|
Quienes somos | >> Diario << | Diario de Alex | Fotos | Proyecto | Respuestas | Videos | Cuestionario | Itinerario | Sponsors | Otros viajeros | Colabora | Contacto |
Diario Este es el diario de Jan. Si queréis recibir este diario semanalmente por correo electrónico, escribid vuestro mail en el formulario de contacto.
‹ Anterior (22/12/2007) MES Siguiente (2008-02-20)› ‹ Anterior (2007-11-24 - Ethiopia) PAIS Siguiente (2008-01-27 - Egypt)› Sudan Wadi Halfa (ver en mapa) 21/01/2008: Jartum es una ciudad de unos 4 millones de habitantes (o 10 millones según Yossef), en medio de una gran planicie casi deshabitada. Antes de llegar a Jartum el paisaje había pasado de las montañas de Etiopía a una planicie con la mayoría del terreno de hierba alta y seca sin cultivar ni pacer, aunque en algunas zonas también había grandes extensiones de campos labrados y también grandes rebaños. Al salir de Jartum, el paisaje se volvió estéril y desértico, a pesar de todo, cuando la carretera serpenteaba cerca del Nilo, las casas y pequeños pueblos no dejaban de sucederse entre palmeras y campos de un verde intenso. A lo largo de todo el recorrido por el Sudán - y seguramente pasará a lo mismo en los próximos países Islámicos por los cuales pasaremos - no hemos observado demasiadas mujeres en la calle o en los campos, y si están, siempre van tapadas con un velo cubriendo el cabello. En otros países africanos las mujeres siempre estaban fuera de casa trabajando mientras los hombres descansaban pero en el Sudán las mujeres parecen recluidas en casa mientras los hombres trabajan. Seguramente la reclusión en casa es mejor que el trabajo extenuante, pero lo peor de ambos casos es que las mujeres no tienen derecho a escoger en qué sistema de vida vivir. Sabíamos que en el Norte del Sudán encontraríamos la última carretera no asfaltada de África (y quizás una de las últimas de nuestro recorrido por el mundo), de todas maneras, los problemas que esperábamos que sufriría el coche aparecieron poco después de salir de Jartum, circulando sobre una perfecta carretera de asfalto: la lucecita de la batería se encendió. Hice luces a Michael que circulaba en frente para que parara. Analizamos el problema y muy pronto dedujimos de que el alternador no cargaba la batería y que nosotros mismos no podríamos solucionar el problema. En los siguientes cien kilómetros no encontramos ningún pueblo, atravesando interminables dunas de arena, pero afortunadamente, en el primer pueblo después de las dunas había un electricista de coches. El electricista sacó el alternador y al cabo de unas cuatro horas dejó solucionados tres problemas (uno de original, uno causado por él y uno tercero que sospecho también causado por él). Pagué 15 $ por su trabajo y seguimos la carretera todavía asfaltada hacia el norte. Al siguiente día (ayer) empezamos a adentrarnos por la pista no asfaltada, cuando de repente la lucecita de la batería se volvió a encender. El anterior día habíamos averiguado que el coche no consumía demasiada energía mientras circulábamos y calculamos que tendríamos suficiente batería para llegar al día siguiente a Wadi Halfa, nuestro destino. Desgraciadamente, la dinamo no fue el único problema que el coche sufrió durante este trayecto. A medida que nos adelantábamos por la pista no asfaltada, cruzando complicados pasos de arena y atravesando montañas de rocas, la nevera se volvió a estropear, destrozamos el apoyo de la rueda de recambio y el arranque del estárter pareció empeorar. Si tuviéramos que puntuar la carretera hacía Wadi Halfa por su dificultad y por el número de averías sufridas, yo y Alexandra la compararíamos con la pista del Gabón, la cuarta más complicada de África. De todas maneras, la espectacularidad del paisaje, la belleza de los pueblos y la amabilidad de la gente (que nos invitaba a té o a comida si nos parábamos) nos hizo decidir de clasificar la pista hacía Wadi Halfa sólo como la quinta peor de África. A pesar de todo, también tengo que escribir que no todo el mundo se mostró amable con nosotros, también había algún niño que nos tiró una piedra (sin tocar el coche). De todas maneras, dos veces paré en seco y pillé al niño que había tirado la piedra para reñirlo bien enfadado, mientras éste lloraba aterrorizado. A buen seguro que estos niños no tirarán ninguna piedra más y quizás estaría bien que otros viajeros hicieran lo mismo, en vez de tirar bolígrafos u otros regalos si se ven amenazados. 23/01/2008: En Wadi Halfa, un pueblo sin ningún tipo de atractivo a la orilla del lago Nasser, teníamos que esperar el barco que nos tenía que llevar hasta Aswan, Egipto. Diferentes viajeros nos habían advertido sobre los desorbitados y anárquicos precios de este trayecto, de todas maneras teníamos la ventaja de conocer que había pagado Michael de bajada de Egipto en Sudán (450€) y que Michael también conocía las personas con quien teníamos que negociar. El primer día ya iniciamos los contactos con la agencia que nos tenía que vender los billetes, pero nos anunciaron que el ferry todavía no había llegado y que el precio de transportar el coche no estaba fijado y que dependía del capitán. El siguiente día (ayer), me pasé casi todo el día arreglando el apoyo de la rueda de recambio, ayudándome de palancas y gatos hidráulicos, y prácticamente lo volví a su estado original. A la noche volvimos a hablar con el eufórico chico de la agencia que nos confirmó que el barco había llegado y que quizás nos mantendrían el precio de 450€ por coche. Pero hoy, cuando hemos ido a pagar, nos han informado de que el precio sería unos 600€ por coche. Michael se ha estado quejando enérgicamente preguntando el por que de la diferencia de precio entre el primer trayecto y el segundo, pero ellos nos han enseñado lo qué parecía una lista oficial de precios e interpretando los números árabes he deducido que los precios eran correctos. Entonces yo he empezado a jugar mi papel comentando que no tenía suficiente dinero conmigo (era cierto) y que no podría pagar la cantidad total hasta Egipto dónde podía sacar dinero con la tarjeta Visa (desde el Sudán es imposible). Eso ha parecido enternecerlos y después de hablar un rato entre ellos me han rebajado el precio unos 200€. Al ver que me hacían este descuento, Michael continuó protestando todavía con más energía, pero observando que se podían echar atrás con su oferta, propuse a Michael de compartir el descuento y pagar unos 500€ cada uno, confiando que Michael también habría hecho lo mismo para mí. Pagamos y a continuación fuimos a buscar los coches, pero mi estárter no quiso poner en marcha el motor y Michael me tuvo que estirar para poder encenderlo. Y finalmente, después de mucha burocracia cargamos el coche en una plataforma con la promesa que al día siguiente partiría y nosotros subimos al barco que partió poco después. Por el ticket del barco habíamos pagado unos 80€, incluido en el precio total, que de ninguna manera estaba justificado, pues el precio correcto por el demacrado barco correspondía más con