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‹ Anterior (29/03/2007) MES Siguiente (2007-05-28)› ‹ Anterior (2007-04-04 - Mauritania) PAIS Siguiente (2007-05-03 - Niger)› Mali Sanga ? País Dogon (ver en mapa) 28/04/2007: - Po. - O, un sevo. - Sevo. - U manda sevo. - Sevo. - U gini sevo. - Sevo. - O. - U sevo. - Sevo. - U manda sevo. - Sevo. - U gini sevo. - Sevo. - O. ¿(Buen día, cómo estás? ¿Y tus padres? Y ¿ la familia?) Este saludo-conversación extenso y repetitivo que nuestro guía, Aldiouma, entonaba cada vez que nos cruzábamos con alguien demuestra la tranquilidad con que viven los Dogon, una tribu famosa por habitar una larga falla de 250 kilómetros y alturas de hasta 400 metros. De todas maneras, Aldiouma nos ha explicado que los Dogon no siempre habían habitado estas tierras. Unos mil años atrás, una otro tribu cazadora-recolectora llamada Telem ocupaban centenares de cuevas naturales escondidas en los precipicios. La razón de vivir en las cuevas es que en aquellos tiempos había leones y otros animales salvajes que no podían subir a las alturas. ¿Pero como lo hacían los Telem para escalar hasta las cuevas y construir sus casas y también cementerios? Según Aldiouma, los Telem sabían una palabra mágica que les permitía escalar con gran agilidad. Cuando los Dogon llegaron, se apropiaron de las planas aunque con la ayuda de los Telem y su palabra mágica empezaron a enterrar los muertos en las cuevas, porque así los animales salvajes no podían acceder. Pero los Dogon eran una tribu que vivía del cultivo y los pastos, de manera que cortaron el bosque y alejaron los medios de subsistencia de los Telem, de manera que al cabo de unos tres siglos se vieron obligados a emigrar hacia el sur, hacia la actual Burkina Faso. Habíamos llegado ayer el mediodía en Sanga, después de circular durante dos horas y media por una terrible pista de 45 kilómetros que partía de Bandiagara. En Sanga estuvimos negociando un buen rato con un guía recomendado por Willem, pero finalmente nos pusimos de acuerdo y salimos acto seguido hacia las afueras de la villa donde se celebraba un funeral, con timbales, cantos, bailes, representaciones guerreras, pólvora y máscaras espectaculares. A continuación empezamos a andar hacia la falla que se desplomaba en un pueblo próximo, Gogoli. Delante nuestro teníamos una vista fantástica, unas casas con paredes de barro y techo de paja que desafiaban el vértigo, diversas tumbas y antiguas casas (casas trogloditas) enclavadas en medio de la caída, y abajo, entre las rocas y los pocos árboles, otro pueblo (Banani) de construcciones frágiles seguido de una estepa infinita, cruzada por una gran duna. Hemos empezado a descender por el precipicio, lentamente, a través de una grieta que no hubiéramos encontrado por nosotros mismos. Abajo, hemos cruzado el tranquilo pueblo, pasando por el lado de un grueso cubierto de paja donde se reúnen los ancianos, hasta dejarnos caer en un sencillo hotel que nos esperaba al final. Mientras esperábamos la cena hemos empezado a conversar con el guía de diferentes temas, pero éste ha parecido encenderse un poco cuando le he preguntado si la gente en el África o por ejemplo en el país Dogon era feliz. - ¿Como pueden ser felices si muchas veces no tienen qué comer? ¿Si no hay salud o agua potable para beber? - empezó a responder -, tú dices que vivir en familia es una fuente de felicidad, pero no lo es cuando es una obligación y todos tenemos que compartir una única habitación en una pequeña casa. Vosotros, y muchos otros Europeos, podéis viajar por todo el mundo y conocer nuevas culturas, pero nosotros estamos obligados a quedarnos aquí y todavía nos tenemos que considerar afortunados si podemos trabajar de guías. Y vosotros, los turistas, a pesar de conocer todas estas dificultades todavía nos discutís nuestras tarifas ... Hemos dormido en la terraza del hotel bajo la luz de la luna y después de las estrellas y nos hemos despertado esta mañana con los primeros rayos del sol. Tan pronto como hemos acabado de desayunar nos hemos puesto en marcha por la estepa que se extendía ante la falla inexpugnable, pero llena de casas y tumbas trogloditas. Al cabo de unos pocos kilómetros hemos llegado a otro pueblo (Ireli) que se enfilaba por las rocas hasta el pie del acantilado que ocultaba nuevas tumbas. Hemos descansado detrás de la casa consistorial, un