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Era de Madrid y viendo la matrícula española me ha empezado a dar conversación. Pero no demasiado interesante. He tenido de darle una mala excusa para acabar de bajar las bicicletas sin que se me continuara dando la tabarra. Wroclaw también fue devastada durante la segunda guerra mundial, un 70% de los edificios fueron hechos pizca. A pesar de todo el casco antiguo es magnífico, y es que igual que en Warszava todo el barrio antiguo ha sido restaurado. Tiene una de las plazas más grandes de Europa, aunque eso es relativo porque en el centro hay unos cuantos edificios. Los edificios de los alrededores están pintados de diferentes colores, con los tejados inclinados, mostrando una alta fachada, triangular a la parte de arriba, a veces adornadas con esculturas o interesantes formas. Nos hemos relajado un rato en la plaza principal, contemplando los edificios, la gente, los turistas, y unos chicos que hacían pompas de jabón gigantes ayudados de unas cuerdas atadas en el extremo de unos palos. Después hemos seguido el recorrido con bicicleta por un barrio mucho más tranquilo, más al norte, al otro lado de un río. Está lleno de iglesias y antiguas casas, sólo de una o dos plantas. Se ha empezado a hacer oscuro y allí hemos observado cómo empezaban a encender las luces, a la manera antigua, utilizando una antorcha. Las luces eran de gas. Czech Republic Kutn? Hora (ver en mapa) 18/08/2006: Esta mañana, después de estar visitando diversos hipermercados y centros comerciales, por fin hemos comprado un ordenador portátil para Alexandra. El ordenador iba sin sistema operativo (windows), pero la oferta era bastante buena y la hemos aprovechado. Acto seguido nos hemos puesto en marcha hacia Kutna Hora, en la República Checa. Justo salir de Wroclaw hemos parado en unos autostopistas. Eran dos chicos polacos que iban a ver el gran premio de motos GP en Brno, antes pero pensaban salir de fiesta por Praga. Estos chicos tampoco llevaban tienda y tenían la intención de dormir en el aire libre. No han hablado mucho, de hecho hablaban poco inglés. De todas maneras se han interesado por nuestro viaje, aunque no sé si se han acabado de creer que estábamos haciendo la vuelta al mundo. Hemos dejado a los chicos en la frontera, ya que nosotros, justo cruzarla nos hemos dirigido unos 35 km dirección norte-oeste hacia un lugar que la guía de viajes recomendaba: las rocas de Adrspash y Teplice. Alexandra era un poco pesimista de encontrar algo interesante, pero después de dar algunas vueltas y preguntar hemos llegado a un valle donde había algunas grandes rocas aisladas entre los árboles. Hemos comido y después hemos salido a explorar un pequeño camino con bicicleta. Y cuando éste se ha hecho intransitable hemos seguido a pie. Hemos andado un rato por dentro del bosque, pero en un claro hemos podido admirar unas grandes rocas alzándose por encima de la montaña. Ni mucho menos tenían la espectacularidad de las rocas de Meteora (Grecia) o de Montserrat (Cataluña), pero hemos llegado tarde y me he quedado con las ganas de seguir por el camino, de donde han aparecido dos escaladores cargados de mochilas y cuerdas. Por la tarde hemos retomado las carreteras hacia Kutna Hora, pero una de éstas estaba en obras y nos hemos tenido que desviar, seguramente muchos más kilómetros de los necesarios. Al final nos hemos quedado a dormir en Kolin, a pocos kilómetros del destino. 19/08/2006: Yo y Alexandra seguimos con el proceso de adaptación, aunque ella no me lo quiera admitir creo que ella también tiene un gran ego. Los últimos días he observado una lucha soterrada por parte de los dos para rebajarnos el ego. sentimos una extraña necesidad de sentirnos mejores que el otro. Pero como he dicho, nos estamos adaptando y espero que con el tiempo aprenderemos a situarnos al mismo nivel y a no criticarnos, satirizarnos, ignorarnos ... Esta mañana he estado trabajando bastante rato, por una parte lo necesitaba ya que tenía mucho trabajo pendiente, pero por otro lado trabajar era una manera de ignorar a Alexandra que me había criticado anteriormente. Al mediodía volvíamos a estar bien y nos hemos acabado de llegar a Kutna Hora. Alexandra ya había estado en Kutna Hora y ha estado haciendo de guía. Es curioso que durante el siglo XIV, Kutna Hora hubiera rivalizado en importancia con Praga. Ahora es un bonito pueblo de poco más de 20.000 habitantes, pero con interesantes casas, iglesias y calles medievales y una gran catedral gótica. En un extremo del pueblo hay una sorprendente capilla cripta, que contiene los huesos (y calaveras) de más 40.000 personas apilados en forma de pirámides o adornando la cripta en forma de cruces, candelabros, escudos ... He preguntado en el centro de información turística de dónde habían sacado tantos huesos, pero no me han sabido responder. Entonces, Alexandra me ha explicado una historia que al entrar a la cripta me han confirmado en un folletín. En el año 1278 un fraile derramó tierra del calvario por el cementerio del pueblo. Entonces se empezó a decir por todas partes que la tierra del cementerio era santa. Gente de todo el país y del extranjero se quería enterrar allí. Y he ahí al cabo de un par de siglos en el cementerio debería haber más huesos que tierra y de aquí debería salir la idea de utilizarlos como adorno de la cripta. Un poco macabro. Antes de ponerse el sol hemos hecho los pocos kilómetros que separan Kutna Hora de Praga, hemos cenado, y después Alexandra me ha vuelto a hacer de guía por la ciudad, una ciudad que la tiene enamorada, y no me extraña porque Praga parece magnífica. Praha (ver en mapa) 26/08/2006: Hemos estado una semana en Praga. Praga es una ciudad encantadora, que enamora. Quizás por eso la convivencia con Alexandra ha sido más positiva cada día. Nos hemos dejado espacio y en algunos momentos hemos hecho actividades por separado, pero también hemos aprendido a estar juntos. Por ejemplo, Alexandra está aprendiendo a tener paciencia con mis interminables secuencias de fotos delante de algún edificio. También yo estoy aceptando malcriarla un poco, al fin y al cabo se encuentra lejos de casa y algunos días se ha añorado un poco. Praga es una de las tres ciudades del mundo donde Alexandra se podría quedar a vivir para siempre (las dos otros todavía no las conoce). Se conoce bastante bien la ciudad y por este motivo me ha estado haciendo de guía la mayoría de días. De todas maneras, uno de los primeros puntos que visitamos fue el local alternativo Roxi, un local lleno de pintadas en las paredes que ofrecía conexión gratuita a Internet. El local también tiene un bar, pero no es indispensable consumir para estar allí. Así pues, este local se convirtió en el punto más visitado durante esta semana, sobre todo por Alexandra que tenía necesidades locas de conectarse a Internet. De todas maneras, el primer día, domingo, también hubo tiempo para recorror la ciudad con bicicleta. Praga tiene muchas calles empedradas y muchos tranvías, hecho que dificulta la circulación con bicicleta, ya que no hay carriles bici. Pero vale la pena pedalear por allí. En el centro del barrio antiguo está la gran plaza de Staromestske nán, dominada por dos torres góticas, con unos tejados de cuentos de hada, inclinados y con pequeñas torres alrededor con tejados puntiagudos. La plaza también es visitada por el famoso reloj astronómico, que a pesar de entretenerme en frente no acabé de entender. Desde la plaza y en dirección al río puedes deambular por las transitadas (de turistas) calles estrechas, de casas barrocas, arte noveau, góticas ... todas ellas encantadoras. Al llegar al río te encuentras una otra gran torre de cuento de hadas (Praga es conocida como la ciudad de las mil torres) y pasada la torre el gran puente de Charles, a reventar de gente tanto de día como de noche, con pintores y múltiples paradas bajo la luz del sol que son reemplazados por diversos grupos de música cuando se encienden las farolas. En el otro lado del río se puede observar enfilado en una colina el castillo de Praga que visitamos otros días. Al primer día, Alexandra también me llevó a un lugar apartado de los turistas y me mostró la muralla del hambre. Me explicó que muchas otras ciudades europeas también tenían una muralla del hambre. A la edad media la gente a veces sufría hambre, entonces los reyes, en vez de dar de comer a cambio de nada, hacía construir una nueva muralla. De todas maneras, no todo es esplendor en Praga, paseando por el barrio antiguo se puede observar muchos indigentes, de rodillas, con la cabeza agachada, con las manos tendidos adelante y pidiendo caridad con una vasija de plástico. El lunes nos encontramos con Michal que habíamos contactado a través de hospitalityclub. Tal como le habíamos pedido, llevaba una copia de los cds de instalación de windows. Alexandra se puso a instalarlos enseguida en su ordenador mientras yo iba a comer con él en un restaurante chino. Me comentó que él era de origen Eslovaco. Saqué el tema de la separación de la República Checa y Eslovàquia. Me explicó que pronto hará 15 años que se separaron. Ya nadie desearía volver atrás, pero entonces la decisión fue política, sin que el pueblo interviniera. De todas maneras, los Checos y los Eslovacos tienen culturas y lenguas diferentes. Michal comentó que los Eslovacos son muy tradicionales y religiosos, en cambio los