lo que pagaban los locales, un 20% de lo que habíamos pagado nosotros. En cualquier caso, al día siguiente por la mañana llegamos a Aswan sin demasiados incidentes, después de haber pasado una noche amontonados en una pequeña habitación para sólo dos personas. Egypt Aswan (ver en mapa) 27/01/2008: Michael y Stephania nos habían comentado que los egipcios no eran los habitantes más amigables del planeta, pero no pensábamos que nos cansaríamos tan pronto de ellos. Seguramente hemos iniciado el itinerario por estas antiguas tierras en una ciudad demasiado turística, Aswan, donde cualquier vendedor parece determinado a obtener el máximo dinero posible de los turistas. Cada día en Aswan supone una lucha constante a la hora de pagar un té, unas naranjas, una comida, un transporte ... Por ejemplo, estamos paseando por la calle y algún camarero nos ofrece tomar un té, nosotros pedimos el precio y empieza con 3 pounds (8pound = 1euro = 5.5$), nosotros seguimos andando y él nos sigue detrás ofreciendo 2, 1.5 hasta 1 pound, y a pesar de saber que los locales pagan menos de 0.75 pounds para un té, estoy seguro ninguno extranjero nunca obtendrá este precio. Otro ejemplo: después de pasar unos días en Aswan Alexandra pregunta por el precio de una cocacola en un pequeño comercio apartado del centro: - 5 pounds - le responden. - 5 pounds, es el precio para los turistas, quiero el precio de los egipcios - responde Alexandra enojada. - ¿4 pounds? - prueba al dependiente. - No - 3.5? - Ok - acepta Alexandra a pesar de sospechar que los locales todavía pagan menos. Pero lo peor del caso es observar restaurantes con precios escritos en inglés y al lado los mismos productos escritos en árabe a la mitad del coste (he aprendido a leer los números en árabe). Hoy a la noche estaba en un café de internet y ha entrado un extranjero preguntando: - ¿Cuándo vale Internet? - 10 pounds/hora. El extranjero se ha marchado disconforme, entonces yo he preguntado al encargado que estaba en mi lado: - ¿Porque siempre cobráis más a los extranjeros? - A mí me estaban cobrando 5 pounds/hora después de negociar un buen rato y de ser un cliente fijo. El encargado ha parecido un poco incomodado por la pregunta, pero enseguida me ha esgrimido: - Porque los turistas en general tienen un poder adquisitivo mayor que los Egipcios y pueden pagar estos precios. Es un concepto que no me entra en la cabeza, entiendo que los ricos paguen más impuestos que los pobres, pero ¿pagar más por los productos de la calle? ¿Y cómo diferencian entre un turista rico y un turista pobre? Bien, quizás sí que hacen la diferencia, después de cinco días esperando nuestro coche, sin ropas de recambio, y sucios como vamos vestidos, los dependientes empiezan a ofrecernos precios más económicos. En Sudán nos habían confirmado que la plataforma con nuestros coches marcharía al día siguiente que nosotros, pero hoy hemos ido a la oficina encargada del transporte y nos han comentado que la plataforma todavía no había salido de Wadi Halfa. Nos han argumentado que había algún tipo de huelga, seguro que estaban esperando que llegara algún coche más a Wadi Halfa para aprovechar el viaje. Nos han prometido que arreglarían el problema lo más pronto posible y hemos vuelto al hotel, donde para acabar de estropear el día he instalado un nuevo programa al ordenador que me ha desconfigurado completamente el Windows, por segunda vez desde Etiopía. Por suerte, en el café de Internet donde acostumbro a ir me lo han podido reconfigurar después de 4 horas de trabajo y cobrándome un precio egipcio. Por otro lado, Aswan en sí, no es una ciudad tan mala como parece describiendo a sus vendedores. Aswan se encuentra a la orilla del Nilo, en un punto donde éste se bifurca entre diversas islas, las cuales están navegadas en todo momento por falucas (pequeñas embarcaciones de vela triangular) transportando grupos de turistas y parejas de luna de miel. La isla mayor, nombrada Elephantine, contiene dos interesantes pueblos nubios, con sus callejuelas estrechas y casas pintadas de diversos colores. Delante de la isla Elephantine, a lo largo de la avenida la Corniche, hay anclados diversos grandes hoteles de lujo flotantes que periódicamente navegan de Luxor a Aswan. Aswan es visitada por los diversos antiguos monumentos y museos, aunque el principal motivo se encuentra más al sur, Abu Simbel y Philae, unos templos que visitaremos mañana. Pero Aswan también es una tranquila ciudad, con muchos jardines donde descansar y una turística callejuela central llena de pequeños comercios tradicionales y de suvenires, con los vendedores intentando adivinar tu nacionalidad a simple vista para después exclamar de una manera periódica y agobiante, utilizando algún idioma próximo: - ¡Aquí no agobiamos! ¡Mirar es gratuito! Abu Simbel (ver en mapa) 28/01/2008: Abu Simbel es sorprendente. Es sorprendente que la mayoría de viajes organizados desde de Aswan empiecen a las tres de la madrugada con el fin de poder observar los templos con la luz del sol naciente. Es sorprendente que la carretera hacia Abu Simbel esté fuertemente vigilada militarmente por miedo a atentados terroristas, pero también sorprende que no haya ningún control de velocidad y los autobuses llenos de turistas circulen con las luces apagadas y adelantándose imprudentemente. Sorprendió el número de autobuses que ya había aparcados cuando llegamos pero todavía más cuando salimos: unos 40 grandes autobuses y 10 minibuses. Pero, naturalmente, lo más sorprendente es la grandiosidad del templo Ramses II, acompañado del templo más modesto dedicado a su mujer Nefertari, aunque también he escuchado algún comentario de algún turista que se los imaginaba más grandes. De todas maneras, la grandiosidad de Abu Simbel todavía sorprende más al saber que los dos templos excavados en la roca, fueron extraídos de la montaña en piezas para reconstruirlos 60 metros más arriba, evitando así de ser sumergidos por las aguas del lago Naser que se formó con la construcción de la Gran Presa. También sorprende que tales colosos templos hubieran estado olvidados y casi completamente enterrados bajo la arena hasta que en 1813 fueron descubiertos por casualidad y vaciados completamente de arena hacia el 1817. Y coincidiendo con estas fechas, me ha sorprendido desagradablemente observar numerosos nombres y fechas del siglo diecinueve grabados sobre las estatuas del exterior y los relieves del interior. Mirando las 3 colosales estatuas que custodian la entrada del templo de Ramses II (una cuarta estatua ha perdido buena parte del torso) me ha sorprendido la expresión de sonrisas relajadas en sus rostros. De todas maneras, una vez en el interior del templo, la grandiosidad del exterior queda eclipsada por el exquisito trabajo de las dos filas de grandes estatuas con indicios de haber estado pintadas; los grabados de hombres luchando o cazando, representados siempre de perfil, pero con un gran dinamismo, congelando la acción; los grabados del faraón siendo adorado o dominando a los