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‹ Anterior (29/12/2010) MES Siguiente (2011-02-27)› ‹ Anterior (2011-03-03 - Cuba) PAIS Siguiente (2011-03-24 - Belize)› Mexico Puebla (ver en mapa) 01/02/2011: Puebla es una ciudad de 3 millones de habitantes al sureste de la ciudad de México. Sin embargo, a pesar del elevado número de habitantes, el centro de Puebla parece pertenecer simplemente a una población mediana, con una plaza de bonitas arcadas, calles empedradas, limpias y bien arregladas, y bonitas iglesias (según la tradición hay 360 , una para cada día del año). Puebla es una ciudad rica y snob (o fresa, según la terminología local) que posee una buena universidad privada donde -según nuestro anfitrión- estudian los hijos de los narcos, por lo que los narcotraficantes mantienen su guerra contra la autoridad lejos de la ciudad. Se cuenta que incluso, alguien se compró un Ferrari para moverse por la ciudad, pero estos vehículos son demasiado bajos y no están adaptados a México, y se quedó balanceándose encima el primer limitador de velocidad de la carretera con el que se topó. En Puebla nos alojó Mario, un chico mexicano muy hospitalario y abierto que se ofreció para llevarnos en coche y guiarnos por los diferentes puntos de interés de la zona, además de invitarnos a diversas fiestas con sus amigos. Durante una conversación, uno de ellos comentó que México tiene un sistema algo socialista y por ejemplo la universidad pública sólo cuesta 20 centavos el año. Por el contrario, muchos de los servicios de México son muy caros, por ejemplo la telefonía o las autopistas, porque están en manos de monopolios y el gobierno no los quiere liberar. En relación a la economía, también me comentaron que la principal fuente de riqueza de México son las remesas o dinero que envían los 15 millones de mexicanos que viven en Estados Unidos. Por otro lado, Mario opinó que según su experiencia, en Europa se vive para trabajar, mientras que en México se trabaja para vivir. Mario, su amigo Manolo y Javier Stalin, un joven ecuatoriano que Mario estuvo alojando durante unos días, nos acompañaron a visitar varias atracciones turísticas alrededor de Puebla, como el volcán más pequeño del mundo (de 13 metros de de altura), las bonitas iglesias de Tonantzintla y Acatepec, la ex hacienda de Chiautla donde hicimos un picnic, una montaña cercana desde donde se lanzaron varios parapentistas al atardecer, y el bonito pueblo de Cholula, que destaca por poseer la mayor pirámide o monumento más voluminoso construido nunca por los humanos. De todos modos, la pirámide de Cholula está prácticamente toda cubierta de tierra y destaca más por la bonita iglesia en lo alto, que se contruyó como signo de conquista y dominio sobre los Dioses paganos. El segundo día que visitamos Cholula tuvimos la oportunidad de ver como dos voladores de Papantla se dejaban caer de un póster de 20 metros de altura, descendiendo circularmente con cuerdas atadas de la cintura. Fue impresionante pero aún lo fue más el fin de semana, cuando conducimos unas 3 horas hasta el pueblo de Cuetzalan. Poco después de llegar empezamos a observar como 5 voladores de Papantla se preparaban con una danza para subir hasta en lo alto de un tronco de pino de 35 metros de altura. Al igual que lo deberían haber hecho las culturas pre-hispánicas, los cinco voladores se encaramaron en la cima del tronco y después de una nueva ceremonia vertiginosa sobre un tronco que no paraba de balancearse, los cinco se dejaron caer mientras las cuerda que los ataba se iba desenroscando hasta depositarlos sanos y salvos en el suelo. Los voladores de Papantla nos fascinaron aunque el motivo principal de nuestra visita a Cuetzalan fue el bonito y colorido mercado del domingo, frecuentado por numerosos indígenas y campesinos vistiendo ropas tradicionales, así como las cercanas cascadas de San Andrés. En Oaxaca no había nadie de Couchsurfing que nos pudiera alojar y ya nos habíamos hecho a la idea de empezar a dormir en hostales en los siguientes destinos. Pero un par de días antes de partir, fuimos invitados para comer en Oaxaca por Zoe, una mujer estadounidense que hacía algunos años que vivía a caballo de Tailandia y México, quien al final decidió alojarnos, y de nuevo disfrutamos de otra buena muestra de hospitalidad. La dificultad de encontrar alojamiento a través de Couchsurfing en Oaxaca se debe a la gran cantidad de turistas que recibe la ciudad, gracias a su hermoso centro o zócalo y a las interesantes atracciones de la zona, entre ellas las ruinas zapotecas de Monte Alban. Los antiguos templos y ciudad de Monte Alban se construyeron en la cima de una montaña que previamente se allanó, por lo que pudimos disfrutar de una