cubierto con un gran techo de paja y unas vistosas pinturas de animales. El sol se acercaba al centro del cielo y el guía nos ha animado a seguir, subiendo entre las rocas del pueblo y después por una fisura oculta hasta entonces. Las grandes rocas parecían ocultar el paso, pero el guía sabía por dónde franquearlas y nosotros lo seguíamos temerosos de no caer al vacío. Finalmente hemos llegado a la meseta rocosa, sin ningún árbol, casi sin agua y un sofocante sol vertical que con bastantes penas nos dejaba adelantar. Hemos llegado al hotel donde habíamos aparcado la autocaravana arrastrando las botas por la arena, pero había valido la pena. Douenza (ver en mapa) 29/04/2007: Creíamos que el aparcamiento en el hotel estaba incluido con la caminata, además, después de ésta habíamos consumido algunas bebidas caras del hotel mientras nos recuperábamos. Por eso me he indignado cuando esta mañana al despertarnos temprano el guardián nos ha comunicado que teníamos que pagar unos 5€. Me he negado y entonces, el guardia ha cerrado la puerta metálica del aparcamiento. Aun así he puesto en marcha la autocaravana y me he plantado delante de la puerta exigiendo que la abriera, pero el otro también chillaba que le pagara. Finalmente he visto que la puerta no estaba bien trabada en el suelo y lo he empezado a empujar suavemente con el vehículo hasta que ésta se ha abierto y nos hemos podido escapar. En Douenza teníamos otro contacto de Rafa de CCONG y aquí sí que le conocían, a la fuerza, porque el contacto conducía uno todo terreno cedido por la ONG. Amidou tenía un taller de neumáticos en la carretera principal, así pues fue fácil de encontrarle. Tan buen punto nos saludamos y nos presentamos le pedimos si podíamos aparcar la autocaravana bajo una sombra y muy amablemente nos condujo hasta el patio de su casa donde había dos grandes árboles. Allí nos presentó a su familia que nos acomodó en sillas de plástico trenzado y nos invitó a algunas bebidas de una tienda próxima. Poco más tarde llegó Amadou, el jefe de la ONG local que gestionaba las donaciones de CCONG. Amadou parecía una persona inteligente, responsable y honesta. Nos empezó a explicar todas las acciones que CCONG llevaba a cabo: la construcción de una escuela en Garmi, cerca de Hombori; la construcción de un taller-centro de educación para jóvenes en Hombori; la donación de una ambulancia y medicinas al hospital de Hombori; ... A continuación comentamos las posibilidades de desarrollo de Malí y comentamos que éste podía venir de la mano del turismo aunque faltaría mucha inversión en este sentido, porque por ejemplo era inconcebible que se tardaran diez horas en todo-terreno para recorrer 200 kilómetros hasta Timbuktu. Aparte del calor, éste fue uno de los principales motivos que nos habían hecho descartar la destinación. --- Tomé el pulso al mundo a Amadou. Opinaba que el principal problema del mundo y también a Malí es la falta de seguridad alimenticie. Hay demasiada gente que depende de lluvias que no llegan. Todo el mundo tendría que hacer un pequeño esfuerzo para que el problema se solucionarse. Su ONG ayuda enseñando a cultivar mejor y a incrementar la capacidad de los recursos. Amadou se considera feliz porque tiene familia y porque puede trabajar para sostenerla. Sería más feliz trabajando más para tener más recursos. Por lo tanto, el secreto de la felicidad es el trabajo: si trabajas puedes conseguir las cosas que deseas. Hombori (ver en mapa) 01/05/2007: - Cuando en Rafa llega a Hombori hay la misma fiesta que si llegara el presidente de Malí. - Comentó Tonton, el marido de Fanta, la profesora de la escuela que CCONG estaba construyendo en Garmi. Por la mañana habíamos visitado la escuela de Garmi acompañados por de Amadou que dirigía la construcción. La escuela, erigida con gusto, estaba casi acabada pero en aquel momento se estaban retrasando, porque la bomba del pozo próximo se había estropeado y tenían que traer bidones de agua de otro pozo a 5 kilómetros. A continuación visitamos la pequeña villa de Garmi, con casas de barro y piedra y unas pocas familias viviendo en la miseria. En Hombori, Tonton y Fanta nos acogieron con los brazos abiertos. "Los amigos de Rafa siempre son bienvenidos", nos habían manifestado. Tonton también presentó a su otra mujer, con quien se había casado hacía dos años, porque la primera mujer, Fanta, sólo