enemigos; el grabado del faraón con un falo erecto apuntando a una mujer de largas vestimentas; la representación de la batalla de Kadesh (1274BC), durante la cual, Ramses II supo inspirar con su coraje su ejercido rodeado por las tropas Hititas, volviendo la batalla a su favor; las claustrofóbicas habitaciones profusamente decoradas por artistas menos diestros que el de la sala principal. Y finalmente me ha sorprendido la precisa alineación del templo de manera que cada 22 de febrero (aniversario del faraón) y cada 22 de octubre (día de su coronación) los rayos del sol naciente penetran hasta la última habitación del templo, la más sagrada, donde descansan 4 estatuas. También es sorprendente que la precisa alineación del templo no pudiera estar copiada con las modernas técnicas utilizadas en su reconstrucción y actualmente los rayos del sol sólo iluminan perpendicularmente los días 21 en vez del 22. Posteriormente a la visita de Abu Simbel (sólo nos han dejado 2 horas justas) nos hemos dirigido de vuelta hasta la Gran Presa, la cual ha sorprendido por su poca espectacularidad, ya que esta hecha a la manera antigua, acumulando grandes cantidades de tierra y roca ante el curso del río. En cambio si sorprenden algunos de sus datos: el lago Nàsser es el lago artificial mayor del mundo (o lo fue durante mucho tiempo). También: la tierra cultivable en Egipto después de la construcción de la presa aumentó en un 30%, aunque ésta se convirtió en menos fértil debido a la inexistencia de arcillas en el Nilo. Finalmente hemos visitado el templo de Philae, dedicado al Diós Isis, el cual también fue movido a una isla más elevada, debido a la construcción de la próxima y más pequeña presa de Aswan. Allí me ha sorprendido la grandiosidad y refinamiento del templo, el cual fue un centro de peregrinación durante muchos siglos, incluso posterior a la expansión del cristianismo, es por este motivo que durante el imperio romano, los cristianos eliminaron algunos de sus relievos paganos, al igual que los fanáticos talibanes hicieron pocos años atrás dinamitando unos antiguos templos budistas. En cualquier caso, el templo todavía conserva su esplendor con sus altivas paredes y columnas y sus magníficos grabados, algunos de los cuales - sorprendentemente no fueron eliminados - representan unas sensuales y desnudas figuras femeninas. Aswan (ver en mapa) 31/01/2008: Al día siguiente de la visita de Abu Simbel, fuimos los cuatro a la oficina encargada del transporte por el lago Nasser y nos comentaron que nuestros coches todavía no habían llegado. Alexandra se puso hecha una furia, y mientras yo la sacaba de la oficina para intentar denunciar la vileza de la empresa a la policía turística, Michael y Stephania intentaban encontrar una solución con el famoso Mister Sala (todos los viajeros hacia el Sudán se las tienen que ver con él). Finalmente Michael comentó inocentemente: - Me parece que la única solución será telefonear al abogado gratuito de mi compañía de seguros - en Realidad no tenía ningún seguro. Entonces Mister Sala se levantó como un relámpago y empezó a hacer llamadas comunicando finalmente a Michael que la plataforma con nuestros coches había salido el día anterior de Wadi Halfa y que llegaría al día siguiente por la mañana. Y en realidad fue así, aunque después descubrimos que habían enviado nuestros coches porque había llegado un camión a Aswan en dirección a Sudán que necesitaba la plataforma. El truco del Michael con Mister Sala no fue el único que utilizamos con los Egipcios que han seguido intentando engañándonos estos días. Antes de ayer estábamos paseando por la principal calle comercial y un vendedor nos llamó: - Una camiseta 5 pounds (case 1 $). - ¿5 pounds Egipcios? - Pregunté, pues después de captar tu atención, a veces intentan convencerte de que se referían a pounds ingleses. - Sí, 5 pounds egipcios. Fuimos a mirar las camisetas y Alexandra escogió una que le gustaba, pero a la hora de pagar al vendedor no me aceptó los 5 pounds explicándome que sólo las camisetas para niños valían 5 pounds y que el resto valían 25. Enfadado de los días anteriores, cogí la camiseta, le tiré el billete de 5 pounds a los pies y me marché con el vendedor detrás también bien enfadado. Pero me salí con la mía, y todo el mundo a quien he ido explicando la anécdota (turistas o Egipcios) me han acabado comentando que lo hice muy bien. Al mismo día, por la tarde tuvimos que utilizar otro truco para que no nos engañaran. Alexandra había ido a comprar por la mañana unas pastas que le gustan mucho (bahlava). Hizo cola en una tienda y observó que el hombre de delante pagaba 10 pounds (unos 2 $) por un kilo de bahlava, pero al llegar su turno, el vendedor le dijo que las pastas valían 20 pounds el kilo. Alexandra le explicó que había visto lo qué había pagado el anterior hombre y que en la lista de precios en árabe no había ningún precio superior a los 15 pounds. Pero el vendedor prefirió perder la venta a vender al precio correcto y Alexandra se marchó bien enfadada. Al explicarme la historia ingeniamos un plan: preguntamos a la recepción del hotel que nos escribieran bahlaba en árabe, después fuimos a la tienda y buscamos en la lista de precios la palabra, al mismo tiempo que hacíamos amistad con un chico de la zona, y obligamos en el descontento vendedor a vendernos 500gr de bahlava por 5 pounds. De todas maneras, a la mañana siguiente, ayer, al dirigirnos yo y Michael hacia el puerto para buscar nuestros coches, tuvimos oportunidad de contrastar el carácter real de los egipcios. Fuera de la zona que frecuentan los turistas que pagan 50 $ o 100 $ por noche, las mujeres y los hombres nos miraban sonrientes, realmente agradecidos que estuviéramos visitando su país y viajando con sus medios de transporte, e incluso, cerca del puerto pagamos por primera vez el precio egipcio por un té: 0,75 pounds. En el puerto, los policías y el oficial de aduanas también parecían simpáticos (no tanto), pero en medio completar el papeleo que sabíamos que duraría un día o dos, el oficial de aduanas nos pidió que sacáramos los coches de la plataforma. Desgraciadamente, la plataforma estaba muy mal situada, formando un alto peldaño entre la plataforma y el estrecho puerto, por otro lado, teníamos los coches aparcados de culo, y finalmente mi autocaravana no arrancaba, porque el problema del estárter no se había solucionado. Michael me empezó a arrastrar de culo con su coche, pero yo encaré muy mal la salida y finalmente quedé atascado entre el peldaño de la plataforma y el puerto, sin posibilidad de tirar adelante, ni atrás. Se presentaron diversos trabajadores del puerto, uno de los cuales intentó arreglar el estárter a golpes de martillos, pero al no arreglarse, finalmente una decena de personas empujó la autocaravana hacia arriba la plataforma y siguiendo empujando conseguimos poner en marcha el motor utilizando los 10 metros de la plataforma. Con el motor puesto en marcha fue más fácil la salida, aun así, hubo daños minoritarios: la escalera de