buena vista de las antiguas construcciones y de los valles de los alrededores. Durante la visita volví a concluir que el conocimiento necesario para construir tales maravillas no podía haber sido transportado por los primeros pobladores de América al cruzar el estrecho de Bering ahora hará unos 10.000 años. Y reafirmé más mi creencia después de ver una maqueta de cómo era una casa prehispánica: paredes de piedra y ladrillos de barro recubiertos de un estucado de cal viva y arena, puerta rectangular, vigas sosteniendo el techo de paja recubierto con una capa de barro, y un patio descubierto en el centro. Volví a pensar que la arquitectura era demasiado similar a ambos lados del océano Pacífico y que era demasiado casual que se hubiera desarrollado al mismo tiempo, sin transmisión de información entre un continente y otro. Por eso volví buscar en Internet y me sorprendí de encontrar numerosa información sobre teorías, e incluso evidencias, sobre viajes realizados por diferentes culturas asiáticas, como los polinesios, chinos, japoneses, indios... que podrían haber transmitido el conocimiento necesario para construir aquellos templos y casas o para trabajar metales. Aparte de la visita al zócalo de Oaxaca, en el mercado de Tlacolula y Monte Alban, Zoe nos presentó a varios amigos muy interesantes, entre ellos Charlie, otro estadounidense que en los años setenta había viajado a México sin un duro y se había enamorado de una chica que vivía en un remoto pueblo indígena. Con la intención de casarse con la chica, estuvo trabajando durante un año para su familia sin cobrar y posteriormente regresó a Estados Unidos para ganar algún dinero para pagar la boda, pero la familia de la chica no parecía dispuesta a cambiar las tradiciones ni a permitir la boda, y una tía se encargó de quemar todas las cartas que él había enviado a su promesa desde los Estados Unidos. Al no recibir respuesta de su amada, Charlie creyó que ésta lo había olvidado y un par de años más tarde se casó con una canadiense. Sin embargo, Charlie había dejado buenos amigos en México y años más tarde volvió, pasando por el pueblo, donde alguien de la familia le contó que la chica lo había estado esperando durante muchos años porque su tía no le había hecho llegar sus cartas. En la misma conversación Charlie explicó que visitando a otro amigo en un remoto pueblo indígena, la madre de un amigo suyo fue disparada en el estómago y murió. Los vecinos del pueblo pensaron que Charlie había sido el autor del disparo y estuvieran bastantes horas discutiendo si debían matarlo disparándole en el estómago o colgándolo. Pero finalmente, un testigo aseguró que Charlie estaba lejos de la zona durante el crimen. Después, la gente del pueblo le explicó que históricamente había muchas discusiones con un pueblo vecino y que ocasionalmente se cometen crímenes de un pueblo a otro para satisfacer venganzas que siempre generan nuevas ansias de represalia. Charlie también contó que en estos remotos pueblos, donde se puede tardar más de un día en llegar, también se acostumbra a cultivar mucha droga (marihuana, amapola y hojas de coca) que sólo enriquece a una minoría del pueblo. Al principio pensé que era extraño que la policía no pudiera descubrir dónde cultivaba la droga, pero un par de días más tarde, cuando me dirigía a visitar una cascada petrificada a Hierbe el Agua, transitando con un bus por un inacabable camino de carro, entendí la aislamiento de muchos pueblos en México y la posibilidad de cultivar droga sin ser descubierto. Zoe también nos presentó a Genevieve, una antropóloga mexicana, que nos habló de los problemas de las comunidades indígenas, las cuales -según ella- se deberían de adaptar a la cultura occidental si querían prosperar, siguiendo la ley de Darwin , sin perder la cultura pero sí cambiándola. También nos explicó que las comunidades de México se rigen por ´usos y costumbres´, unas leyes locales que por ejemplo establecen que al construir una casa se debe de dar trabajo al pueblo, que al cumplir 18 años los chicos tienen que hacer servicios sociales para el pueblo, que se debe de colaborar con la iglesia... Posteriormente tomé el pulso al mundo con Genevieve, quien opinaba que la falta de trabajos y las enfermedades en los países en desarrollo eran los principales problemas del mundo, que se podrían solucionar con menos población, educación y gobiernos más honestos. En México, los principales problemas son la iglesia católica que con la religión controla el país, el narcotráfico provocado por el consumo de los vecinos del norte y la corrupción, los dos últimos unos problemas que se podrían solucionar con una rigidez punitiva similar a la del dictador Porfilio Díaz. A nivel personal Genevieve