al guarda de su casa. Me pareció poquísimo, pero después me siguió explicando que con esta cantidad alimenta su mujer e hijo, paga el alquiler de la casa, la educación del hijo y todavía le sobran 5$/mes para pagar otro trabajador que ayuda a su mujer. Puede parecer completamente exagerado, pero hablando con otra gente me he informado de que un camarero cobra unos 12$/mes (+ propinas) o que un guarda no acostumbra a cobrar más de 20 $ en el mes. No es de extrañar - también comentaba Claudio -, que con estos salarios haya tanta gente pidiendo por la calle, ya que, poco o mucho, no les debe faltar mucho para acumular el mismo dinero mensualmente. De entre muchas otras anécdotas, Claudio explicó una que me dejó alucinado. Explicó que un suyo amigo fue contratado para la embajada Italiana en Kenia. Allí se compró uno todo-terreno nuevo y caro, pero a los pocos meses se lo robaron. Tenía el todo-terreno asegurado a todo riesgo, así pues se compró otro idéntico, pero a pesar de tenerlo aparcado en un lugar seguro, al cabo de tres meses se lo volvieron a robar. Ya molesto, se compró el tercero todo-terreno, pero esta vez puso una botellita de whisky bueno con veneno en la nevera del coche y esperó que le volvieran a robar (esta vez sin vigilar tanto). Al cabo de 20 días exactos le volvieron a robar el coche y ... - ¿aquí falta un poco de tensión, quién era el ladrón? ¿Murió? - al día siguiente la policía lo va a buscar y le comunican que tiene 24 horas para abandonar el país, pues la jefe de la policía del barrio y su ayudante habían muerto envenenados. Y seguramente el pasaporte diplomático lo salvó de una muerte o revancha segura ... Podía está contento de tener que abandonar un país tanto corrupto. Harar (ver en mapa) 09/12/2007: Al martes por la tarde llamamos a la Embajada del Sudán y nos comunicaron que todavía no habían recibido la confirmación desde Jartum para poder tramitar nuestros visados. Veían que la confirmación podía tardar una semana o más, decidimos descubrir el Este de Etiopía hasta Harar y el miércoles por la mañana empezamos a hacer camino. Nos detuvimos al cabo de poco, en Debre Zeyit, un pueblo donde hay diversos lagos volcánicos. Nosotros visitamos el lago Hora, en el Norte de la ciudad, donde había un área recreativa por donde paseamos y contemplamos algunos de los pocos pájaros que poblaban la orilla. Poco después seguimos la conducción hacia el Este, llegándonos a media tarde al Parque Nacional d'Awash, donde se pueden observar pájaros y algunos antílopes. El precio de entrada y de acampada eran accesibles y teníamos previsto pasar la noche cerca del río observando los animales. Pero en la entrada nos comunicaron que en el Parque Natural se podían producir asaltos armados y que era obligatorio pagar una escolta durante toda la estancia. Alexandra se negó tener alguien al lado de la autocaravana durante toda la noche y decidimos seguir el trayecto (cruzando el Parque y observando algunos órixs) y descansar unas pocas decenas de kilómetros más adelante. El miércoles empezamos a enfilar las montañas de Chereher que se extienden a lo largo de los últimos 200 kilómetros antes de llegar a Harar. La carretera pasa por el arriba de las carenas, donde hay los poblados y los cultivos gracias a las temperaturas más templadas. Las vistas durante esta parte del trayecto eran espléndidas, con horizontes lejanos, anchos valles, ocasionales bosques, campos dorados o segados, casas de barro y tejados de plancha, gente muy simpática ... Finalmente, a media tarde llegamos a Harar, una ciudad musulmana amurallada que había sido el mercado más importante del Cuerno de África. El jueves por la mañana, salimos a descubrir en profundidad la ciudad de Harar, aunque en algunos momentos hube de arrastrar el Alexandra para que me siguiera. La calle principal de la ciudad amurallada no tenía demasiado interés, había algunos comercios y pequeñas mercados, pero lo que más nos sorprendió fue la gran cantidad de miseria que había, con hombres y mujeres durmiendo en la calle o pidiendo caridad. Al final de la calle nos desviamos por pequeñas callejuelas laberínticas con las casas pintadas de blanco y algunas de colores vivos: verde, rojo o azul. Hacia el centro de la villa encontramos una plaza de arcadas con unas quince águilas descansando sobre el muro, cuando llegamos un hombre empezó a tirar trozos de carne para que las águilas las cazaran al vuelo. De todas maneras, la principal atracción turística en Harar son los hombres hiena que cada noche alimentan estos animales con carne. Alexandra se quedó en la autocaravana y yo llegué allí con tuc-tuc (triciclo). En una explanada tocando al pueblo había una decena de hienas esperando que un hombre con un cesto lleno de carne les diera de comer. Parece ser que, la tradición de alimentar las hienas viene de lejos, pero actualmente parece más bien una representación para los turistas, éstos en los alrededores medio amedrentados y los hombres hiena cobrando unos 5$/turista por el espectáculo. Ayer el sábado decidimos empezar a hacer camino hacia Addis Abeba, pero antes visitamos el mercado de otra ciudad a pocos kilómetros al Norte de Harar, Dire Dawa, que ha prosperado mucho más que la anterior, gracias al tren que pasa conectando Addis Abeba con Yibuti. El mercado ocupaba un recinto amurallado, con los vendedores vendiendo sus productos por el suelo. En un extremo descubrí unos chicos que jugaban al "bingo" (así me dijeron que se llamaba el juego), apostando pequeñas cantidades para ver quién entraba más piezas de madera a través de unas pequeñas puertas en un gran tablero. Después de entretenerme un buen rato con los chicos del "bingo", volví al coche y seguimos el camino hacia Addis Abeba, volviendo a cruzar las montañas de Chereher y maravillándonos con sus vistas. Hoy el domingo nos hemos parado en Nazret, a unos cien kilometros de Addis Abeba. Allí nos hemos encontrado con Hibre, que nos ha invitado a su casa para tomar café y observar la ceremonia de su preparación. La madre de Hibre ha empezado a tostar unas semillas de café en una pequeña plata sobre un brasero, mientras tanto ha quemado un poco de incienso, después ha triturado las semillas de café ennegrecidas y las ha vertido en una tetera de barro que había puesto a calentar en las brasas y al cabo de un buen rato, nos han servido el café de un gusto fuerte y delicioso. Mientras tomábamos el café, Hibre ha sorprendido a Alexandra explicando que estaba escuchando Radio Rumania Internacional desde hacía más de 5 años, y para demostrarlo nos ha mostrado tres diplomas que tenía. Después, Hibre nos ha explicado que Etiopía funciona como una federación de tribus o etnias. A él no le gustaba el sistema, porque él era Mhara pero se encuentra viviendo en la región Oromo y no puede conseguir trabajo en el gobierno si no habla la lengua Oromo. Yo expliqué que en la región que visto, en Cataluña, la gente preferiría una "federación étnica" para España, aunque esta federación también provoca injusticias como la que vive él. Hibre prefería el Nacionalismo Etíope, defendido por el partido de la oposición, que difícilmente podrá acceder al gobierno, porque el gobierno actual está soportado por los Estados Unidos. Además - ha acabado comentando - en Etiopía no hay libertad de prensa ni de expresión, y muchos de los que intentan desafiar el gobierno lo pagan con prisión. ‹ Anterior (11/10/2007) MES Siguiente (2007-12-10)› ‹ Anterior (2007-10-29 - Tanzania) PAIS Siguiente (2007-11-24 - Ethiopia)› |
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