la autocaravana todavía más torcida, el apoyo de la rueda de recambio otra vez medio desviado, una luz resquebrajada... La salida de la autocaravana de la plataforma duró unas dos o tres horas, y cuando volvimos a la aduana para continuar el papeleo, el oficial ya había plegado. Así pues hemos tenido que volver hoy a primera hora. Al llegar el oficial, nos hemos vuelto a sentar para llenar papeleo, pero en medio hacer, ha abierto el carnet de passages (una especie de pasaporte para coches) de Michael y al comprobar la propiedad del coche ha exclamado dirigiéndose a él: - Muy bien, tú eres el propietario del coche. En este momento he empezado a temer, pues la autocaravana está a nombre de la empresa Servicios de Internet Javajan, la cual dirigía. De todas maneras, he extraído (por primera vez en todo el continente Africano) un documento firmado por mi amigo y actual administrador de la empresa autorizándome a conducir el coche en cualquier país. Pero cuando el oficial ha tomado mi carnet de passages y el documento adjunto, su sonrisa se ha apagado rápidamente y enseguida ha exclamado con gravedad: - No puedo dejar salir tu vehículo. Tendrás que ir a Cairo, al Club de Automovilismo, para que pongan el carnet de passages a tu nombre. La rotundidad y gravedad de su voz era tan seca que no he estado mucho rato más delante suyo discutiendo u ofreciéndole dinero. He vuelto a Aswan, directamente a la estación de trenes donde he hecho 2 horas de cola para comprar un billete de tren, y después me he dirigido al hotel, donde me esperaba Alexandra, primero escéptica, después colérica y finalmente triste. Y a las 6 de la tarde he subido al tren dirección a Cairo y he dejado Alexandra en compañía de dos españoles y de Michael y Stephania, que no habían conseguido completar todos los trámites y se tenían que quedar hasta el domingo, porque los viernes y sábados son sagrados para los musulmanes y la policía de tráfico hace fiesta en Egipto. Cairo (ver en mapa) 02/02/2008: Al llegar, en Cairo muy temprano por la mañana, fui andando hacia la embajada española, pero ésta estaba cerrada hasta el domingo por fiesta musulmana. En cambio, el Club de Automovilismo al cual me dirigí después, también estaba cerrado el viernes pero abría el sábado. Así pues me sobraban 24 horas, y decidí aprovechar unas cuantas visitando el Museo Egipcio. El Museo a Egipcio me sorprendió en diversos aspectos, y no sólo por el desorden del cual ya informaba a mi guía de viajes (en el 2009 está prevista la apertura de un nuevo museo). Me sorprendió la tapa de un sarcófago con la escultura del faraón a la parte superior y el relieve de una figura femenina en el interior, como si el faraón hubiera soñado dormir eternamente con una siempre atractiva mujer. También me ha sorprendido observar numerosos sarcófagos rotos por la tapa, la única manera de llevarse los preciados tesoros del interior, pues las tapas eran demasiadas pesadas de levantar para los saqueadores. Me ha sorprendido el realismo de algunas estatuas que demuestran que los antiguos artistas egipcios no sólo sabían hacer figuras estilizadas. Y observando estas estatuas me ha sorprendido que los cánones de belleza de hace 5000 años fueran muy similares a los actuales (me pregunto: ¿la idea de belleza es genética o cultural?). Observando la estatua de una madre besando a su niño de unos diez años en la boca, también me hizo cuestionar si la manera en que los humanos muestran efecto es genética o cultural. En otro punto me ha sorprendido la ironía de Cheops, el constructor de la mayor pirámide, del cual sólo se conoce su rostro por una pequeña figura de 8 cm. En cualquier caso, lo más sorprendente del museo es la exposición de los magníficos tesoros encontrados en una tumba que estaba oculta e intacta bajo la saqueada tumba de Ramses VI, una tumba perteneciente a un faraón que sólo gobernó durante 9 años: Tutankamon. De todos los tesoros expuestos, sorprende de sobremanera que el rostro momificado del faraón estuviera metido en un preciosísimo busto de oro macizo con piedras incrustadas, al mismo tiempo, el cuerpo del faraón metido en un fascinante sarcófago también de oro macizo (pesando 110 kg), y este sarcófago metido dentro de dos otros sarcófagos recubiertos de oro, los cuales también se encontraban situados dentro de cuatro grandes cajas recubiertas de oro y metidas unas dentro de las otras (como si se trataran de unas grandes muñecas rusas), y todas éstas, finalmente, estaban originalmente escondidas dentro de la habitación mortuoria, la cual también guardaba de manera más o menos desordenada carruajes, tronos, joyas y muchos otros artículos que podían ser de utilidad al faraón en la otra vida. He salido del museo maravillado por la riqueza de ésta primera y antigua civilización que se inició hace más de 5 mil años, gracias al exceso de comida que las fértiles tierras del Nilo producían, un exceso de comida que mediante la recaudación de impuestos permitía alimentar miles de artesanos, funcionarios, soldados y sacerdotes que estaban al servicio del faraón. Al salir del museo, intenté contactar a un chico de couchsurfing que me podía alojar, pero su teléfono comunicaba y me empecé a impacientar. Telefoneé a otros chicos de couchsurfing de Cairo (no hay chicas apuntadas) y nadie me podía alojar, excepto un hombre que me lo tenía que confirmar. Mientras tanto paseé un poco por el comercial barrio llamado Downtown y busqué un hotel por si acaso. Encontré una habitación compartida por 1,5€, pero por suerte, Tarek, el hombre que había contactado de couchsurfing me confirmó que me podría alojar y me pasó a buscar un poco más tarde. Tarek también tenía una pareja de norteamericanos alojados, pero él y su segunda esposa me acogieron con los brazos abiertos. Tarek me explicó que tenía otra esposa con quién estaba 3 días a la semana, pero había alguna historia rara que no me explicó, en cambio sí me explicó que tenía una empresa gráfica y también trabajaba de consultor para una gran firma inversora. Tenía bastante dinero, pero curiosamente preferiría estar en mi lugar, haciendo mi viaje. Hoy por la mañana he ido temprano al Club de Automovilismo, temiendo que podía tener problemas para poner el carnet de passages a mi nombre. El director de la compañía se ha empezado a leer mis documentos con interés, pero no me he podido relajar hasta que me ha comentado que tendría que pagar unos 26€ por la gestión. No he protestado nada por el excesivo precio, ni tampoco me he quejado cuando después de todo el papeleo me ha entregado un recibo de sólo 20€. Estaba contento de tener el carnet de passages a mi nombre y poder volver a circular con mi coche bien pronto. Por la tarde, después de comprar un billete de tren hacia Aswan y de dejar mi mochila en la taquilla de la estación, he empezado a pasear dirección en al barrio islámico, deteniéndome de vez en cuando para comer en paradas populares y a tomar tés de 1 pound (siempre evito los bares medianamente turísticos donde, a pesar de tener escrito 3 