Checos son de los más ateos de Europa. Por otro lado, antes de la separación, los Eslovacos desconfiaban de la gestión de los impuestos centralista que se realizaba desde Praga, y aunque eran más pobres preferían gestionarlos ellos mismos. Después de comer fuimos a hacer un café y una cerveza en un bar cerca de donde tenía aparcada la autocaravana. Allí lo entrevisté. Michal me sorprendió, creía que el principal problema del mundo eran las enfermedades porque te limitan físicamente y mentalmente robándote parte de la humanidad. La solución se encontraría en la medicina y medicina alternativa. El principal problema de la República Checa es la falta de trabajo. La solución se encontraría al crear nuevas industrias. Actualmente Michal está buscando trabajo y poco puede hacer para solucionar el problema a nivel personal. Michal se considera feliz porque no da importancia a las cosas que no lo son y disfruta ayudando a los amigos. Sería más feliz teniendo trabajo, aunque después reflexionó y añadió que teniendo trabajo también tendría menos tiempo para estar con amigos y escribir. Consideraba que no había ninguno secreto para la felicidad, aunque después mostró una gran alegría al explicar un viaje que iniciaría muy pronto. En acabar de la entrevista me mencionó una frase muy interesante: "vale más prevenir los problemas que solucionarlos". Seguimos hablando de la felicidad y de los problemas que comportan las enfermedades. Profundicé en sus respuestas de la entrevista. Entonces me explicó que a los 14 años se le murió el padre y que más tarde él tuvo problemas de salud, que lo limitaban. De todas maneras, gracias a la medicina china y en infusiones de plantas y otros elementos (entre ellos piedras), consiguió curarse. Por los comentarios que hacía deduje que era muy creyente. Católico me afirmó. Entonces le pregunté si consideraba que la medicina china y la religión católica tenían algo en común y me respondió que sí, ya que ambas creen en el alma. Profundicé más y me explicó que de hecho creía en la reencarnación y también en el día del juicio final, que se producirá en algun día futuro. Recordé el 'alcorà que leí hace poco donde se da mucha importancia al día del juicio final, el día en que todos los muertos se alzarán y serán llamados delante de Dios. El martes la tarde fuimos a casa de una chica que nos había invitado a cenar, Daniela. Alexandra no se quedó a cenar porque tenía ansiedad para volver a conectarse a Internet, aunque volvió más tarde. A la cena también había otros amigos de Daniela, todos ellos conocidos a través de talleres y cursos de danza y percusión. La cena fue agradable y estuvimos hablando bastante de sus talleres de danza. Mientras tanto, les iba preguntando medio en broma si después de cenar harían una demostración de sus artes y por sorpresa mía así lo hicieron. Retiraron la mesa, un chico cogió un tambor, me dieron otro y a bailar. Eran unos bailes sensuales, con movimientos muy anchos, que Alexandra comentaba que eran muy típicos a las bodas de Rumania. Nos invitaron al cabo de dos días a una función de danza, pero desgraciadamente no pudimos asistir. No nos encontramos con nadie más estos días y no negaré que al final de la semana me he sentido un poco desconectado de la realidad Checa, sin saber qué escribir en mis artículos para la prensa. Esta semana hemos estado moviendo la autocaravana de lugar bastantes veces. El primer día, la policía vino por la tarde informándonos de que estábamos aparcados en una zona reservada. Los siguientes días estuvimos aparcados en diferentes lugares, también reservados, pero estuve moviendo la Hymer para intentar obtener bombonas de gas. El día de la cena en casa de Daniela pensábamos que ya no tendríamos que mover más la autocaravana porque habíamos aparcado en un área libre, no reservada, y bastante céntrica, pero por la noche la policía nos despertó informándonos de que no podíamos aparcar allí, ni en toda la ciudad, donde está prohibido acampar. De todos modos así nos dejaron pasar la noche allí y al día siguiente cambiamos la autocaravana de lugar, cerca del local donde teníamos acceso a Internet, en el centro de la ciudad, naturalmente en una zona reservada. De todas maneras, el penúltimo día por la mañana estábamos trabajando dentro de la Hymer con los ordenadores cuando alguien golpeó unas pocas veces la puerta. Nos mantuvimos con silencio cinco minutos y después miramos entre las persianas. No había nadie en la calle pero en el cristal del conductor había una multa escrita en un pequeño trozo de papel. No movimos la autocaravana aunque después vimos diversos coches en otras zonas reservadas con las ruedas bloqueadas por la policía. Pero no las teníamos todas, y el último día dejamos escrita una nota en el cristal, por si a caso: “En una hora nos marcharemos, por favor, no nos ponéis ninguna multa. Gracias". El miércoles solucioné parcialmente el tema del gas. Los días anteriores fui a los 5 puntos donde campingaz decía tener distribuidores, pero ninguno de ellos tenía recambios para mis bombonas. Estuve preguntando en diversas gasolineras que vendían gas si podían recargar mis bombonas, pero ninguna tenía adaptadores para llenarlas. Más tarde descubrí que las bombonas de gas Checas tienen la misma rosca de salida que las bombonas españolas y por lo tanto podía utilizarlas. Al problema es que las bombonas Checas sólo las podría cambiar a la República Txecoslovaca y en principio no las podría recargar, por otro banda tenía que comprar la bombona. El miércoles estuve comparando precios de las bombonas Checas a diferentes gasolineras, pero en una mostré casualmente una bombona de campingaz. Sin decir nada el chico me la cogió y me mostró que me la podía cambiar por otra de campingaz. La bombona que me mostró debería hacer años que la tenía allí, en vez de ser azul era negra, con un milímetro o dos de suciedad incrustada. Sin intentar limpiarla la cambié por un precio muy económico. A pesar de tener gas suficiente por unos cuantos días, no encendimos la nevera hasta no parar a una gran superficie e hicimos una gran compra, ya que estos días la nevera ha seguido casi vacía y cada día hemos comprado las verduras, frutas y carne que necesitábamos. El castillo de Praga, que visitamos a partir del martes es fabuloso. No es el típico castillo medieval de toscas murallas. Es un castillo rodeado de jardines y de edificios ampulosos, relativamente modernos. En el centro del castillo está la gran catedral de S. Vitus, que parece que la hayan puesto allí con calzador de poco espacio que hay. Detrás de la catedral hay una pequeña callejuela, de pequeñas antiguas casas alineadas y ocupadas por tiendas de souvenirs. Estaba plena de turistas pero volvimos otro día por la noche para hacer alguna foto mucho más tranquilamente. Los Jardines de los alrededores del castillo son muy tranquilos, muy bien cuidados, algunos de ellos formando diversas terrazas con impresionantes vistas sobre la ciudad. También visitamos el barrio alrededor del castillo, Mala Strana, de casas barrocas y calles empinadas y empedradas. Igual que en Warszava, en Praga también había muchos turistas catalanes conversando y paseando por la calle. No hablé con ninguno de ellos, pero el comentario más divertido que oí en catalán fue en un momento en que desmontamos de las bicicletas para bajar unas escaleras bastante empinadas. Entonces un niño preguntó a su hermano mayor: - ¿Porque no bajan las escaleras montados en la bicicleta? - Porque deben de tener miedo. - ¿Tú las bajarías montado? - Si claro, si me dejaran una bicicleta las bajaría. Estuve a punto de ofrecerle mi bicicleta pero preferí no ponerlo en evidencia delante de su hermano menor. Karlovy Vary (ver en mapa) 27/08/2006: Al mediodía, después de estar trabajando un buen rato desde un bar que ofrecía conexión en Internet (Roxi estaba cerrado) empezamos a hacer camino hacia Karlovy Vary, un pueblo donde el Alexandra ya había estado y que también me había recomendado firmemente visitar. Karlovy Vary es un pueblo lleno de balnearios que aprovechan las aguas termales que surgen de un valle al oeste de la República Checa. El pueblo, elegante, se asienta en torno a un río. Las mansiones, los hoteles y los balnearios son lujosos, de estilo antiguo, barroco. Hay muchas joyerías y tiendas de ropa, de marcas caras y desconocidas. Es curioso, pero muchos carteles están en ruso y por la calle también se puede escuchar este idioma en algunas conversaciones. Muchas de las calles están prohibidas al tráfico, incluso en las bicicletas, sólo pueden circular unos pocos carruajes tirados por caballos, parsimoniosos, deambulando entre la gente tranquila, adinerada, de mediana edad. La gente pasea, conversa, se relaja. Muchos llevan una taza de cerámica, de formas trabajadas y con orificio a través del cual hacen pequeñas sorbidas. Me he fijado que llenaban estas tazas en una fuente bajo unas columnatas. He intentado beber un poco de esta fuente y el agua estaba hirviendo. Después he preguntado a una mujer que llevaba una de estas tazas. La mujer era de origen ruso y muy amablemente nos ha explicado que las aguas eran medicinales y que se tienen que beber muy lentamente, una taza en durante unos cincuenta minutos. Hemos andado hasta el final del pueblo donde hay uno de los hoteles más lujosos, con casino, más tiendas de lujo. Después Alexandra me ha guiado por un