había parido niñas y él quería un niño - de momento la segunda mujer le había proporcionado otro niña . Por otro lado, desde que Fanta había empezado a trabajar de profesora, necesitaban a alguien que cuidara de las niñas al mediodía y la segunda mujer podía hacer este trabajo. Parecía extraño, pero aunque compartieran el marido una noche cada una, las dos mujeres parecían mantener una buena relación: riendo, explicándose historias, cuidando a las hijas de la otra como propias ... Nos ofrecieron arroz Africano, sencillo pero bueno, y seguidamente iniciamos una conversación muy interesante. Tonton trabaja de consejero a la comuna de Hombori y como tal conoce al detalle los problemas que afectan a la zona. Comentó que actualmente en Hombori y en los pueblos del interior hay hambre que provoca malnutrición, cansancio, enfermedades y gran mortalidad infantil. Parece que uno de los problemas del hambre es el poco rendimiento de la tierra: si en Segou producen 3,5 toneladas de mijo por hectárea, en Hombori sólo producen 0,5. Según Tonton, parece que una de las causas es la poca agua, pero la otra es la poca rotación de los cultivos y los pocos compuestos utilizados. De todas maneras, la tierra se trabaja en la época de lluvia y actualmente que el sol crema sin cesar, la gente se queda sin trabajo. Los hay que emigran durante la época seca a la capital o a costa de Marfil pero la solución a largo plazo sería entregar micro créditos entre la población para iniciar negocios de artesanía, ganaderos o comercios (ésta es una de las peticiones que han hecho a CCONG). Otro problema añadido al hambre es la falta de agua, y no sólo para cultivar sino también para el consumo humano. Mientras conversábamos, Tonton comentó que hacía más de cuatro horas que había enviado a su hija a buscar agua en el pozo del pueblo y todavía no había vuelto. El pozo casi no tiene agua y éste se llena muy lentamente, así pues, las mujeres se esperan o las hay van de noche porque es cuando éste tiene un poco más de agua. Después de su exposición me he quedado sin preguntas y me he entristecido. Hace milenios y siglos que el Sahel se va secando, antiguamente era una zona próspera por el comercio y la agricultura pero ahora ya hace tiempo que sólo se ve miseria. En el 2004 la zona sufrió una mortífera plaga de langostas y Tonton pensó que había llegado el fin del mundo, pero pienso que el fin del Sahel será un poco más largo y dramático con el cambio climático que empieza a actuar. Cuando el sol abandonó su posición dominante y el aire se hizo más respirable salimos a pasear por Hombori a visitar la "casa de los jóvenes" que CCONG estaba construyendo y a conocer las personalidades del pueblo. Mientras nos reponíamos con una bebida entre las manos se acercaron una pareja de franceses, Michele y Michelle, seguramente ya jubilados, que estaban recorriendo África en bicicleta (http://tandemichels.spaces.live.com). Pensaban restar una temporada en Gao donde tenían unos amigos para después seguir hacia el sur, sin ninguno plan trazado de momento. - Y cómo lo hacéis con el agua - los pregunté después de hacer tres o cuatro tragos a mi bebida. - No la podemos comprar, porque iríamos demasiado cargados. Por lo tanto la pedimos a la gente y después la filtramos y purificamos. - ¿Pero y en el Sahara Occidental, como lo hicisteis? Sonrieron. - Cada 130 kilómetros hay una antena de telefonía y a bajo un vigilante. Era muy agradable después de cada etapa compartir agua, te y comida con ellos. Hoy por la tarde hemos continuado la conversación con los Michels, después de un día caluroso que habíamos pasado reposando como perros. Gao (ver en mapa) 02/05/2007: Cuando esta mañana nos hemos encontrado los Michels en la carretera, ellos ya llevaban unos 40 kilómetros pedaleados. Aun así, ellos no llegarían a Gao hasta al cabo de tres días. Nos han dado recuerdos para Famou y Mahamane, a una familia de Gao que ellos iban a visitar (pedaleando desde Francia!), y nos hemos despedido. En Gao nos hemos dirigido al mando Naval donde trabajaba Mahamane y al cabo de un rato, se ha presentado Famou (su mujer), que ya había sido avisada por los Michels que llegaríamos. Nos hemos acomodado en el aparcamiento del Mando y hemos quedado para reencontrarnos por la tarde. Así pues hemos aprovechado para reposar en la autocaravana, pasear por el mercado y volver a reposar