pounds en los listados en árabe, te clavan 10 pounds por un té, según ellos debido a las tasas y al servicio). En el barrio islámico he paseado por las tranquilas callejuelas de gente simpática y después por las otras abarrotados de turistas y agresivos vendedores. He visitado alguna preciosa mezquita y finalmente me he descalzado para relajarme en la gran mezquita Al-Azhar. Allí se me ha acercado un chico y me ha invitado a leer y llevarme diversos libritos de introducción al Islam. Y un poco más tarde se me ha vuelto a acercar y me ha empezado a dar conversación, recordándome que España estuvo 8 siglos dominada por los árabes (más siglos que bajo influencia cristiana) y preguntándome si por este motivo, los españoles tenían una visión más amplía del Islam. - No - he esgrimido -, en España nadie se quiere recordar que fuimos musulmanes durante tantos siglos, eso sólo me lo recuerdan en los países árabes por los cuales hemos pasado. A continuación me ha explicado que el Islam es una religión pacifica, y que por ejemplo, los musulmanes estuvieron muchos siglos conviviendo en paz con los judíos de España, en cambio, éstos últimos fueron expulsados por los Cristianos después de la reconquista. Después me ha intentado convencer de leer el Corán, explicándome que éste contenía las instrucciones de funcionamiento escritas por el diseñador de la maquina (Dios - hombre). Yo le he comentado que ya lo había leído y he aprovechado para preguntarle algunas dudas, como por ejemplo porque Mahoma había estado casado con 12 mujeres (9 de ellas al mismo tiempo), cuando él predicaba que el máximo que permitía Alá eran 4. Él me ha explicado los motivos bajo la óptica islámica, de todas maneras no me han acabado de convencer. De vuelta a la estación de trenes, he vuelto a pararme para comer alguna cosa, tomar algún otro té, observar cómo herraban un caballo, jugar 3 partidas de ajedrez (he ganado 2 y perdida 1) en un bar donde me han invitado a otro té y finalmente he estado corriendo unos 30 minutos, algunos de los cuales andando para recuperar el aliento, porque cuando he llegado a la estación me he dado cuenta que me había olvidado la bolsa con la guía de viajes y los libritos de introducción al Islam en el bar del ajedrez. Aswan (ver en mapa) 05/02/2008: Tanto buen punto llegué Aswan, al mediodía, corrí a saludar a Alexandra y acto seguido me dirigí hacia el puerto, para iniciar los trámites para sacar el coche. Los policías de la entrada estuvieron un buen rato sin dejarme entrar y después me costó encontrar al oficial de aduanes, pero finalmente lo localicé y me hizo los papeles (pagando unos 70 euros) para continuar los trámites con la policía de tráfico al siguiente día, pues ya era hora de plegar. La tarde la pasé medio dormido con Alexandra, Michael, Stephania, la pequeña Maria, y David y Maria, dos españoles que estaban viajando haciendo autostop y con transporte público dirección al Sudán. Hacía 9 meses que habían salido de Cantabria y, aparte de nuestras historias, nos explicamos las aventuras de muchos otros viajeros, acordándonos mutuamente de que nuestros viajes no tenían demasiado de extraordinario, sólo éramos unos más de los millares de viajeros que recorren el mundo. Al día siguiente (ayer) por la mañana me dirigí hacia la policía de tráfico donde me entregaron unos formularios y compré unos sellos (me hicieron pagar más que el valor indicado en ellos) y continuación me hicieron ir a buscar en taxi a un ingeniero que tenía que comprobar que el número de chasis de mi vehículo coincidiera con el número del carnet de passages. El ingeniero estaba haciendo revisiones de coches en una explanada, comprobando que su motor funcionara correctamente, las luces, los frenos... Tenía miedo que al dirigirnos al puerto, el ingeniero quisiera comprobar el estado de mi coche y no lo pudiera encender debido al problema del estárter y el alternador, ya que el funcionario de aduanas me había explicado que si el ingeniero descubría que mi coche no funcionaba, no me haría los papeles. De todas maneras, a medida que esperaba y pasaban las horas, mi miedo se iba sustituyendo por un profundo mal humor, aunque no me podía enfadar con nadie, pues el ingeniero estaba trabajando todo el rato, revisando las interminables colas de coches que no disminuían. Sólo me podía enfadar con el corrupto y burocrático sistema egipcio. De todas maneras, al final, después de cuatro horas esperando, el ingeniero acabó el trabajo, cogimos un taxi hacia el puerto, comprobamos el número del chasis en un minuto y volvimos a la policía de tráfico. Allí, a pesar de ser cerca de las dos continué tramitando más papeleo hasta que me asignaron un número de matrícula egipcia, con la cual podía ir a comprar un seguro. Volví al centro, a la empresa aseguradora que había delante del hotel, y les pedí un seguro para el coche, pero cuando me dijeron el precio (unos 70 euros), mi enfado de la mañana volvió a aumentar, y más cuando me mostraron un listado de precios donde interpretando las cifras en árabe, deduje que si fuera egipcio sólo pagaría unos 20 euros por el seguro mi coche. Tome el listado y bien enrabiado me dirigí hacia la policía turística que había al lado para denunciar el hecho, pero la policía no me hizo demasiado caso y sólo me tradujeron el última descripción del listado, que detallaba que los turistas tenían que pagar 70 euros independientemente del vehículo que tuvieran. Estaba enfadado como un gorila, los viajeros extranjeros conducen mucho mejor que los egipcios, pero tienen que pagar un seguro mucho más caro, era completamente injusto. La única justificación que me acudía era que el diesel en Egipto sólo 0,09€/litre, pero eso no tenía nada a ver con el seguro. De todas maneras no podía hacer nada para cambiarlo y acabé pagando el importe que me pedían. En cualquier caso, no sólo yo estaba enfadado con la burocracia y corrupción egipcia. Por la noche hablé con un chico local, Amgad, que se me quejó que el gobierno de Hosni Mubarak era dictatorial y mafioso, sin democracia ni libertad de expresión ni de prensa, con muchos periodistas y políticos apresados por manifestar públicamente sus opiniones. Al preguntarle qué gobierno preferiría si hubiera elecciones, me respondió que desearía un gobierno islámico, igual que una mayoría de los egipcios, y seguramente éste es el motivo que los Estados Unidos continúen defendiendo a un dictador, sin imponer su idealizada democracia. Hoy por la mañana he vuelto a la policía de tráfico con el papel del seguro, y después de pagar algunas otras tasas y esperar otra hora y media, finalmente me han entregado una especie de carnet de conducir y una matrícula con números egipcios (el número 32), con la cual me he podido dirigir al puerto para liberar el coche que había estado secuestrado por la burocracia y corrupción egipcia durante 13 días (el rescate había costado unos 250€, incluyendo los 13 días de hotel y los billetes de tren). El problema ha estado que sin estárter he tenido que pedir a tres policías que empujaran la autocaravana, pero finalmente la he arrancado y me he dirigido hacia el hotel donde me esperaba Alexandra, muy contenta de volver a ver su casa, y nos hemos marchado hacia las afueras de Aswan, hasta una explanada cerca del Nilo, donde nos esperaban Michael y Stephania para disfrutar de par de días de absoluto relax. 