era feliz porque tenía las necesidades básicas cubiertas y tenía educación. El secreto de la felicidad es llevar la felicidad dentro y no esperar que los demás te hagan felices. Finalmente expresó un sentimiento común en el país: ´En México estamos jodidos pero estamos contentos´. Fidel y Sibilina*, mexicano y europea respectivamente, fueron nuestros siguientes anfitriones en Tuxla Gutiérrez, la capital del estado de Chiapas, una ciudad muy comercial y sin demasiado interés. Muy pronto, Fidel y Sibilina nos hicieron partícipes de sus ideologías revolucionarias, expresando su rechazo a las multinacionales, en especial las americanas como la Cocacola, una compañía que había sido presidida por el presidente Fox, quien había impulsado el consumo entre las comunidades indígenas provocándoles nuevas enfermedades como la diabetes. Focalizando la atención en las comunidades indígenas, Sibilina comentó que había mucha miseria humana, más que económica, con muchos indígenas emborrachándose y actuando violentamente. También describió las presiones que reciben para el control de su tierra, de parte de los narcotraficantes para plantar drogas o de las multinacionales para cultivar transgénicos. Aunque los indígenas sigan siendo inocentes y mantengan su tímida sonrisa, las comunidades están perdiendo su cultura, las familias se desestructuran, muchas mujeres son maltratadas, hay muchos suicidios entre los jóvenes... Tuxla Gutiérrez no tiene demasiado interés pero cerca de la ciudad hay una atracción natural muy visitada, el cañón del Sumidero, una falla geológica está parcialmente cubierta por el agua de una presa que aún conserva desniveles verticales de más de un kilómetro de altura. Allí, mientras esperábamos una barca que nos llevara a ver el cañón, empecé a conversar con un guía turístico, quien me confirmó una teoría personal, que el turismo nacional suele gastar más que los turismos extranjeros. Después explicó que el turismo español y norte-americano ha bajado mucho debido a las noticias que se publican sobre México a sus medios de comunicación, a diferencia de los otros países occidentales que siguen manteniendo la cuota de turistas. Realmente, aquí en México no nos daríamos cuenta de las muertes diarias debido al narcotráfico si no fuera por las lecturas que hacemos a través de internet de los diarios españoles y catalanes. Finalmente, el guía añadió que la gripe aviar también había influido mucho en el flujo del turismo, porque había situado a México en el centro de la epidemia. El último día por la tarde, cuando nos disponíamos a visitar la plaza de la Marimba para escuchar música en vivo, mantuve una de las conversaciones más fascinantes del viaje. Sibilina y yo estábamos confrontando amigablemente nuestras opiniones sobre las medicinas alternativas, ella manifestando su fe en la homeopatía y yo opinando que esta ´curaba´ gracias al efecto placebo. Pero de repente Sibilina me dejó boquiabierto con su nuevo manifiesto: que el virus del Sida no existía, que la enfermedad no se transmitía sexualmente y que sólo se desarrollaba a causa de la miseria humana. En este momento le confesé que no podíamos seguir hablando porque nuestras convicciones estaban demasiado alejadas, las mías basadas en la ciencia y las suyas en las supersticiones, y no disponíamos de una base común sobre la cual construir y exponer nuestras ideas. Sin embargo, después busqué en Internet y volví a sorprenderme que hubiera más gente que opinaba lo mismo que Ángela, incluyendo el anterior presidente sudafricano Thabo Mbeki, quien con su negación del Sida provocó un incremento de los infectados en su país. Es algo importante que estoy aprendiendo en este viaje: la gente en general es engañada fácilmente y acostumbran a tener muy poco criterio para contrastar las informaciones que reciben. Curiosamente, posiblemente Sibilina también estaría de acuerdo con mi último manifiesto, porque más tarde nos habló sobre el daño que las religiones cristianas hacían entre los indígenas, los cuales eran convencidos fácilmente de todas las supersticiones que los predicaban los misioneros. * Fidel y Sibilina no son los nombres verdaderos de nuestros anfitriones. A pesar de haber pasado unos buenos días con ellos, después de leer mi diario, nuestros anfitriones se molestaron muchísimo, acusándome de haberles gravado las conversaciones y de haber tergiversado sus opiniones (las del primer parágrafo, no las referentes a la Sida). Lo que relato aquí, y en todo el diario, es mi interpretación de los hechos que me sorprenden, tal y como estos se gravaron en mi cerebro y en mi bloc de notas. No pretendo juzgar personas, pero a veces si me gusta ponderar sus opiniones para contrastarlas con las