en un Bar. Más tarde, tal como hemos quedado, Famou nos ha venido a buscar y la hemos seguido hasta su casa, una sencilla construcción de barro de dos plantas. Nos hemos acomodado en dos sillas trenzadas con plástico y hemos empezado a conversar abiertamente. Hemos empezado a hablar de los Michels, que según ella estaban locos de querer cruzar el continente Africano en bicicleta. Después nos ha comentado que ella es nacida en el Niger, y que actualmente no hay problemas, aunque quizás sí los encontraremos en Nigeria, ya que es época de elecciones. Se ha ido haciendo oscuro y nos ha comentado que no tenían electricidad, porque tenían diversos recibos pendientes de pagar y se la habían cortado. A continuación, nos ha invitado a cenar Yuca (no recuerdo si se llama así), un tubérculo de un gusto parecido a la patata, pero más fibroso y finalmente, al despedirnos, he exclamado agradecido: - Después de ésta velada tanto fantástica, no me extraña que los Michels vengan de Francia en bicicleta sólo para veros. Niger Niamey (ver en mapa) 03/05/2007: Hoy ha sido el día más caluroso, y así nos lo confirmaban los oficiales de la frontera, pero como hemos estado casi todo al día conduciendo con el aire acondicionado sólo nos hemos sofocado con los 45º los pocos ratos que hemos tenido que bajar para tramitar los papeles con los oficiales, que por cierto, han sido muy eficientes y rápidos, sin pedirnos regalos. La única experiencia negativa ha estado por la mañana, cuando después de visitar la bonita tumba de barro de Askia, hemos cruzado un control de policía en la salida de Gao lentamente pero sin cesar, como en casi todo Malí, pero esta vez un policía nos ha hecho señales enérgicas de detenernos. He entrado en la oficina con todos los papeles y después de analizarlos un rato el oficial me ha anunciado que tendría que pagar unos 2 euros por no detenerme al control. Yo me he reído, pero después, mirando la cara de manzanas agrias del policía he comprendido que no era broma. He intentado argumentar con él pero éste parecía muy enfadado, autoritario y déspota. Cuando me he quedado un buen rato aguantándole la mirada mientras él se me apuntaba con el noche a menos de un centímetro de mi cara pensaba que me iba a pegar. Finalmente me he marchado indignado chillando que no le daría ninguno regalo y que ya me devolvería los pasaportes cuando quisiera. Me ha chillado que me detuviera, pero naturalmente no iría a disparar a un turista y he seguido caminado. Él también ha llegado a la autocaravana pero cuando ha visto cómo yo escupía agua mientras bebía y lo amenazaba al mismo tiempo ha decidido devolverme los pasaportes. Podría decir que la carretera también ha estado una otro experiencia negativa, pero lentamente y con paciencia hemos ido circulando por los 150 kilómetros de pista arrugada sin que pasara nada, sólo perdiendo 5 horas. Por suerte en la frontera han estado extraordinariamente rápidos y simpáticos y hemos podido llegar a Niamey la misma noche, teniendo que conducir sólo unos 40 kilómetros en la absoluta oscuridad. 07/05/2007: Una muy buena manera de combatir el calor y recuperar energías es restar unos cuantos días en un hotel de lujo refrescándonos de vez en cuando en su piscina. La primera noche la pasamos en un camping, una opción cara pero segura, ya que habíamos llegado de noche. Pero el siguiente día movimos la autocaravana a la sombra en un aparcamiento de un lujoso hotel. Cada día pagábamos para estar en la piscina, hecho que indirectamente nos dio el derecho de aparcar gratuitamente en el hotel. Durante la estancia en la piscina conocimos diversa gente interesante que se alojaban en el Hotel: una chica canadiense que estaba trabajando de periodista en Ghana y se encontraba en el Níger visitando su madre, un señor que estaba encargado de iniciar los trámites para abrir la nueva embajada española en Niamey y unas chicas de Madrid que estaban trabajando para una ONG analizando si las ONGs locales e internacionales estaban trabajando correctamente. Las chicas de Madrid nos explicaron que aunque el Níger es el país con el índice de desarrollo humano más bajo del mundo, el gobierno no lo reconoce y eso produce que las ONGs del primer mundo no le destinen demasiados recursos. En Niamey también nos encontramos con un chico de hospitalityclub, Roland, que nos invitó a una fiesta de expatriados, donde