06/02/2008: Ayer realmente fue un día de absoluto relax, mientras Alexandra limpiaba a la autocaravana, yo me tendí bajo una palmera para soñar y acordarme de que por fin se habían acabado los 13 días de tormento sin el coche. Por la noche, cuando ya me estaba medio desvelando, se acercó un barco de carga y ancló mucho cerca de donde habíamos aparcado. Después de presentarnos i de conversar un rato amigablemente nos invitaron a cenar un delicioso gulash dentro del barco, sentados en la aceitosa sala de máquinas. Hoy, me he decidido de desmontar el estárter para ver si conseguía arreglarlo. Con la ayuda de Michael, lo he limpiado, hemos fijado los imanes que bailaban (utilizando una genial idea de Michael) y lo hemos vuelto a montar. Pero seguía sin funcionar. Lo hemos desmontado y montado dos o tres veces más, aunque con idéntico resultado. Finalmente ha llegado otro barco de carga, el mecánico del cual se ha aproximado, ha escuchado el ruido que hacía el estárter un buen rato, ha limpiado la entrada del estárter con gasolina y lo ha vuelto a montar. Me ha pedido arrancar el coche y sorprendentemente ha funcionado. Parece ser que el principal problema era la suciedad que no lo hacía ir fino. Por la tarde me he vuelto a relajar conversando con Michael y también con Mafi y Omar, el capitán y el mecánico del barco de carga que había anclado ayer a la noche. Al final, ya de noche, conversando en torno a un pequeño fuego, Mafi ha preguntado si le sería fácil de viajar a Europa, y después de comentarle que difícilmente podría entrar, me he dado cuenta que todas las dificultades que habíamos tenido para entrar en Egipto, en realidad eran pocas comparadas con todas las dificultades que los Egipcios tienen para entrar en Europa. De todas maneras, en teoría Egipto tendría que estar interesada en recibir turistas y tendría que facilitar más las cosas, en cambio Europa no está muy interesada en recibir a más inmigrantes. 07/02/2008: Los problemas del coche han continuado. Pensaba que con la operación de ayer el estárter funcionaría, pero esta mañana el motor no ha querido arrancar y Michael me ha tenido de arrastrar para ponerlo en marcha. Así pues, hemos seguido la marcha hacia el norte, sin estárter, sin alternador y con la batería descargándose. Y al final, al cabo de unos cien kilómetros y justo en medio del pueblo Edfu, mi motor se ha parado. Por suerte, Michael todavía seguía con nosotros para ayudarnos si era necesario y ha vuelto para arrastrar la autocaravana con la suya hasta un taller. El taller no parecía un taller, pero un chico muy eficiente ha desmontado el estárter, ha reventado una pieza con un destornillador, lo ha ensuciado por dentro de en vez de limpiar, ha soldado la pieza reventada, ha montado el estárter y me ha pedido de probarlo. Y sorprendentemente, el motor se ha puesto en marcha. El proceso para el alternador ha estado más o menos similar. Y al cabo de unas cuatro horas y de unos 15 euros pagados hemos reanudado el camino. Por la noche, sin embargo, ha llegado el turno del coche de Michael. Hemos salido de la carretera principal y hemos aparcado en un caminito para pasar la noche. Pero un grupo de chicos y hombres nos ha informado de que no podíamos dormir allí, porque por el camino pasaban coches. Entonces Michael ha intentado poner en marcha su coche pero algún problema eléctrico se lo ha impedido. Los chicos y hombres presionaban para que nos apartáramos del camino y al final Michael ha accedido a que empujaran su coche unos 50 metros hasta una explanada. Yo he ido a buscar una linterna a mi coche para hacerle luz por el camino, pero al volver corriendo por el lado de la furgoneta de Michael me he caído por un agujero. Parecía que el final de la caída no se acababa nunca pero finalmente el barro y el agua llegándome a los tobillos me ha parado. Me había caído en un canal de 3 o 4 metros de profundidad, de paredes casi verticales. Por suerte, los egipcios me han podido alargar una mano y me han estirado hasta la cima. Entonces he vuelto delante del coche de Michael, iluminando el camino hasta la explanada. Mientras Michael descubría dónde se encontraba el problema eléctrico, yo me he limpiado las piernas y me he cambiado los pantalones. Hemos cenado en su coche y a continuación hemos sido invitados a tomar el té y a comer unas galletas en una de las casas de delante la explanada, demostrando una vez más que la hospitalidad egipcia no tiene nada a ver con los vendedores de las callejuelas turísticas o con la burocracia del país. Luxor (ver en mapa) 08/02/2008: Hoy por la mañana nos hemos despedido por unos días de Michael, Stephanie y la pequeña Maria, que ya hace, algunas semanas que ha aprendido a decir mi nombre y siempre me llama cuando me ve. Ellos se dirigían hacía Cairo, circulando por el desierto Blanco y nosotros nos hemos llegado hasta Luxor, una de las grandes destinaciones turísticas de Egipto, porque aquí se encuentra el valle de los reyes (donde habían estado enterrados muchos de los faraones) y muchos templos, entre éstos, el grandioso templo de Karnak. Hemos iniciado nuestro recorrido visitando los colosos de Nemnon, unas grandiosas estatuas de 18 metros de altura, pero bastante erosionadas. A continuación hemos visitado por fuera el templo de Deir Al-Medina y el inicio del rocoso Vale de los Reyes. A media mañana hemos cruzado a la orilla Este, donde se extiende el pueblo de Luxor, en medio del cual se alza el templo del mismo nombre, con una mezquita en su cima. Y finalmente, al mediodía hemos comprado el ticket y hemos entrado al inmenso complejo de templos de Karnak, construidos a lo largo de un milenio. I aquí tendría que volver a escribir numerosos "me ha "sorprendido", sobre todo describiendo las colosales y numerosas columnas de la sala Hypostyle, aunque después de la visita a Abu Simbel, parece que ya nada se le puede comparar. 