mías. Nuestros anfitriones me pidieron que borrara todo lo que contara sobre ellos, pero yo no quiero desprenderme de los recuerdos que marcan mi existencia y mis opiniones. A pesar de que me han amenazado con enviarme vibraciones negativas (suerte que no creo en estas supersticiones) por respeto a ellos he decidido modificar sus nombres. San Cristobal de las Casas es una ciudad muy turística donde tuvimos suerte de ser acogidos por una de las únicas personas que aloja gratuitamente a través de Couchsurfing. José Luís es un hombre de unos 55 años que estaba alojando a otra media docena de viajeros, manteniéndonos entretenidos con diversas fiestas e interesantes conversaciones. A mí me contó que en los años 70, justo después de la dictadura franquista, pasó un año en Barcelona, y explicaba que los productos en aquel tiempo eran hasta 3 veces más económicos que en México. A partir de este comentario, pregunté a José Luís porque pasados 40 años la economía española había mejorado tanto y en México no, llegando a invertirse la situación. José Luis opinó que España había sabido adaptarse y evolucionar para entrar en la Unión Europea, a diferencia de México, que no ha podido abrir las puertas de los Estados Unidos debido a la corrupción que pudría todos los estamentos estatales. En una de las fiestas organizadas por José Luís, había una pareja que había venido con su hijo de un año, encantador, y les pregunté si era verdad lo que había escuchado en alguna otra parte de México, que si miras fijamente a un niño le puedes dar mal de ojo. El chico enseguida dijo que era verdad y me empezó a argumentar que si un niño es mirado fijamente recibe las vibraciones negativas del observador y es muy posible que enferme. Me sorprendió su superstición, sobre todo porque el chico tenía un aspecto muy europeo, al contrario de su mujer, que era indígena y lo miró bastante incrédula durante la exposición, quizá porque había ido a la universidad y era veterinaria de profesión. Aparte de visitar varios días el centro de San Cristobal de las Casas, también visité las próximas comunidades indígenas de San Juan Chamula y Zinacantan, donde sus habitantes parecían muy supersticiosos, con algunas iglesias llenas de velas ante las cuales se desarrollaban rituales extraños. Fui a Zinacantan con una pareja de Franceses que estaban haciendo un itinerario por América similar al nuestro y durante el trayecto me explicaron una anécdota que me dejó asombrado. Dos días antes habían tenido un accidente de autobús por la noche, chocando con un vehículo, cuyo conductor falleció durante el impacto. Según las marcas dejadas sobre el asfalto, los franceses dedujeron que el coche pequeño era el culpable del accidente, al invadir el carril contrario. Pero los dos conductores del autobús no deberían de confiar mucho en que las autoridades los consideraran inocentes y en pocos minutos desaparecieron de la zona de la escena, seguramente para empezar una nueva vida fuera de la ley. No habría dado importancia a la anécdota si no fuera que estos días los medios de comunicación publicaban que el gobierno francés denunciaba al gobierno mexicano que tenía encarcelada a una ciudadana francesa acusada de secuestro con pruebas fabricadas. También había habido otros amigos que nos habían contado historias similares, provocando una carencia total de confianza en la justicia mexicana, una lástima en un país donde el crimen esta tan arrelado. De camino a la costa, nos alojamos un par de noches en un hostal de Palenque, donde hay unas ruinas mayas entre la selva tropical, al pie de las montañas de Chiapas, haciendo frontera con la llanura del Yucatán. Quizá eran las ruinas pre-hispánicas visitadas más cautivadoras, por el entorno natural exuberante donde estaban situadas, pero también por su arquitectura sofisticada, con varios pasillos adentrándose por dentro de las pirámides o el palacio, cubiertos con arcadas primitivas de forma triangular. Al visitar el museo me sorprendió de sobremanera la copia del sarcófago del gobernante Pakal, encontrado en el interior de una de las pirámides de Palenque. El sarcófago de piedra era decorado con gran belleza, con cierta similitud con los sarcófagos egipcios. Inspeccionando este sarcófago modifiqué ligeramente mis teorías sobre contacto cultural entre asiáticos y pre-hispánicos y empecé a pensar que muchas tecnologías se tenían que haber desarrollado independientemente, sin contacto cultural, como si por ejemplo estuviera codificada en nuestros genes la necesidad de construir sarcófagos profusamente decorados para enterrar a las personas queridas. Campeche, Cm (ver en mapa) 19/02/2011: Campeche es una ciudad costera muy tranquila y bonita, con casas bajas pintadas de