había música, abundante alcohol y juventud con ganas de evadirse. Roland nos explicó que hacía un año que trabajaba para la ONU en el Niger pero no estaba demasiado contento, ya que prefería otra destinación, en el Asia por ejemplo. Explicó que el gobierno del país es muy corrupto, aunque quizás está haciendo pasos para cambiarlo, por ejemplo apresando a dos ministros, uno de ellos el de educación que se embolsaba buena partes del dinero que llegaba al país para construir escuelas. Después de tres días tostándonos en la piscina, hoy he ido a conocer un poco Niamey. He tomado un taxi compartido hasta el pequeño mercado y después me dirigí hacia el gran mercado. La diferencia básica de los dos es la medida, naturalmente, pero también la disposición, ya que en el mercado pequeño las diferentes paradas de carne, verduras, frutas, alimentación, limpieza, ropa ... están mezcladas, en cambio en el gran mercado se encuentran agrupadas por tipo. El ambiente en los dos mercados era relajado y sin aglomeraciones, posiblemente debido a que era un lunes por la mañana. Había leído sobre posibles rateros, pero la única precaución que he tenido era de evitar que los niños mendicantes no se me acercaran demasiado. De vez en cuando algún vendedor captaba mi atención llamándome "patron" y si en algún caso les pedía permiso para fotografiarlos me dejaban hacer con la mirada perdida. A las afueras del mercado, Niamey parecía una ciudad más desarrollada que Bamako, más limpia (pero no mucho más), con más calles asfaltadas y edificios más altos y modernos. En volver del paseo y después de nadar un rato, Alexandra me ha comentado: - Mira el color del cielo. He mirado el color rojizo del horizonte y he comentado: - Parece que se acerca lluvia. Pero tanto buen punto he terminado la frase, ha llegado una fuerte ventolera arrastrando hojas y polvo. La visibilidad se ha reducido a menos de cien metros y el cielo se ha teñido de un rojo aterrador. Nos hemos marchado corriendo hacia la autocaravana, con los ojos medio cerrados por el polvo, y al cabo de poco se ha puesto a llover. Ha estodo bien, porque por una noche hemos podido dormir frescos. 08/05/2007: Hoy nos teníamos que haber marchado de Niamey. La única cosa que nos retiene aquí es la obtención del visado de Nigeria. Cuando lo tengamos seguiremos recorriendo el sur del Níger hasta la última ciudad desde la cual es posible saltar a Nigeria. Entonces correremos los 500 kilómetros que nos separarán del Camerún para no tener ningún problema con las corruptas autoridades y peligrosos habitantes Nigerianos. Hemos llegado a la embajada a las 10, un martes, el día y hora que oficialmente se expiden visados, pero el vigilante nos ha informando que el embajador estaba fuera y que quizás llegaría a las 12. Hemos aprovechado para volver al centro. De camino nos hemos detenido para tirar dos bolsas de basura en un vertedero que hay entre los edificios. Al bajar con las bolsas se me ha acercado un chico con una camiseta rota y del color de la suciedad que me ha tomado las bolsas y se las ha llevado en un rincón, donde las ha abierto para aprovechar alguna cosa, quizás para comer. En el centro he aparcado al lado del Banco Central del África del Oeste, donde hay una colonia de grandes murciélagos fructíferos colgando de los árboles. Mientras hacía unas fotos, se me ha acercado un vigilante informándome que estaba prohibido hacer fotos sin permiso. Yo ya había terminado de hacer las fotos que quería y le he dejado con un palmo de nariz cuando le he pedido disculpas y he le dicho que ya dejaba de hacer fotos, porque no ha sabido como ganarse un soborno. Hacia las 12 hemos vuelto a la embajada. Nos ha atendido a una mujer que nos ha hecho completar unos formularios, pero al terminar nos ha informado que el embajador no estaba y que tendríamos que volver al día siguiente por la mañana a buscar los visados. Ante la imposibilidad de abandonar Niamey como mínimo hasta mañana, hemos ido a visitar el Museo Nacional del Niger, que realmente valía la pena. Con un pequeño zoológico con los animales acalorados y tristes y unos pabellones que retratan la cultura en el Níger y los descubrimientos paleontológicos que se ha hecho, destacando diversas osamentas de dinosaurios y el cráneo de un extinguido cocodrilo que tenía una largura de 15 metros! Alexandra se ha impresionado más con los