09/02/2008: Ayer al anochecer queríamos empezar a hacer camino hacia Cairo, pero un control policial nos detuvo y nos comunicó que nos tendríamos que esperar al día siguiente por la mañana, porque no podíamos pasar sin escolta. Enfadados volvimos a la otra orilla, recorriendo unos 20 kilómetros, para tomar la carretera del oeste, pero otro control policial nos impidió el paso. Finalmente decidimos acampar al lado del control, aunque a media noche, un educado oficial de la policía turística nos vino a molestar informándonos que al día siguiente podríamos añadirnos al convoy de las 8 de la mañana a la otro orilla. Y así lo hemos hecho. Después de esperar unos interminables veinte minutos, ha llegado una fila de autobuses, minio-buses y taxis con turistas, escoltados en frente y cada 30 o 40 vehículos por un pick-up de la policía cargado de personal armado. Nosotros nos hemos añadido en medio del desfile, pero todos los locos conductores Egipcios nos han ido adelantando hasta que nos hemos quedado al final, contando un total de 200 vehículos formando el convoy. Todos los coches en sentido contrario estaban detenidos por más policías. A cada intersección, había paisanos armados vigilando que ningún transeúnte o coche entrara en la calzada. Los campos de caña de azúcar desde los cuales se podía disparar contra los turistas con relativa seguridad, no estaban plantados hasta una distancia de 50 o 100 metros de la carretera. Naturalmente nos hemos preguntado si tanta seguridad era necesaria, y hemos estado leyendo que en los años 90 se habían producido disturbios entre la policía y los islamistas radicales que pueblan la zona, con el resultado de diversos turistas muertos. Desde entonces, no han dejado de existir los convoys, a pesar de la relativa calma en la carretera, aunque también es verdad que el último atentado mortal contra una instalación turística en Egipto se produjo hace sólo dos años. En cualquier caso, la policía parecía tomarse su trabajo muy seriamente. Al cabo de unos 70 kilómetros avanzando a toda pastilla, el grupo se ha dividido y nosotros nos hemos añadido al pequeño grupo que seguía hacia el norte, pero al cabo de un centenar más de kilómetros, el convoy ha enfilado una carretera secundaria y finalmente nos hemos encontrado delante de un templo que no queríamos visitar. Nos hemos quedado a la entrada informando a los policías que queríamos ir al Cairo, pero éstos nos han pedido paciencia para organizar una escolta para nosotros solos. Pero como el tiempo pasaba y la escolta no llegaba y nos hemos marchado con los policías chillando detrás, aunque al siguiente control policial a pocos kilómetros nos han detenido y finalmente nuestra escolta ha llegado. El pick-up cubierto de la policía nos ha ido siguiendo detrás, haciendo sonar las sirenas cuando algún camión no nos dejaba avanzar con suficiente comodidad. Pero al cabo de veinte kilómetros hemos llegado a un nuevo control policial donde nos han retenido explicándonos que la nueva escolta todavía no había llegado. Les hemos explicado que queríamos llegar hoy mismo a Cairo y al cabo de pocos minutos nos hemos vuelto a saltar el control. De todas maneras, otro pick-up de la policía nos ha atrapado y nos ha seguido hasta el siguiente control policial, donde hemos iniciado una nueva discusión y de nuevo nos hemos saltado el control. Finalmente, las autoridades policiales han comprendido que teníamos prisa, y al siguiente control ya nos esperaban dos limusinas de la policía, una de los cuales se ha situado detrás y la otra delante nuestro haciendo sonar las sirenas todo el rato para abrirnos paso entre el tráfico de la gran ciudad de Asyut (parece ser, la más peligrosa de las ciudades islámicas). La gente nos miraba alucinando, y nosotros nos sentíamos en cierta manera unos presidentes, a pesar de que también un poco incomodados por este servicio no solicitado, un servicio que a buen seguro era mucho más costoso que los 250€ pagados para entrar en Egipto con coche. Pasados unos 50 kilómetros, con diferentes limusinas de la policía intercalándose, nos han vuelto a escoltar los pick-ups, nos hemos vuelto a saltar algún control policial porque la escolta no llegaba, y finalmente, a la altura de El Minya las escoltas han desaparecido y hemos podido cruzar los siguientes controles sin demasiados problemas. De todas maneras, se ha hecho oscuro a unos 250 kilómetros antes de llegar al Cairo y hemos hecho noche en el aparcamiento de una pequeña ciudad. Cairo (ver en mapa) 13/02/2008: Hoy por la mañana, Michael, Stephania y la simpática pequeña Maria se han despedido definitivamente de nosotros. Habíamos compartido casi dos meses con ellos y se habían convertido en unos verdaderos compañeros de viaje, ayudándonos mutuamente cuando hacía falta, manteniendo interesantes conversaciones, conociendo conjuntamente países y habitantes ... Es una lástima que no volveremos a establecer en Europa hasta después de viajar por toda Asia y América y que no los podremos visitar hasta entonces. Los echaremos de menos. Michael y Stephania habían llegado al Cairo hacía dos días provenientes de la carretera del desierto Blanco. Por la mañana me contactaron y les di las coordenadas GPS de la casa de Tarek, el egipcio que me había alojado la primera vez al Cairo y que nos volvía a ofrecer su grandiosa hospitalidad. De todas maneras, no llegaron hasta la noche debido a problemas para unificar la nomenclatura de las coordenadas. Estaban cansados del viaje y de la búsqueda y quedaron completamente desconcertados cuando Tarek les ofreció la misma hospitalidad que a nosotros, ofreciéndonos una deliciosa cena en su casa. Al volver a las autocaravanas, Michael me preguntó con interés: - ¿Cómo funciona Couchsurfing? Yo le respondí que en couchsurfing no todo el mundo era tan hospitalario como Tarek y que eso dependía más bien de la cultura egipcia o Árabe, pero que en cualquier caso, era muy interesante de estar apuntado para conocer gente y otros viajeros. En realidad, a lo largo de nuestro viaje, muy poca gente se ha mostrado tan hospitalaria con nosotros como Tarek y su segunda esposa Asser. Habíamos encontrado familias que a pesar de su absoluta pobreza nos ofrecían todo lo que tenían. Pero Tarek disfruta de una muy buena situación económica y paradójicamente su hospitalidad me resulta todavía más sorprendente, porque hasta ahora no me había encontrado ningún "rico" que a través de couchsurfing alojara a tantos viajeros en su casa e insistiera de pagar siempre cualquier bebida o comida que consuman en su casa o fuera. Realmente, al cabo de cuatro días de disfrutar de su hospitalidad me siento que estamos abusando, pero cuando hablamos con él, se muestra tan agradecido con nuestra presencia que nos hace sentir parte de sus amigos más apreciados y que se sentiría defraudado si no aceptáramos todo lo que nos puede ofrecer. Un ejemplo de la magnífica hospitalidad de Tarek ya nos la encontramos tan buen punto llegamos al Cairo. Aquella noche, Egipto jugaba la final de la copa de África de fútbol contra Camerún, y junto con dos otras parejas de americanos que Tarek también estaba alojando nos invitó a una cafetería a ver al partido. Secretamente, yo animaba Camerún, pues el Etoo juega en el Barça, el equipo que soporto, aun así fue una gran suerte que Egipto ganara, pues después la fiesta fue magnífica. Tarek cargó a los chicos en su coche y Asser las chicas en su coche y acto seguido nos añadimos al desfile de centenares de coches que se dirigían hacia el centro de la ciudad para celebrar la victoria. Los conductores hacían sonar las bocinas (más que nunca), había chicos alocados que echaban llamaradas utilizando esprays, también había chicas cantando consignas, algunos motociclistas que mostraban sus habilidades, y todo este espectáculo sin que se bebiera casi nada de