camino que se enfilaba montaña arriba, en medio de un bosque de árboles de hoja perenne. Me quería llevar a una torre desde cual se disfruta de una impresionante vista sobre Karlovy Vary. Pero el caminito parecía no llegar nunca al destino y cuando por fin he entrevisto una torre entre las hojas verdes de los árboles he comentado a Alexandra: "Mira! qué te decía, me parece que hemos llegado a Praga, ya veo una de sus torres". La vista era efectivamente impresionante. A lo largo del camino de bajada (hemos cogido otro de más directo) nos hemos cruzado con un banco donde se acostumbraba a relajar Chopin, más allá había un monumento a otro compositor, y es que en el pasado, este pequeño pueblo había atraído a grandes compositores y personalidades como Beethoven, Liszt, Tolstoy, Freud, Karl Marx ... Litomerice (ver en mapa) 28/08/2006: Normalmente no pago cuando aparco en los aparcamientos públicos de pago, las típicas zonas azules. Como máximo me expongo a una multa que seguramente no llegará a casa. Pero cuando a media mañana nos hemos despertado en Karlovy Vary ha venido un hombre reclamándonos el pago. Yo le he intentado explicar que habíamos llegado de noche y que no nos habíamos dado cuenta de que fuera un área de pago (y realmente era así), pero que de hecho ya nos marchábamos. Y nos hemos marchado. Hemos aparcado unos cien metros más allá, delante de un supermercado para hacer la compra de la semana. Pero al salir nos hemos vuelto a encontrar el mismo hombre reclamándonos el ticket del aparcamiento y amenazándonos de avisar a la policía. Ya sé que está mal hecho, pero en este aspecto soy demasiado latino o mediterráneo y si puedo evitar pagar no pago. Y en este caso no he pagado, ya que cuando le he comentado que podía avisar a la policía no lo ha hecho. Después de comprar nos hemos dirigido hacia Litomerice, un pueblo poco antes de llegar a Alemania que según la guía parecía interesante. Cuando hemos llegado a media tarde estaba lloviendo. Hemos aparcado en el centro y nos hemos quedado durmiendo un rato en el coche pero no nos hemos despertado hasta al cabo de dos horas. Entonces en vez de visitar el pueblo (todavía llovía) hemos ido a aparcar a delante de un centro comercial (más tranquilo para dormir) y nos hemos puesto a trabajar. Yo he estado escribiendo un artículo para el 9nou y cambio16. Los días anteriores estaba un poco angustiado porque no sabía sobre qué escribir, ya que la última semana en la República Checa no me había encontrado con demasiadas personas como para escribir sobre la gente y sus sentimientos y pensamientos. Pero esta tarde ha empezado a cuajar la idea de escribir un artículo resumiendo y haciendo uno análisis de todas las entrevistas realizadas hasta ahora. Germany Dresden (ver en mapa) 29/08/2006: Por la mañana he acabado de escribir el artículo sobre el análisis de las entrevistas realizadas hasta ahora: cuáles son los problemas del mundo y las posibles soluciones. Después hemos ido a visitar un poco Litomerice. Es un pueblo pequeño, sin demasiados puntos de interés, pero tiene una bonita plaza y un interesante paseo con bonitas vistas. Hacía el mediodía nos hemos llegado a Terezín, a 4 kilometros de Litomerice. Terezín es una fortaleza del siglo dieciocho que fue utilizada por los nazis como campo de concentración. Actualmente, los edificios que antes eran centros de reclusión se han convertido en casas, escuelas, tiendas y algún museo, en el que no hemos entrado porque se tenía que pagar y ya habíamos agotado casi todas las coronas Checas. Al acabar la corta visita hemos empezado a hacer camino hacia Dresden, Alemania, a no demasiados kilómetros de donde nos encontrábamos. Alexandra me ha hecho notar que el norte de la República Checoslovaca está muy industrializado, con muchas fábricas humeando. Hemos deducido que la proximidad con Alemania ha atraído mucha inversión. Más cerca de la frontera nos hemos encontrado con otra consecuencia de la proximidad con un país más rico. Los lados de la carretera, por donde circulaban muchos camiones, estaban llenos de prostitutas. Pero lo más sorprendente es que algunas se encontraran dentro de unos barracones de madera con unos escaparates de cristal encarados a la carretera donde se exhibían con ropa interior. Llegándonos a la frontera, Alexandra estaba nerviosa. Cruzar la frontera significaba la cuenta atrás de Alexandra en el espacio Chenguen. Al tener pasaporte Rumano, Alexandra tenía un máximo de 90 días al año para viajar en los países del espacio Chenguen. Ya había gastado 14 días viajando por Escandinavia, por lo tanto sólo les quedaban 76. Si Alexandra quería seguir viajando hasta a finales de año por Europa tendría que viajar como ilegal. Ya habíamos consultado otras opciones y parecían complicadas o imposibles. Por otro lado, también habíamos intentado obtener un visado para acceder al Reino Unido, pero la obtención también era difícil, o imposible ya que tenía que volver a Rumania para solicitarlo. Así pues, el Reino Unido e Irlanda quedarán descartados del itinerario. Hemos cruzado la frontera sin problemas y nos hemos acabado de llegar a Dresden por unas carreteras en obras y llenas de semáforos. Hemos aparcado en el centro de la ciudad y hemos salido a pasear, no demasiado, porque la Alexandra estaba obsesionada en encontrar un punto de acceso a Internet. De todas maneras hemos podido pasear entre algunos palacios, iglesias y edificios exquisitos. Pero no hemos encontrado el punto de acceso en Internet. Cuando ya estábamos a punto de volver hemos recibido dos mensajes casi simultáneos en el móvil, uno de Sophia y el otro de Martin, ambos contactados a través de Internet. Sophia nos invitaba a cenar y Martin a encontrarnos. Nos hemos decantado por encontrarnos con Sophia aunque más tarde también se ha presentado Martin. Sophia vive en un piso compartido en la llamada nueva ciudad, aunque sea casi igual de antigua de la llamada vieja. Después, ella y Regine, una suya amiga que se ha presentado más tarde, nos han explicado que en la ciudad vieja era dónde vivían los reyes, la parte que habíamos recurrido momentos antes, y en la ciudad nueva, al otro lado del río, era donde estaban los mercados y donde vivían los proletarios. Después se ha presentado Martin y hemos seguido conversando sobre Dresden, que había sido fuertemente bombardeada por los Americanos poco antes de finalizar la segunda guerra mundial, según Martin porque era la ciudad con más afiliados nazis. En terminar la guerra Dresden quedó englobada en la Alemanya del Este, y los comunistas dejaron algunas iglesias sin reconstruir como monumentos a las barbaridades realizadas por los americanos. Pero después de la reunificación de Alemania, se pusieron a reconstruir estas iglesias, una de ellas inaugurada recientemente y el otra todavía en reconstrucción. No deja de ser curioso que a pesar de no haberse borrado del todo el recuerdo de la guerra vuelva a resurgir al nazismo con fuerza, sobre todo en la Alemanya del este. Según explicaban, la causa es que la Alemanya del este no estaba acostumbrada a la inmigración durante el comunismo y de repente empezaron a recibir muchos inmigrantes que generó racismo debido al miedo a que siempre provoca. Al final de la conversación me sorprendió mucho un comentario que hizo Martin. Los alemanes acostumbran a ser bien recibidos en los países árabes con comentarios del tipo: "Hitler sí que tenía buenas ideas", debido al odio que tienen en común hacia los judíos. Lo que no parecen saber estos árabes es que sus genes tampoco son arios, y de triunfar el nazismo en todo el mundo, ellos serían los siguientes a pasar por los crematorios. Estuvimos hablando sobre muchos otros temas. Entre medio entrevisté a Regine y a Martin. Martin pensaba que el principal problema del mundo es el egoísmo porque provoca conflictos y destruye las relaciones. Quizás se podría solucionar con manipulación genética, aunque el egoísmo también tiene su parte positiva, ya que interviene en la evolución. Personalmente podría trabajar como voluntario para ayudar en la solución del problema. El mayor problema de Alemania es el sistema político. Hay demasiados partidos políticos de la escuela antigua. La unión europea podría ayudar a cambiar la mentalidad y él podría colaborar apuntándose a un partido político. Martin se considera feliz, tiene salud, familia, amigos ... pero sería más feliz viviendo en un apartamento con su chica. El secreto de la felicidad es descubrir que las malas cosas que te pasan, al final no lo son tanto. Regina creía que el principal problema del mundo es el calentamiento global y el cambio climático. La solución se encontraría al detener todas las emanaciones de dióxido de carbono. Ella podría ayudar no conduciendo coche, gastando menos agua ... El principal problema de Alemania es la falta de trabajo. Los políticos tendrían que aportar la solución, pero no parece que la quieran encontrar o aportar. Regina no se siente feliz, como mínimo hasta que termini los estudios. Sería más feliz si entrara el sol a la biblioteca donde estudia. El secreto de la felicidad es el chocolate. A ella le gusta viajar porque puede comprar diferentes tipos de chocolate allí donde va. 31/08/2006: Ayer por la mañana aprovechamos para solucionar parcialmente el problema del gas y también de la calefacción de la autocaravana. Hacía unas tres semanas que había recibido