hipopótamos que descansaban al lado de una piscina sudando sangre (era normal según el guardián). Se ha puesto a silbarlos y a bailar ante ellos, pero éstos han seguido con su larga siesta sin inmutarse. Koure (ver en mapa) 09/05/2007: Al final hemos podido marcharnos de Niamey, aunque al llegar a la embajada de Nigeria la mujer que nos atendió ayer nos ha hecho esperar una hora y media hasta que otra mujer con cara de pocos amigos y autoritaria nos ha recibido. A lo largo de la conversación la mujer se ha ido suavizando e incluso ha resultado simpática, explicando que era la única cristiana en la embajada y que era complicado hacerse respetar. Finalmente, la mujer ha conseguido la autorización del cónsul para nuestro visado y sólo hemos tenido que esperar una otra hora y media para tenerlo todo en orden. La tarde ha estado mucho más interesante. Nos hemos llegado a Kouré, a pocos kilómetros de Niamey, donde hay una reserva de jirafas, las últimas existentes en África del Oeste. Hemos pagado las tasas por persona, vehículo y guía obligatorio y nos hemos empezado a adentrar por una planicie árida casi sin caminos. Hemos ido avanzando entre la arena, rocas y matorrales sin encontrar ninguna jirafa. El guía se ha subido a una torre de vigilancia y tampoco ha visto nada. Hemos seguido conduciendo mientras el guía recibía algunas llamadas informándole que no se sabía donde estaban las jirafas - según nos ha comentado, éramos los primeros turistas del año en el parque. Pero finalmente, mucho antes de que nosotros las pudiéramos visualizar, el guía nos ha anunciado que las había visto. Eran cuatro, pero más adelante hemos encontrado un grupo de unas diez o quince. En el parque no hay animales salvajes, por lo tanto ha sido una delicia poder bajar del coche y pasearnos entre estos altísimos mamíferos, mientras reposaban, comían, nos observaban o se alejaban de nosotros con su andar tranquilo y elegante. Maradi (ver en mapa) 11/05/2007: Ayer, el día era gris, y también escribiría feo si no fuera porque la neblina apagaba la luz del sol y su insoportable calor. Empezamos a circular hacia Maradi por una carretera excelente que justificaba el pequeño peaje pagado, pero a medida que íbamos dejando atrás tierras áridas y pequeños poblados de barro y graneros de paja, empezaron a aparecer agujeros que fuimos esquivando haciendo slalom. Nos detuvimos al lado de un lago (o mar, como dicen ellos) para comer. El lugar era solitario, pero enseguida apareció un joven que sin decir nada se apoyó en un árbol observándonos. En marcharnos, el joven recogió la recompensa a la espera, unas botellas vacías y unas verduras medio podridas que habíamos tirado al suelo. A medida que los agujeros en la carretera se hacían más frecuentes, e incluso tropezaba en alguno de ellos, empecé a notar que el motor del coche perdía potencia. Pensé que el problema se podía deber a la mala calidad del gasóleo que había cargado por la mañana, sobre todo porque parecía que perdía potencia a intervalos. Por otro lado, también observé que el tubo de escape emitía humos más bien negros, hecho que indicaba una mala combustión, posiblemente porque no llegaba suficiente aire al motor. Nos paramos un par de veces y abrimos el capón sin observar nada anormal, pero en una pequeña subida el coche pareció que se iba a detener y de repente se encendió la luz de la temperatura del motor. Paré enseguida y al abrir el capón por tercera vez, fue Alexandra quien vio que el depósito del líquido refrigerante estaba completamente vacío. El motor goteaba, pero no descubrí de donde, aun así cargué el depósito de agua y, por si acaso, cambié el filtro del aire y seguimos la marcha. Paramos alguna otra vez para cargar más agua, pero aparte de eso parecía que la potencia del motor volvía a ser como antes. No queríamos pasar la noche en un pequeño pueblo lleno de niños enojadores y decidimos acampar en medio de la sabana, detrás de unos árboles. Estudié diferentes vías de salida en caso de que nos quisieran atracar por la noche, pero no pasó nada, a excepción del susto que nos hemos dado cuanto antes de clarear han pasado dos camellos con dos hombres encima hablando bajito. Por la mañana he abierto el capón con la intención de solucionar el problema del agua que goteaba. Había restos de agua azul secada por todo el motor, aun así he pensado que el problema se podía