diferentes tonalidades cálidas, un agradable zócalo y unas murallas que rodean buena parte de la villa, las cuales fueron construidas por los españoles en 1686 para proteger el puerto de los anteriores ataques piratas que anhelaban las riquezas de los barcos que marchaban cargados de oro y plata hacia España. Sólo habíamos previsto de quedarnos una noche, pero al final decidimos quedarnos otro día, relajándonos en el hostal y recorriendo buena parte de los callejones de la ciudad. Merida (ver en mapa) 22/02/2011: Habíamos sopesado la posibilidad de celebrar nuestro primer año de casados en Campeche, que bien se lo habría merecido, pero al final decidimos ir a Mérida y la fortuna nos sonrió, porque llegamos en domingo, el día de la semana en que la ciudad se reúne bajo la sombra de los árboles y las arcadas del zócalo para observar bailes tradicionales, escuchar conciertos o bailar música latina. Estuvimos buena parte de la tarde impregnándonos de la colorida cultura de Mérida y por la noche fuimos a cenar en un buen restaurante donde tenían un guitarrista cantando bonitas serenatas. Fue una buena manera de celebrar este primer año compartido como matrimonio, algo no demasiado diferente de los años anteriores años compartidos como pareja, aunque también era verdad que cada vez más nos sentíamos más unidos, quizás porque ya hacía mucho tiempo, desde Oriente Medio, que se habían acabado las crisis de nervios de Alexandra ante las situaciones estresantes del viaje. Durante nuestra estancia en Mérida teníamos previsto visitar Chichen Itza, las principales ruinas mayas de la península del Yucatán, pero estas eran bastante caras y varios amigos nos habían advertido que no eran tan impresionantes como las ruinas de Palenque. Así pues, descarté esta visita y por el contrario me decidí aceptar una recomendación de Jan de México DF y visitar un magnífico cenote, un tipo de cueva con lago subterráneo bastante común en Yucatán. Temprano por la mañana, me dirigí a la calle 67, entre las calles 52 y 50 de Mérida (cerca de la terminal de autobuses de segunda) y tomé un minibus (llamados colectivos) directo a Homún por 18 pesos . Al cabo de una hora de viaje, el colectivo entró en Homún y pedí al conductor que me dejara delante de la tienda de Doroteo Hau Kuuk (hacia el final del pueblo), el propietario del cenote BAL-MIL, para asegurarme de que el hombre no se encontrara en su casa. Desde su tienda tomé una moto triciclo taxi hasta el cenote BAL-MIL, a unos 2 o 3 kilómetros (20 pesos ida y vuelta más una propina por esperar), donde me encontré con Doroteo Hau, un hombre muy amable que por 10 pesos me dejó bajar hasta el fondo del cenote, descendiendo por una escalera paralela a las raíces de un árbol que llegaban al fondo de la oscuridad para buscar agua. Doroteo me hizo un recorrido por el cenote mostrándome unas manos mayas pintadas en las paredes, murciélagos, golondrinas, un esqueleto de serpiente en el agua, tres calaveras mayas, estalactitas y estalagmitas y un entorno completamente natural. Finalmente me dejó bañar en las aguas calientes y cristalinas, a pesar de que no me quité de la cabeza la posibilidad de que en algún momento u otro apareciera alguna criatura prehistórica de las profundidades para devorarme. Por tercera vez, en Mérida nos volvimos a ver obligados a alojarnos en un hostal, cuyo coste no disminuye los 5euros por persona, donde nos resultaba más difícil comunicarnos con la gente del país y otros viajeros, algo que echábamos de menos. Sin embargo, el hostal de Rafa de Mérida había buen ambiente, pero no interactué mucho con sus huéspedes porque estaba preocupado con una discusión que había mantenido a través de Internet con la pareja de Tuxla que nos había alojado. El mexicano y la francesa habían leído mi diario, donde describía algunas de sus opiniones, y me habían acusado injustamente de ser racista, de haber grabado las conversaciones mantenidas con ellos y de tergiversar algunos sus comentarios. En cierto modo entendía su reacción, porque yo les había descrito como supersticiosos cuando había narrado mi sorpresa cuando opinaron que el virus del Sida no existía y que la enfermedad se originaba por la miseria humana. Pero al mismo tiempo yo no quería dejar de captar opiniones de la gente que me encontraba y analizar algunos comentarios bajo mi perspectiva para manifestar también mi opinión a los lectores de mi blog. Era un sentimiento de frustración sólo momentáneo, porque una chica de Playa del Carmen nos había escrito que estaba encantada de alojarnos y ya volvía a ilusionarse me de interactuar con mexicanos y viajeros y de ese modo conocer un poco más el mundo en que vivimos. |
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