un correo electrónico de Hymer de España en el que me informaban que había una serie de autocaravanas que tenían un defecto en la caldera de calefacción que se debía de cambiar urgentemente. Mi autocaravana estaba incluida dentro de esta remesa. Fui al distribuidor de Hymer en Praga y me comentaron que para solucionar el problema tenía que ir a otro pueblo a unos 80 kilómetros al sur. Aunque también me informaron que si no solucionaba el problema la caldera esta podía empezar a quemar, esperé a solucionar el problema en Dresden. Daba la casualidad de que el distribuidor de Hymer en Dresden también era distribuidor de Campingaz. De todas maneras sólo tenían dos bombonas llenas. Pero tampoco era del todo grave, porque la bombona de gas español todavía duraba. Después de cambiar las dos bombonas tuvimos que esperar un rato que un técnico acabara de comer y a continuación cambió el armazón de la caldera. Aparcamos en el centro y estuvimos toda la tarde esperando que dejara de llover y trabajando. Finalmente, nos decidimos a salir un momento que paró de llover, y tubimos suerte porque no volvió a llover hasta que no volvimos a la Hymer al cabo de dos horas. La luz también era muy interesante para hacer fotografías, y me detuve múltiples veces para hacer decenas de diferentes encuadres delante de cada edificio, hecho que minó completamente la paciencia de Alexandra. Por la noche Sophia nos envió un mensaje en lo que nos invitaba a desayunar el día siguiente. Y así lo hemos hecho esta mañana. Hemos comprado un poco de pan y Sophia ha sacado la mermelada hecha por su madre. He encontrado curioso que en abrir el bote toda la mermelada se encontrara arriba con una capa de aire en el culo. Sophia ha explicado que para conservarse largo tiempo, su madre gira cabeza abajo los tarros. Alexandra ha comentado que para conservar la mermelada largo tiempo, su madre pone una Aspirina dentro del tarro y lo conserva con calor durante una semana. Yo he explicado que mi madre creo que sólo ponía los tarros en baño María. Hemos aprovechado que Sophia tenía internet para trabajar un buen rato con la conexión y para enviar el diario de Eslovenia. En acabar y justo antes de despedirnos he entrevistado en Sophia que pensaba que el principal problema del mundo era el odio y la violencia. La solución pasaría por entendernos unos a los otros, para después aceptarnos. En Alemania el principal problema es la edad de las personas, de todas maneras la inmigración hace que la edad media disminuya. Sophia se siente feliz porque su vida está llena de sorpresas. Ella sería más feliz si su vida fuera en buen camino. A ella le gusta viajar por que cuando viaja entra en una nueva dimensión, la del nuevo país, y aprende nuevas cosas. Hemos empezado a hacer camino hacia Kloden, un pueblo insignificante, que no aparecía al mapa, a medio camino de Dresden y Berlín. En Kloden había un gran encuentro de hospitalityclub. De todas maneras, cuando hemos llegado a la noche sólo había unas veinte personas de las 150 apuntadas, ya que el día de inauguración es el día siguiente. Hemos estado conversando, comiendo, bebiendo, escuchando música, dejándonos picar por los mosquitos y pasando un poco de frío. Ha sido una velada agradable. Un chico de Holanda me ha enseñado un libro después de explicarle mi viaje que he encontrado muy interesante. El libro escrito en forma de diario y con muchas imágenes narra las aventuras de una pareja de polacos que estuvieron viajando cinco años por todo el mundo haciendo autostop. Me he apuntado el título: "Led by Destiny", el autor: "Kinga Freespirit" y el Isbn: 83-7380-205-3, con la intención de comprarlo. Hojeándolo me ha animado a seguir escribiendo este diario con la esperanza de publicar una versión reducida al acabar el viaje. Kl?den (ver en mapa) 03/09/2006: Hemos pasado tres días en el campo de hospitalityclub en Kloden. A lo largo del viernes llegó mucha más gente. En total éramos un centenar, la mayoría muy interesantes pero con ganas de pasárselo bien, a base de cerveza. Pero también jugando a voleibol, fútbol, tirando platos voladores, nadando en el lago que separaba el campo del pueblo, visitando el pequeño pueblo de Kloden, participando en diferentes talleres: de pastelería, de pintura, conducción ... Pero definitivamente beber cerveza era uno de los principales deportes y juegos, y algunos se lo tomaban muy seriamente, eso de beber. Espontáneamente se organizó un taller de aperturas de cervezas sin abridor: mechero, botella vacía, diario doblado, moneda de un céntimo de euro, dientes, anillo ... También se organizaron diferentes juegos de beber cerveza utilizando dados o monedas. O el juego "Yo nunca he...". Por turnos, cada participante hacía una frase del estilo: "Yo nunca he hecho sexo en un ascensor", a continuación los participantes bebían si en este caso nunca habían hecho sexo en un ascensor, o no bebían en caso contrario. Pero el juego más divertido, como a mínimo para el espectador, fue un juego en el que participaban dos equipos de unas diez personas. Los dos equipos se situaban uno delante del otro, detrás de una línea. En el centro había cinco botellas de cerveza vacías derechas. Cada participante tenía una botella de cerveza llena al lado. El primer equipo tiraba una bola contra las botellas del centro. Si las botellas caían, el otro equipo tenia que correr a recogerlas mientras el primer equipo bebía tanta cerveza como podía hasta que el segundo equipo volvía a cruzar la línea de su campo y chillaban "Stop!. Y así sucesivamente hasta que uno de los dos equipos se acababa toda la cerveza y ganaba. Pero no todo era beber, también tuve ocasión de conocer gente fantástica y de mantener conversaciones interesantes: sobre la amistad, la mafia siciliana, sobre un puente que quieren construir entre Italia y Sicília, sobre viajes, sobre mi viaje ... También reencontré antiguos amigos, sobre todo conocidos en Vilnius: Lorea, Bret de Australia y Florian de Alemania. Florian seguía igual de alocado, o más, que en Lituania. Enseguida se convirtió en el rey de la fiesta con acciones inclasificables como beber cerveza desde el zapato de otro participante del campo. En el campo también había un alemán de unos cuarenta años, Peter, que estaba viajando por todo el mundo con un LandRover. Había conducido todo el continente americano durante dos años. Ahora tenía pensado hacer viajes más cortos, de sólo cinco u ocho meses porque tenía su madre enferma. Por otro lado explicó que antes de empezar a viajar, su mujer lo abandonó por otro hombre y entonces decidió venderse el negocio y la casa para poder dedicar el resto de la vida a conocer nuevos países y culturas. Naturalmente me interesé por aspectos técnicos de su viaje, como el coste del transporte del coche hasta América (unos 1300€ y unos 1800€ de vuelta desde Argentina). También me habló de un "carnet de Passage", caro pero muy útil e indispensable para cruzar algunos países de África o Asia. También conocí a diversos chicos que viajaban por todo el mundo haciendo autostop o utilizando medios de comunicación económicos. Uno de ellos tenía previsto viajar próximamente por Medio Oriente incluyendo Afganistán, mientras un suyo amigo quería cruzar África de norte a Sur sólo haciendo autostop y sin pagar ningún medio de transporte. Explicaba que harían una gran fiesta de despida porque quizás no se volverían a reencontrar. Naturalmente aproveché para hacer bastantes entrevistas, unas diez. Habría podido hacer más, pero intenté no presionar a nadie a situarse delante de la camera. Por otro lado, algunos fueron posponiendo la entrevista porque no se encontraban en perfecto estado de lucidez. El primero a entrevistar fue Florian, que a pesar de ser famoso por sus locuras demostró tener una cabeza muy clara. Florian pensaba que el principal problema del mundo era la avaricia de algunas personas, que quieren más y más y desequilibran el mundo. Parte de la solución estaría en proyectos tipos Hospitalityclub, que te ayudan a comprender un poco los problemas. A nivel personal intenta manifestar a su entorno que para ser feliz no se necesitan tantas posesiones materiales. El principal problema de Alemania es el hundimiento del estado del bienestar, hay menos dinero para la seguridad social y mayores problemas. Florian se siente feliz, aunque también sea melancólico y piense que también se puede aprender de la tristeza. El secreto de la felicidad es disfrutar de cada momento. Le gusta viajar porque se ha convertido en su estilo de vida: conocer nuevas culturas y aprender de ellas. Lorea de Vilnius creía que el principal problema en el mundo es la falta de casas, de comida y de trabajo. En Lituania no cree que haya grandes problemas aunque la gente se queje mucho. Ella se siente feliz porque el mundo es maravilloso. No sabría como ser más feliz, pero quizás no lo necesita. Irma de Estonia opinaba que el problema mayor del mundo era que la división de recursos se basa en intereses y no en necesidades. En Estonia, el problema es la migración de la población hacía las ciudades o hacia otros países. Si hubiera más trabajo en el campo eso no pasaría. Irma no es del todo feliz. Actualmente tiene que tomar una decisión que puede cambiar su vida, después podrá ser feliz otra vez. El secreto de la felicidad es saber qué quieres hacer y hacerlo con pasión. Disfruta viajando porque puede obtener nuevas