alcohol. De todas maneras, Tarek rompió las reglas y nos compró unas cuantas cervezas y para acabar de redondearlo nos invitó a cenar unas cuantas delicias de la cocina egipcia. La verdad es que echaremos de menos a Tarek y Asser cuando nos despidamos de ellos, igual que a Michael, Estephania y Maria, y de la misma manera que yo echaré de menos a Alexandra, porque esta noche misma, finalmente se ha decidido de comprar un billete de avión para visitar a su familia a Italia y Rumania. La esperaré en Turquía, con ganas de reencontrarla, pues aunque a veces sus ataques de nervios me saquen de quicio, últimamente Alexandra está mucho más calmada. Alexandra siempre había dicho que África no le gustaba y quizás a partir de ahora se interesará más por los países que visitemos y la gente que conoceremos. En cualquier caso, aprovechando que pronto se marchará y que mañana es San Valentín, esta noche me he vuelto a poner el anillo de oro que Alexandra me había regalado y que me había sacado durante su última crisis de nervios del fin de año en Addis Abeba. En concreto, en Cairo, Alexandra se ha mostrado interesada de visitar conjuntamente el comercial barrio de downtown, el barrio islámico y su turístico mercado de Khan Al-Khalili, y el barrio Cóptico, donde se alzan diversas iglesias que fechan de los inicios del Cristianismo, una de las cuales, se dice que está construida sobre la cripta donde Maria, José y el Niño Jesús se refugiaron huyendo de la matanza de bebés que ordenó el rey Herodes. Visitando las iglesias me ha sorprendido observar las numerosas inscripciones en griego, pero después todavía me ha sorprendido más observar en el cementerio inscripciones en árabe sobre cruces cristianas. Y allí, mientras Alexandra hacía la foto de una tumba he exclamado con naturalidad: - ¡Alex, vigila con el muerto! Por poco no se desmaya del susto, y es que los rumanos son increíblemente supersticiosos. 16/02/2008: Antes de ayer, el viento había limpiado la polución de Cairo y desde el barrio donde vive Tarek pudimos observar ilusionados las enormes pirámides que se levantaban a la otra punta de la extensa ciudad, sobre el rocoso plató de Giza. Y por fin, después de un par de días en los que he estado un poco con fiebre, hoy las hemos ido a visitar. Al acercarnos, la grandeza de las pirámides apareciendo altivas entre los edificios del barrio de Giza nos ha vuelto a sorprender. Y una vez dentro del recinto, me ha continuado sorprendiendo la dificultad de su construcción, que en el caso de la pirámide de Cheops (la mayor) supuso apilar bloques de piedra de unas 2,5 toneladas hasta una altura de 146 metros. No es de extrañar que haya quien crea que las pirámides fueron construidas por extraterrestres, ángeles o incluso, demonios. En cualquier caso, también me ha sorprendido la dificultad que debería suponer expoliar de piedras las pirámides para construir algunas partes de Cairo, de manera que la actual altura de la pirámide de Cheops ya no es de 9 metros menos. Después de visitar la Esfinge por fuera una valla, que me ha desilusionado un poco, quizás porque me la imaginaba mayor, hemos ido andando por la arena del desierto, observante como las pirámides se iban alejando detrás nuestro, recortando la enorme metrópoli de Cairo, mientras delante nuestro, cerca del horizonte, se distinguían otras pirámides construidas también hace unos 4 o 5 milenios, pero más pequeñas y no tan visitadas. 19/02/2008: El mismo sábado volviendo de la visita de las pirámides observé con desesperación que la lucecita de carga de la batería se volvía a encender. El alternador había dejado de funcionar otra vez. Esta vez, lo desmonté con la intención de arreglarlo yo mismo. Pero el problema era más grave que las anteriores veces y me vi obligado a llevarlo a un especialista. Pero en Egipto, los mecánicos hacen fiesta el domingo en vez de los viernes, y aunque yo y el chofer de Tarek buscáramos por todo Cairo algún taller abierto, tuvimos que esperar al lunes. Pero el lunes por la mañana, Alexandra tenía el vuelo hacia Italia, así pues, en vez de llevarla yo hacia el aeropuerto, fue el chofer de Tarek quien la llevó. De todas maneras, mientras íbamos hacia el aeropuerto, recibimos una llamada informándonos de que el vuelo se retrasaba dos días por culpa de unas fuertes nevadas en Grecia (donde el vuelo hacía escala). Así pues, los dos seguimos disfrutando de la hospitalidad de Tarek, retenidos dos días más en Cairo, pues en mi caso, hasta el lunes por la noche no tuve arreglado el alternador con una pieza nueva y al montarlo hoy martes por la mañana el motor no ha querido arrancar. He esperado todo el día a que llegara un mecánico, que en un momento ha descubierto que un cable de detrás el motor se había desconectado. Aparte de intentar resolver los problemas mecánicos, estos días hemos continuado cerrados en casa de Tarek, sin demasiadas ganas de seguir descubriendo la interesante ciudad, y simplemente dejando pasar el rato conectados a Internet (a veces trabajando), jugando on-line al poker con Asser, o jugando a la Xbox con Tarek, sobre todo a unos juegos de carreras de coches, los cuales son muy reales, pues Tarek dispone de pedales y volante. De todas maneras, por las noches también seguimos disponiendo de ratos para conversar con Tarek o Asser, los cuales eran musulmanes muy abiertos, aunque Asser intentara múltiples veces de convencer indirectamente a Alexandra de convertirse. Por otro lado, Tarek había pasado todo el anterior fin de semana con su primera mujer, con la cual también tiene hijos (Asser tiene dos hijas). Al volver el lunes, Tarek me comentó que sus dos mujeres no se portan muy bien, pero que tienen de aceptar la situación porque la legislación y la religión musulmana permiten su doble matrimonio. De todas maneras, pasa más tiempo con su segunda mujer, principalmente por que casi siempre está alojando a gente de couchsurfing y Asser es más abierta para acogerlos. --- Hoy a la noche he entrevistado a Tarek que opinaba que el principal problema del mundo es la actual política Americana que está causando un impacto muy negativo en el mundo. Espera que a las próximas elecciones las ganen los demócratas, aunque tendría que cambiar la sociedad para cambiar profundamente las políticas. Tarek intenta ayudar a propiciar este cambio alojando personas de diferentes culturas e intercambiando realidades. El principal reto de Egipto será la retirada del actual presidente que ha estado al poder los últimos 24 años y los cambios que comportará. La solución sería la democracia, aunque el país quizás no está preparado para ésta. Tarek intenta colaborar individualmente ayudando a hacer crecer la economía Egipcia. Tarek se considera feliz porque se encuentra con gente de todo el mundo y por la familia que tiene. Sería más feliz perdiendo 10 kg y siendo más saludable. El secreto de la felicidad es la conexión con Dios. ‹ Anterior (22/12/2007) MES Siguiente (2008-02-20)› ‹ Anterior (2007-11-24 - Ethiopia) PAIS Siguiente (2008-01-27 - Egypt)› |
|