encontrar en una junta y para comprobarlo he desmontado la caja de fusibles para acceder a ella. Pero no ha habido suerte. He acabado descubriendo que el agua se escapaba por debajo del radiador y he acabado informando a Alexandra que tendríamos que encontrar un taller donde lo arreglaran. Alexandra se ha enfadado como un gorila, diciendo que todo era culpa mía, por querer ver las jirafas con el coche y por correr demasiado por las malas carreteras, y que si llevábamos el coche en un taller nos cobrarían mucho más que en Europa a cambio de estropearlo más de lo que estaba. Hemos llegado a Maradi parando de vez en cuando para llenar el depósito del líquido refrigerante. En la ciudad hemos preguntado por un taller y enseguida un chico se ha ofrecido para guiarnos con su moto hasta un taller al aire libre. He situado la autocaravana sobre un agujero donde un chico y yo hemos bajado para observar mejor el problema. Me ha costado aceptarlo, pero finalmente me he dejado convencer por el chico que tendrían que sacar el radiador y llevarlo a otro señor a arreglarlo. He preguntado cuándo me cobrarían por todo, y durante la negociación con el jefe he propuesto pagar unos 50€. Pero el jefe no entendía lo qué le proponía hasta que he entendido que le estaba ofreciendo demasiado. En cualquier caso el precio ya había estado fijado y enseguida se han puesto manos a la obra, destornillando entre cuatro todos los caracoles que podían hasta que han liberado el radiador del motor. Yo iba controlando que no rompieran o no se llevaran nada y a continuación les he acompañado al otro taller de reparación de radiadores. El jefe de los radiadores ha estado estudiando mi radiador hasta que ha deducido donde había el escape. Con unos alicates, ha roto por los dos extremos la pequeña tubería y a continuación ha puesto a calentar un pequeño martillo en unas brasas. El jefe ha visto mi cara extrañada y me ha preguntado: - ¿Te gusta cómo trabajamos en África? - Sí, es muy interesante, en Europa seguramente me habrían cambiado todo el radiador. A continuación ha cogido una barra de plomo y utilizando el martillo de las brasas la ha fundido sobre los dos agujeros resultados por la cañería extraída. Con el radiador arreglado hemos vuelto a la autocaravana y el mismo equipo de cuatro personas lo han vuelto a montar en un momento. Sólo habían pasado cuatro horas desde que había llegado al taller (incluyendo la media hora de negociación y los veinte minutos de plegaria) y me han pedido que pusiera en marcha el motor. Lo he hecho incrédulo y lo he dejado encendido esperando que se incrementara la temperatura, pero no, el radiador se ha mantenido firme y no ha soltado ninguna gota de agua más. Zinder (ver en mapa) 12/05/2007: Ayer a la noche conocimos tres franceses cooperantes que nos invitaron a cenar en su casa. Entonces me di cuenta de que en Níger no habíamos conocido ningun local y es una lástima, porque parecen muy amables y amigables. Esta mañana, al marcharnos de Maradí lo hemos comentado con Alexandra, por todas partes nos dan bienvenidas, nos saludan con bueno días y como estás, y si a los niños les dices que no hay "cados" (regalos) enseguida lo aceptan con una sonrisa, pero por otro lado, quizás son menos hospitalarios. Zinder es una gran ciudad que hemos encontrado muy tranquila. Hemos salido a pasear a la tarde por un barrio que recomendaba la guía pero nos ha decepcionado un poco, aunque había algunas casas pintadas con vivos colores y unos simpáticos niños que nos han estado acompañando todo el rato. 13/05/2007: Las historias de terror que habíamos escuchado sobre Nigeria nos habían hecho decidir hacía días tomar la carretera hacia Diffa (en el Niger) y de allí entrar en Nigeria, de esta manera reduciríamos considerablemente los kilómetros a recorrer por este país incierto. Conocíamos que la carretera hasta Diffa estaba en mal estado, pero valía la pena a cambio de evitar unos 600 kilómetros por Nigeria. Nos hemos despertado temprano y hemos empezado a circular por una carretera asfaltada llena de agujeros. Paciencia - hemos pensado -, pero al cabo de unos kilómetros nos hemos encontrado un control policial que nos ha explicado que el trozo de carretera recorrido estaba en buen estado, pero que en 200 kilómetros nos encontraríamos que la carretera estaba impracticable y que con nuestro coche seguramente tocaríamos