ideas y cuándo vuelve a casa tiene más energía para trabajar. Jens de Alemania pensaba que el principal problema del mundo es el enfrentamiento entre religiones. Él es ateo y por lo tanto no puede entender el fanatismo y conflictos entre las religiones. Él podría ayudar desde alguna NGO. En Alemania, el pesimismo es un gran problema. La solución sería un largo proceso de reevaluación de lo que tienen y de lo que pueden hacer. Él podría colaborar en la solución simplemente siendo él mismo y aceptando los otros. Jens se siente feliz porque puede vivir como quiere. podría ser más feliz si tubiera más dinero. El secreto de la felicidad es encontrar tu propia personalidad y dejarte sorprender. Le gusta viajar y aprender de la gente, naturaleza, religiones. Manuel de Alemania, uno de los organizadores del campo, opinaba que el mayor problema del mundo son las guerras y su destrucción. Se podrían acabar si los políticos y la población fueran más pacíficos y se respetaran más unos a los otros. Cree que organizando el presente campo es una manera de colaborar en la solución. En Alemania, el principal problema es su manera de pensar. Quieren ser o se consideran perfectos. Tendrían que intentar ser más sencillos. La solución se encontraría en observar otras culturas y mejorar sin tanto estrés. Manuel se siente feliz porque próximamente irá a Australia durante 1 año. En un futuro sería más feliz teniendo familia. El secreto de la felicidad se encuentra en vivir al momento. Disfruta viajando porque le gusta estar en la carretera y conocer gente. Marcus de Australia creía que el mayor problema es la ignorancia. Se podría solucionar si los países fueran más abiertos e invirtieran más en educación. Él puede ayudar viajando y compartiendo opiniones. Australia es un país multicultural y la gente es tolerante, de todas maneras uno de los principales problemas puede ser la inmigración. Se resolvería si hubiera más igualdades entre los países. Él no sabe si puede hacer algo para colaborar en la solución, de hecho se siente egoísta porque no quiere pensar en ello. Marcus es feliz porque su vida es satisfactoria. Es feliz con lo que tiene y aprende de otra gente que vive con menos. El secreto de la felicidad es conformarte contigo mismo. Siente que no puede parar de viajar, se sorprende de las cosas que ve y la gente que conoce. Ola de Polonia opina que el mayor problema en el mundo son guerras porque la gente muere sin razón. No cree que este problema se puede resolver, pero puede hacer alguna cosa escuchando a la gente y evitando conflictos. En Polonia, el mayor problema és la falta de trabajo. La solución sería la inversión en infraestructuras. Antes de colaborar en la solución tendría que encontrar trabajo ella. Ola, a veces se siente feliz y a veces no. Sería más feliz si conociera que lo que está haciendo tendrá algún sentido en el futuro. El secreto de la felicidad es hacer lo que te gusta y tener amigos y familia. Zane de Latvia opinaba que el mayor problema del mundo es George Bush. La solución se encontraría en la comunicación sin violencia. Ella puede ayudar hospedando gente a través de hospitalityclub. En Latvia, el mayor problema es el gobierno. Sólo quieren gobernar aunque no están capacitados. Zane se siente feliz porque trabaja y estudia y tiene tiempo para hacer autostop y conocer nuevas cosas. Podría ser más feliz si pudiera trabajar donde ella quisiera. El secreto de la felicidad es ser libre pero sin afectar negativamente a tu entorno. Ella disfruta viajando, pero también hospedando gente, que no deja de ser otra manera de viajar. Ewald de Holanda creía que el principal problema en el mundo es el dinero. Los políticos y los religiosos sólo actúan para incrementar su dinero. Por ejemplo, América ayudó a Europa durante la segunda guerra mundial, pero el principal motivo era económico. La solución es complicada, porque no son personas las que mueven la rueda del dinero sino las instituciones y las empresas. Él intenta colaborar en la solución manifestando su opinión y a veces manifestándose. En Holanda, el principal problema es la liberalización y privatización de todas las empresas estatales, incluso la salud. Una posible solución sería no comprar a grandes multinacionales, aunque es complicado. Ewald se considera feliz aunque pronto se le acabarán las vacaciones. Sería más feliz con menos obligaciones y más libertad. El secreto de la felicidad es disfrutar de la vida. Peter, el alemán que viajaba por todo el mundo con un LandRover, opinaba que el principal problema del mundo son las fronteras, sobre todo si viajas. En Alemania hay mucha gente sin trabajo. Él no sabe la solución, ni políticos ni empresarios la tienen. Él se considera feliz. Sería más feliz con una mujer en su lado. El secreto de la felicidad: cada día beber una vaso de vino. Ivan de España pensaba el principal problema del mundo es la incomunicación entre la gente ya que eso provoca las guerras, hambre..., Los políticos tendrían que ser más idealistas y se tendrían que preocupar más por solucionar los problemas globales que buscar unos resultados económicos a corto plazo. A nivel individual tendríamos que tomar conciencia y después actuar con coherencia, implicándonos. En España, el principal problema es político. La gente sólo parece interesada en la política y los políticos sólo en comunicar sus ideas. Ivan no se considera feliz porque tiene que trabajar, pero fuera del horario laboral es una de las personas más felices de la tierra. Sería más feliz siendo realmente libre. Conseguir este estado también sería el secreto de la felicidad. Berlin (ver en mapa) 04/09/2006: Durante el campo, tres holandeses nos pidieron llevarles hasta Berlín una vez acabado el campo, hoy lunes. Uno de los chicos se tendría que sentar en el suelo de la Hymer y a pesar de ser ilegal y peligroso para su seguridad acepté. De todas maneras, antes de marcharnos, hemos cargado una pareja más de Lituania. En principio sólo hasta la carretera principal, pero al final también los hemos llevado hasta Berlín. Hemos llegado a Berlín, antes de comer, bastante tarde. Nos hemos despedido de todos, aunque después de comer nos los hemos vuelto a encontrar dentro de un café de Internet. Pero no nos hemos conectado allí porque Alexandra ha descubierto un Hostal que ofrecía conexión Internet Wifi y hemos tenido la suerte de poder aparcar en frente. De todas maneras parece que está prohibido aparcar aquí, ya que al volver de una pequeña paseada nos hemos encontrado una nota de la policía, pero ninguna multa, de momento. 06/09/2006: Estos dos primeros días no he tenido demasiadas necesidades de encontrarme con nadie. Todavía estoy un poco agotado de estar con gente desde el campo. Aparte de trabajar bastante aprovechando la conexión de Internet del Hostal de delante, con Alexandra hemos estado haciendo pequeños recorridos con bicicleta, localizando el punto de información, un supermercado, una lavandería, y también diversos puntos de interés. Estamos aparcados muy cerca de la plaza Alexander, que destaca por la emblemática y horrible antena de televisión, de 368 metros de altura y visible desde buena parte de la ciudad. El martes dimos un paseo con bicicleta hasta la puerta de Branderburg, el otro característico símbolo de Berlín. Por aquí transcurría el famoso muro de Berlín, pero ya no está. Así pues, después de las fotos de rigor pudimos proseguir por el otro lado, por delante del inmenso parque de Tergarten, y hasta el Reichstag, sede del parlamento Alemán. Hoy por la mañana, mientras el Alexandra se conectaba a Internet, he ido con la Hymer a cargar agua y a vaciar el lavabo. Me ha sorprendido que en una gasolinera me quisieran cobrar 5€ para cargar 80 litros de agua a la Hymer, pero en la siguiente gasolinera he cargado el agua utilizando un grifo que había a la vista y sin preguntar. Estas gasolineras se encontraban en dirección sudeste, siguiendo el río Spree. Muy cerca todavía se conservan unos 300 metros del antiguo muro de Berlín. El muro está pintado por diferentes artistas, pero el paso del tiempo ha decolorado buena parte de los mensajes. En el otro lado del muro, aprovechando los cincuenta metros que lo separan del río, he descubierto una playa, con arena, sombrillas, tombonas y algunos bares alternativos llenando el resto del espacio. No había demasiada gente, pero por la noche tenía que ser un punto de diversión interesante. Por la tarde hemos vuelto a hacer otro recorrido con bicicleta, primero buscando la lavandería pero después sin destino prefijado. Nos ha costado encontrar la lavandería, básicamente porque al principio no entendíamos cómo funcionaban los números de las calles. Parecían completamente desordenados, pero después hemos encontrado la lógica. En vez de tener los números impares en un lado y los pares en el otro e ir incrementándose en una sola dirección, en Berlín la numeración de las calles se incrementa por uno por un lado hasta llegar al final de la calle y después se sigue incrementando siguiendo en sentido contrario por el otro lado. De esta manera, te puedes encontrar ante el número 9, al lado tener el número 10 y en el otro lado de la calle tener el número 87. Al volver de la pequeña excursión con bicicleta nos hemos encontrado la primera multa, pero en la calle seguían aparcando otros coches, con multa y todo, por lo tanto hemos decidido no mover de momento la autocaravana. 07/09/2006: Hoy por la mañana he hecho una gran excursión con bicicleta. Me hubiera gustado que Alexandra me hubiera acompañado, pero ella prefería tener un poco de independencia y ha decidido dar un paseo por su lado. Primero me he dirigido hacía un pequeño casco antiguo que hay cerca de la plaza Alexander, con una antigua iglesia que actualmente es un museo con muchas maquetas de Berlín. Me ha extrañado esta utilización de la iglesia pero también me ha dado la impresión que los alemanes, o como mínimo los Berlineses, no son muy religiosos. En una de las maquetas he visto un edificio próximo que parecía interesante. Me he dirigido allí pero no ha resultado ser muy interesante. En cambio, en el parque de delante había un foso con tres osos, uno de los símbolos de Berlín. De hecho, el nombre de la ciudad hace referencia a los osos. He seguido recorriendo las calles, llenas de carteles de los candidatos a las próximas elecciones regionales, dirigiéndome hacía el Checkpoint Charlie, el principal punto de paso entre el Berlín este y oeste durante la guerra fría. A fuera hay una pequeña exposición explicando cómo se hizo la división de Alemania y de Berlín al fin de la segunda guerra mundial entre las fuerzas aliadas: Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia. A partir de esta repartición entre cuatro se puede entender que Alemania del Oeste y también el Berlín Oeste, ocuparan más espacio que la zona comunista. Un poco más allá de estos paneles explicativos me sorprendí de ver ante una réplica del punto de control una pareja de uniforme con una gran bandera americana cada uno. Al lado alguien acababa de hacer el agosto sellando pasaportes con los tampones originales del punto de control. Unos doscientos metros al este, se puede visitar el museo de la topografía del terror. Un museo al aire libre, detrás de otro segmento del muro de Berlín, en el cual se explica y se documenta todas las atrocidades que hicieron los nazis desde que ocuparon el poder hasta el final de la segunda guerra mundial. La zona parecía bastane visitada, y no sólo por turistas, un "mea culpa" chocante. He seguido la marcha con bicicleta pasando entre medio de una zona comercial y de oficinas con una plaza cubierta impresionante. He recorrido parte de los jardines de Tiergarten, con zonas prácticamente salvajes y otras muy bien cuidadas, con bastante gente tomando el sol, sobre todo en la parte del final, donde había una zona nudista. Detrás del zoo, que ocupa parte del parque, está la iglesia Kaiser Wilhelm Gedachtniskirche medio en ruinas desde la segunda guerra mundial. Un buen recordatorio de los bombardeos que también sufrieron. De vuelta me he detenido a fotografiar la impresionante principal estación de trenes de Berlín y he circulado por el un pequeño sendero al lado del río lleno de terrazas y pequeñas playas artificiales, con arena que nunca llegaba al agua, supongo que demasiada sucia para bañárse. A la noche he ido con Alexandra a un encuentro de Hospitalityclub. Básicamente había la misma gente del campo, bueno, sólo unos quince o veinte con la curiosidad, que teníamos que ir vestidos de musulmanes, las chicas con pañuelos en la cabeza y los chicos con turbante. Ha sido otra velada agradable, con cuscús, bastante cerveza (perdón, zumo de manzana), bromas en las que intentábamos defender la ortodoxia islámica y conversaciones interesantes. He hablado con Martin, que está recurriendo toda Alemania con bicicleta. Comentaba que casi siempre circulaba por carriles bici ya que en toda Alemania existen más de 400.000 kilómetros. También he conversado con Salvo, de Italia, que explicaba cómo estudió Ciencias Empresariales por su madre a condición de poder viajar todo lo que quisiera después. 08/09/2006: Al mediodía nos hemos encontrado con todos los extranjeros que nos encontrábamos en la fiesta de ayer. Hemos tenido que esperar una hora y media estirados en el césped de la plaza de Alexander antes no llegara todo el mundo. Pero poco importaba, porque cerca hay un supermercado y los viajes para comprar cerveza han sido frecuentes. Mientras esperábamos les he propuesto visitar los osos que había descubierto ayer. Como no ha habido ninguna otra propuesta me han seguido sin ninguna prisa. Primero hemos pasado por el casco antiguo donde ayer había observado que había una tienda con grandes osos de peluche. Antes de llegar a la esquina he exclamado: - A mano derecha veréis los famosos osos. Las chicas han corrido contentas a abrazar los osos pero los chicos se han quedado bien decepcionados. Después ha costado bastante convencerlos de que había sido una broma y que los verdaderos osos estaban más allá. De todas maneras antes hemos hecho otra parada en otro supermercado, en una tienda australiana, en unos lavabos ... Y cuando hemos llegado al fosar no había osos!!! Habíamos llegado diez minutos tarde y éstos ya dormían en el interior de una casa. Nadie me ha comentado nada, pero supongo que me han estado maldeciendo un buen rato. Para compensar la propuesta fallida les he propuesto hacer una cena en la Hymer y después llevarlos a todos, unos diez, con la autoracavana hasta un nuevo encuentro en el norte de la ciudad. Hemos comprado pasta, salsa de tomate, queso y una caja de cervezas y hemos cenado unos fantásticos macarrones en el parque del lado donde tenemos aparcada la autocaravana (hoy con una nueva multa). Después de cenar, tal como les había prometido, se han acomodado todos dentro de la Hymer y nos hemos dirigido hacia el nuevo encuentro. Pero en el punto de encuentro, un bar, no había casi nadie. Por otro lado, los extranjeros no querían pagar las cervezas del bar y preferían las del supermercado. Al final hemos decidido hacer la fiesta al lado de la Hymer, en medio de una explanada llena de coches aparcados. Hemos puesto la música a todo volumen. Se han añadido algunos transeúntes que pasaban por allí y hemos seguido la fiesta. Durante la velada he conversado con Kerstin. Desde el paseo de ayer que tenía bastantes preguntas que me rondaban por la cabeza y Kerstin me ha aclarado algunas de las inquietudes. Por una parte me ha confirmado que después de más quince años sin muro separando el oeste de Berlín del este, actualmente las diferencias entre los dos lados de la ciudad son insignificantes. Después me he atrevido a tocar un tema más sensible y he preguntado por los sentimientos alemanes con respecto a la segunda guerra mundial. Me ha comentado que tienen la historia mucho presente, quizás demasiado, y eso hace que no sean nada nacionalistas. De hecho, comentaba que durante los mundiales de fútbol, Kerstin se sentia extraña ver tantas banderas alemanas. Por otro lado, está bien tener muy presente la historia ya que en las áreas rurales el nazismo intenta volver a arraigar y el recuerdo hace que la gente sea muy cautelosa. Después he preguntado por el sentimiento hacia los americanos, ya que Alemania fue bombardeada y ocupada por ellos. Me ha explicado que eso es lo mejor que les podía pasar ya que además, los americanos ayudaron mucho en la reconstrucción del país. De todas maneras, no implica que tenga ningún tipo de simpatía por el gobierno actual. Finalmente hablamos de la famosa fiesta nocturna en Berlín. Ella había estado un par de meses en Barcelona y me pudo comparar los dos ambientes. Me explicó que en Barcelona la fiesta acostumbra a ser más de etiqueta, fashion, en cambio a Berlín es mucho más alternativa. 10/09/2006: Los últimos dos días en Berlín han sido mucho más tranquilos. El sábado al medio día lo aprovechamos para lavar ropa en la lavandería que habíamos localizado unos días antes y a trabajar utilizando la conexión de internet del local. Por la tarde habíamos quedado con Alice, una chica de Làtvia que se había quedado sola en Berlín ya que el resto de amigos con los que habíamos ido el día anterior habían decidido ir a Hamburgo haciendo autostop. De todas maneras yo tenía trabajo escribiendo el diario de los días anteriores y me quedé en la Hymer mientras Alexandra y Alice iban a dar un paseo con bicicleta. Por la noche, yo y el Alexandra fuimos al cine. Habíamos visto anunciada la nueva película de Almodovar: "Volver" en versión original. El cine se encontraba en una cuarta planta de un edificio en el cual se accedía a través de un patio interior con algunos bares y restaurantes. A pesar de encontrarse en una cuarta planta y respirarse un ambiente muy casero, el cine tenía diversas salas. Aparte de eso, cuando hacíamos alguna pregunta en inglés automáticamente nos respondían en castellano. Seguramente no tiene relación, pero muy cerca del cine se encontraba el instituto Cervantes. La película fue muy interesante, como en todos los filmes de Almodovar, tocando un tema tabú. Hoy hemos ido a hacer la última vuelta con bicicleta por Berlín. Esta vez Alexandra se ha situado en frente y he dejado que me guiara por los lugares por donde había paseado los días anteriores. Hemos vuelto a pasar por delante del Reichstag, el parlamento Alemán. Me hubiera hecho ilusión entrar, ya que la entrada es gratuita y te permite subirte hasta una inmensa cúpula de cristal desde la cual se domina toda la ciudad, pero había demasiada gente haciendo cola. Hemos seguido el recorrido cerca del río con mucha gente tomando el sol en el césped y muchos otros turistas admirando la ciudad desde grandes barcazas que deambulaban por el río. Después nos hemos perdido por los jardines de Tergarten para acabar en un memorial para las víctimas del nazismo, el cual todavía no había visitado. El memorial cubre un espacio de unos cien metros por unos cien metros lleno de bloques de hormigón rectangulares de diferentes alturas, hacia el centro de más de tres o cuatro metros. Es interesante perderse entre este bosque de hormigón. Por la tarde al atardecer hemos salido de Berlín dirección Sachsenhausen, antiguamente un campo de concentración nazi y actualmente un museo. Tengo ganas de comparar la exposición de las atrocidades nazis desde el punto de vista Checo (Auschwitz) y desde el punto de vista Alemán. Últimamente me está asaltando la idea de que Europa se me está quedando pequeña. Todavía me quedan unos tres meses de viaje por Europa, una Europa que ya me es conocida y que podría visitar en mucho menos tiempo, ya que el Reino Unido e Irlanda quedarán fuera del itinerario porque Alexandra no tiene posibilidades de entrar por falta de visado. De todas maneras no me añoro, el sentimiento que tengo sólo me impulsa a seguir el viaje hacia África lo más pronto posible. Mecklenburgier ? Seenplatie (ver en mapa) 11/09/2006: Hemos pasado la noche en el aparcamiento de un centro comercial de Oranienburg, el pueblo donde había el campo de concentración de Sachenhausen. Alexandra no se encontraba demasiado bien, dolor de cuello y un poco de fiebre. Aun así hemos ido a comprar juntos y hacía el mediodía nos hemos dirigido hacia el Museo de Sachenhausen. Alexandra ha salido primero mientras yo cogía la camera de fotografiar, bloc de notas ... Cuando he bajado de la Hymer Alexandra volvía diciendo que el museo estaba cerrado. No me lo he creído, pero efectivamente estaba cerrado por ser lunes. De todas maneras, el punto de información estaba abierto y dentro había algunos mostradores informativos y un par de ordenadores con mucha información. Me ha sorprendido la claridad con que exponían todos los crímenes nazis, los excesos, la brutalidad, los asesinatos ... Sachenhausen no tenía cameras de gas, pero tenía crematorios debido a la gran mortalidad debido a los trabajos forzados, hambre, enfermedades, torturas ... Hacia 1945 unas 220.000 personas de 22 países habían cruzado las puertas de Sachenhausen, unos 100.000 murieron. De todas maneras, el campo no se cerró al finalizar la guerra. De 1945 en 1950 el campo actuó de prisión soviética, por donde pasaron 60.000 personas, 12.000 de las cuales murieron de hambre o de enfermedades. El campo de Sachenhausen no destacó por mantener judíos, que normalmente eran enviados a otros campos de mortalidad más asegurada. De todas maneras, había unas cuantas barracas ocupadas por judíos. En una de éstas había un museo pero en 1992 una bomba destruyó parte del contenido. Después de esta pequeña introducción a las atrocidades nazis, hemos seguido camino hacia el norte, hacia una región nombrada Mecklenburgier - Seenplatie. En mi guía no aparece recomendada, pero Sophia de Dresden nos había recomendado visitarla. Buscando en el atlas he visto que en el centro de la región había un parque natural llamado Muritz, ocupando un área de bastantes lagos. Nos hemos detenido en diversos puntos de información al aire libre que mostraban mapas de la zona, carreteras y rutas para bicicletas. Hemos ido bordeando el parque por una pequeña carretera. Finalmente nos hemos detenido delante de un lago con una vista fantástica, al sur del pueblo de Userin. Un hombre nos ha hecho señales para aparcar justo delante del lago. Le hemos preguntado si tendríamos que pagar para acampar pero en vez de eso nos han contestado que podríamos comer algo con ellos, utilizar una canoa que había en una pequeña playa del lago ... Finalmente, después de insistir nos ha comentado que no le tendríamos que pagar nada, sólo la voluntad si utilizábamos la canoa. Alexandra no sabe nadar aunque me he comprometido a enseñarle. Por eso ha costado mucho convencerla para dar una vuelta con canoa por el lago. Pero finalmente ha accedido con la condición de llevar también la cámara de fotografiar. Si ella se caía al agua también lo haría la cámara. Al principio la embarcación se movía un poco y Alexandra estaba con tensión, pero después ella ha cogido el remo y se ha puesto a remar pausadamente cerca de los juncos y hemos podido disfrutar más relajados de la vista del lago al anochecer. Por la noche, el hombre que nos había dado la bienvenida ha encendido una pequeña hoguera cerca del agua, un poco apartada de la autocaravana. He ido a saludarlo un momento. Había un par de hombres más, uno que hablaba inglés y otro que sólo hablaba alemán y ruso, ya que provenía de la Alemania del este. El que hablaba inglés provenía de la Alemania del Oeste y el hombre de la bienvenida era del Berlín Oeste. Le he preguntado por la situación en Berlín Oeste durante la guerra fría y me ha comentado que era bastante buena, ya que recibían mucho dinero de América. De todas maneras, me comentaba cómo recordaba las interminables horas de cola en la frontera para poder cruzar la Alemania del Este por autopista para ir a la Alemania del Oeste. 12/09/2006: A media mañana hemos descargado las bicicletas y hemos hecho una larga excursión por el parque natural durante unas cinco horas. Hacía muy buen día, sol, ni demasiado calor ni frío. El parque natural está lleno de bosques de pinos y robles, también algunos campos y pequeños pueblos de vez en cuando. Hemos pasado por el lado de tres o cuatro pequeños lagos, excepto el último que parecía bastante mayor y conectado al lago de Muritz, mucho más grande, al cual no hemos llegado. El resto de lagos también parecían conectados, ya que nos hemos cruzado con un par de canales por los cuales circulaban canoas. En volver Alexandra ha rapiñado unas cuantas manzanas de un manzano cerca de la carretera, más tarde, me he parado en seco al lado de unos pinos. Al lado de la carretera, entre la hierba seca me ha parecido ver un par de níscalos. He girado uno y he rasgado un trozo. Ha surgido un líquido rojo, señal que era de los buenos. He seguido revolviendo por la zona y he encontrado unos 8 más, todos ellos muy hermosos. Alexandra no entendía que cogiera aquellas setas y me advertía que serían venenosas. Me ha extrañado mucho encontrar los níscalos tan cerca de la carretera y he pensado que los Alemanes no los recogían, pero durante el resto del camino no he encontrado ninguno más, aunque todo el rato estuviera mirando a lado y lado como un obsesionado. La cena ha sido excelente. Alexandra no ha probado mi comida, al igual que todos los platos que salen un poco de lo normal. Pero ha estado bien así, ya que si las setas no hubieran estado buenas me hubiera podido llevar al hospital. De todas maneras, por fortuna eran excelentes y a pesar de hacer broma no he sufrido ninguna intoxicación ni alucinación. Por la noche he salido a hacer unas fotos al lago. Al lado había una pareja de hombres, uno de los cuales estaba ayer a la cerca de la hoguera. Me han saludado y me han ofrecido cerveza. La he rehusado porque Alexandra me estaba esperando, pero he conversado un rato con ellos. Uno de ellos me ha comentado que está pidiendo permisos para abrir un hotel en la zona. Después me ha explicado que a la caída del muro de Berlín, muchos alemanes del Oeste se hicieron de oro engañando a los alemanes del este, por ejemplo vendiéndoles productos inútiles. Por otro lado, antiguos propietarios del este que vivían en el oeste reclamaron las antiguas tierras que poseían y echaron a los que las habitaban de hacía años. Por eso, según él, el muro todavía sigue en la mente de las personas y los alemanes del este desconfían de los del oeste. También me comentó que en el norte de Berlín hay muy poca inversión e industria. Hay poco trabajo y mucha juventud se deja deslumbrar por el nazismo. Pero no lo consideraban peligroso, ya que según ellos en Estados Unidos hay mucho más. Rugen Island (ver en mapa) 13/09/2006: Al mediodía nos hemos marchado de Mecklenburgier - Seenplatie. He pagado 7€ al hombre del aparcamiento, por la canoa y por la plaza de aparcamiento. Me lo ha agradecido aunque tampoco ha podido disimular que se esperaba más. De todas maneras antes de ayer me aseguró que la plaza de aparcamiento era gratuita. Por otro lado también me ha pedido hacer publicidad de la zona, y supongo que ya lo he hecho con el diario de ayer. Hemos continuado en dirección norte hacia la isla de Rugen. A lo largo del camino nos hemos cruzado pequeños pueblos, poco industrializados, con la impresión que viven bastante del campo. Una de las pocas señales de modernidad eran los grandes molinos de viento que ocupaban gran parte de la planicie. Queríamos parar a comer a Stralsund pero la carretera pasa por fuera directamente hacia la isla de Rugen. Hay un puente un poco viejo que conecta con la isla. De todas maneras, justo al lado están construyendo uno nuevo espectacular. No se si al finalizarlo destruirán el otro o lo dejarán. Hemos parado ante un punto de información turística en la isla, donde hemos comido. Después me he dejado aconsejar por la chica del punto de información. Me ha recomendado dirigirnos hacia el norte-Este, hacia un punto nombrado Konigsstuhl dentro de un parque natural, donde en teoría había unos maravillosos acantilados y bastantes carriles bici. Antes de entrar en la isla ya había intentado cargar la Hymer con agua pero no había habido suerte. En la isla busqué con más insistencia, pero las gasolineras y autolabados, o no tenían grifo de donde obtener el agua o no me dejaban cargarla, seguramente porque la isla es demasiada turística y demasiadas autocaravanas piden lo mismo. Finalmente en una gasolinera he visto un autolabado automático sin vigilar. He observado un grifo sin clave de apertura conectada a una lavadora. He querido comprobar si el grifo tenía agua para después conectar mi manguera y he desconectado la manguera que conectaba a la máquina. Pero por sorpresa mía ha salido agua a caudales con gran presión. He intentado volver a conectar la manguera pero había demasiada presión. En el primer intento he quedado completamente empapado, pero lo he intentado un par a veces más sin éxito. A continuación, avergonzado y con Alexandra tronchándose de risa hemos huido de la gasolinera, evitando llevarme una merecida recriminación. Hemos llegado a Konigsstuhl donde había un gran aparcamiento de pago. De todas maneras hemos aparcado un poco más allá y hemos cogido las bicicletas para visitar los acantilados. Pero el camino hacia los acantilados estaba prohibido en las bicicletas. Hemos intentado otro camino y también había otra señal de prohibición. Finalmente hemos preguntado a una señora de una tienda que nos ha informado de que los acantilados se encontraban a unos tres kilómetros y que se podían hacer con bicicleta sin problemas. Así pues nos hemos saltado la prohibición y nos hemos adentrado por un maravilloso bosque con algunos pequeños lagos escondidos. Muy de vez en cuando, ya que era tarde, nos hemos cruzado con algunos caminantes que nos miraban con miradas de reprobación, pero hemos seguido adelante hasta llegar a los mencionados acantilados. Allí había un museo de pago pero al lado había unas escaleras de madera que bajaban empinadas hasta el mar. Había unos quinientos escalones que después los hemos sudado para subir. Las escaleras bajaban entre un bosque, sin opción de observar los acantilados. Pero una vez en la playa de guijarros y mirando arriba nos hemos podido maravillar de los acantilados de tiza. Sí, eran de tiza. Tiza que teñía de blanco, que se deshacía en las manos si era húmeda y que permitía hacer pintadas en las rocas y árboles si era seca. 14/09/2006: Hemos hecho noche en un pueblo llamado Glowe, delante de una playa de arena fina y con algunas hamacas con parasoles de alquiler. A lo largo de la playa había un paseo por donde hemos iniciado una larga excursión con bicicleta. Después, el paseo se ha convertido en un pequeño camino asfaltado para bicicletas que transcurría al lado de la carretera, entre bosques de pinos. Los bosques estaban llenos de cazadores de setas, por lo tanto no me he entretenido otra vez mirando los márgenes del camino ya que he supuesto que todas las buenas setas ya deberían estar cogidas. Por otro lado, cada dos por tres había enormes telarañas sujetadas entre dos pinos, de manera que tampoco hacía mucha gracia adentrarse por el bosque. Hemos llegado a otro pueblo, bastante turístico, con algunos hoteles y habitaciones de alquiler. Lo hemos cruzado por la carretera principal y hemos seguido hacia el norte, dirección a un faro que habíamos entrevisto la noche anterior. El camino ha seguido entre campos, algunos tractores los estaban trabajando. Las vistas eras excelentes, sobre el mar, que quedaba bajo unos pequeños acantilados. A medio camino nos hemos encontrado con unos dólmenes, levantados por los antiguos habitantes de la isla hacía unos tres mil años. Llegando a los faros (en realidad había tres) nos hemos encontrado con una iglesia circular bastante antigua y a bajo, al lado del mar, un pequeño pueblo de pescadores que hemos visitado más tarde. Los faros debieron ser de diferentes épocas, pero no hemos adivinado cuál debería ser el más antiguo, ya que todos estaban muy bien conservados. Bajo los faros había un gran búnker, parece que construido durante la segunda guerra mundial. Se podía visitar, pero pagando. En volver hemos pasado por el pueblo de pescadores, con las casas con gruesos tejados de paja, la mayoría convertidas en restaurantes y tiendas debido a la gran cantidad de turistas que había, casi todos de la tercera edad. Se nota que no es temporada de vacaciones. Hemos llegado a la Hymer al cabo de unas seis horas, agotados, después de recorrer unos cuarenta kilómetros. Alexandra ha comentado que no volverá a tocar la bicicleta durante una semana. Rostock (ver en mapa) 16/09/2006: Ayer nos levantamos tarde, como siempre, yo más temprano que Alexandra y ella un poco más tarde, despertada por el ruido que no puedo evitar hacer en un espacio tan reducido mientras desayuno. Esta vez, sin embargo, ella estaba más quejumbrosa que de costumbre, quejándose de dolor de barriga y de cabeza. De hecho, durante la noche ya se había despertado alguna vez con el mismo dolor. Le hice una infusión de manzanilla y se la bebió, hecho impensable hasta el momento, ya que suponía traicionar a su querido té negro con un chorrito de leche de cada mañana. De todas maneras le debió haber ido bien, ya que hacia mediodía ya se encontró mejor. Hicimos camino hacia Stralsund, un pueblo justo en la entrada de la isla de Rugen que mi guía de viaje recomendaba visitar. Stralsund es un pueblo con un gran casco antiguo rodeado por mar y pequeños lagos. Estuvimos paseando por sus calles y parques. Por la mañana había mercado en una de las plazas, un mercado de fruta, verduras y ropa, como los de Cataluña, pero no como los de Rumania, ya que allí el gobierno los ha prohibido. Tiene diversas iglesias y edificios construidos de ladrillos, una de las cuales de estilo gótico, aunque un poco peculiar: muy alta y con grandes ventanas verticales que se abrían al exterior desde el techo hasta casi llegar al suelo. Alexandra me ha hecho notar que curiosamente en el pueblo también había muchos edificios desocupados, parecía que desde hacía tiempo. Por la tarde volvimos a la carretera, hacia el oeste, bordeando la costa, pero sin vista al el mar. Las carreteras han seguido como en toda Alemania del este, en buen estado pero cortadas de vez en cuando por obras, hecho que te desviaba por carreteras secundarias. El truco para no perderte es sencillo, seguir una "U" que con una flecha indica la continuación de la carretera principal. Llegamos a Rostock al atardecer. Anduvimos un poco la pequeña ciudad con la Hymer, intentando captar una red Wifi o de Internet sin cables. Detectamos una de un bar, pero no con bastante intensidad. De manera que no ha sido hasta hoy por la mañana que nos hemos conectado a Internet mientras bebíamos una cerveza y una cola en el mencionado bar. Ayer por la noche también tuvimos un rato para pasear por la ciudad. Rostock estaba de fiesta. En la plaza principal, había un grupo tocando música de las últimas décadas, diversas barras de bar ambulantes servían cerveza en abundancia. Alguien bailaba, pero la mayoría estaba sentado en sillas de plástico, delante de unas mesas también blancas, bebiendo y conversando. A lo largo de la principal calle comercial había muchas paradas que vendían objetos de decoración y bisutería. Había algún cartel de bar que anunciaba los precios bajo el título "octoberfest", pero en la publicidad de la ciudad se anunciaba como "Rostocker City Fest". Era como una fiesta mayor de pueblo de Cataluña. Hoy la fiesta seguía, con los mismos bares y paradas, pero en vez del grupo de música, en el escenario hacían sorteos, shows y también música, pero de más bajo nivel. En otras calles de la ciudad hacían actividades para los niños, pintando en el suelo, pintando caras, bailando, haciendo trabajar el intelecto ... En Rostock hemos analizado con más detalle una actitud que hasta ahora se reproducía en mayor o menor grado. Cuando un semáforo para los peatones está en rojo, todo el mundo se espera, aunque no venga ningún coche. Pero si alguien hace un paso para cruzar la calle el resto lo sigue, aunque a veces también se lleva la mala mirada de los otros. Por la tarde hemos vuelto a subir a la Hymer y nos hemos vuelto a dirigir hacia el oeste, esta vez para llegarnos a Lubeck. La segunda mitad del camino la hemos hecho circulante por una maravillosa autopista de dos carriles. Me ha extrañado ya que hasta ahora no habíamos encontrado casi ninguna autopista en Alemania, pero después, consultando el mapa de carreteras he constatado que gran parte de las autopistas alemanas se encuentran en la Alemania del Oeste. Mientras llegamos a Lubeck y durante toda la noche hemos estado manteniendo una conversación muy interesante con Alexandra sobre literatura. A ella también le gusta escribir pero da mucha importancia a la manera de escribir, la forma. En cambio yo comentaba que para mí lo único que es importante es el contenido. Ella afirmaba que la originalidad de algunos autores se encontraba en la forma de escribir y yo intentaba defender que había muchos más autores originales sólo por el mensaje que transmitían. Finalmente estuve traduciendo del catalán al castellano y leyendo en voz alta durante unas dos hora la novela que había escrito hacía unos dos años. ‹ Anterior (18/07/2006) MES Siguiente (2006-09-16)› ‹ Anterior (2006-08-07 - Lithuania) PAIS Siguiente (2006-08-18 - Czech Republic)› |
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