al suelo. Hemos pensado que no perderíamos nada en descubrirlo, pero después de tropezar en unos cuantos agujeros más Alexandra me ha dicho que sería mejor girar cola y probar al día siguiente de entrar a Nigeria desde Zinder. Le he hecho caso, al fin y al cabo Alexandra era quien más preocupada estaba sobre Nigeria. Hemos vuelto a Zinder y para aprovechar el día he decidido que podría arreglar el grifo de vaciar el depósito de aguas sucias que se había roto hacía unos días. En una gasolinera he preguntado por un taller y enseguida se ha presentado un chico que me ha dicho que arreglaría lo que fuera. Le he explicado el problema y enseguida ha empezado a destornillar caracoles pero sin anunciarme el precio. Se ha presentado otro que me ha dicho que me arreglaría el problema con un poco de cola rápida pero yo le he comentado que buscaba una solución más firme. El primer chico ha desaparecido con el tubo de desagüe y al cabo de un buen rato ha vuelto a aparecer con el tubo y un nuevo grifo montado. Lo han instalado y diría que ha quedado mejor que antes. Pero entonces hemos entrado a la fase de la discusión a tres bandas (o cuatro, porque también estaba Alexandra) entre yo, el montador y el vendedor del grifo y las otras piezas instaladas. Ha estado una discusión dura en la que más de una vez he propuesto que ya podían desmontarlo y dejarlo como antes, pero al final hemos encontrado un precio que todo el mundo ha estado contento, excepto Alexandra que creía que me habían engañado. Nigeria Frontera de Banki (ver en mapa) 15/05/2007: Hemos recorrido (corrido) unos mil kilómetros por Nigeria en sólo dos días, en una especie de carrera a contrarreloj con el objetivo de evitar todos los daños y las plagas que infestaban el país. De todas maneras, a pesar de la carrera, la realidad que nos hemos encontrado en Nigeria ha sido bastante diferente a la descrita en los medios de comunicación e Internet. Contrariamente a todas las advertencias, hemos cruzado la frontera de Nigeria sin que los oficiales nos pidieran en ningún momento ninguno regalo o soborno, tampoco hemos tenido que pagar ningún tipo de tasa, en cambio hemos sido obsequiados con grandes sonrisas y amabilidad. Lo que sí ha coincidido con las lecturas sobre Nigeria es la gran cantidad de controles en las carreteras, en las proximidades de las fronteras a menos de un kilómetro entre uno y el otro. En la mayoría de los controles nos paraban, pero otra vez contrariamente a los avisos, en casi ninguno hemos tenido que pagar ningún soborno aunque que sí que nos pedían en bastantes casos algún regalo, sin presionar mucho. En total, después de unos cuarenta controles en dos días, sólo he tenido que regalar una docena de cigarrillos que había comprado en Marruecos con este objetivo (también es cierto que la mayoría de policías - musulmanes - no fumaban). De todos modos, sí tendría que explicar que en frente nuestro sí que he visto en un par de veces un camionero que daba disimuladamente un pequeño billete (en Nigeria no hay monedas) al policía del control. El paisaje de Nigeria se ha vuelto mucho más verde, quizás no la tierra que seguía bastante desnuda, pero los árboles tenían un verde mucho más tierno. Por otro lado, el país respira prosperidad o riqueza (en comparación a los países anteriores): anchas carreteras normalmente en muy buen estado; tráfico copioso (ni mucho menos como en Europa); bonitas casas de ladrillos, aunque también había pueblecitos con casas de caña y paja; abundante comercio en las grandes ciudades (nos ha costado cruzarlas); ... Es una lástima que Nigeria tenga tan mala fama - seguramente merecida - porque de buen seguro es un país muy interesante a conocer. Además, la gente acostumbra a ser muy simpática aunque al mismo tiempo un poco desinteresada de los blancos, que ya va bien cuando quieres descansar un poco de tantas demandas de "cados". Nos hemos fijado que la mayoría de las chicas llevaban un velo tapándose el cabello, pero la imagen parecía muy lejos de la ley islámica que se había instaurado en las tierras que cruzábamos y que había conseguido apedrear hasta la muerte a algunas mujeres acusadas de adulterio. A pesar de la buena imagen, por si acaso, ayer dormimos al lado de un cuartel de la policía y hoy lo haremos al lado de un control de carretera. También hemos viajado con los ordenadores y las cámaras ocultadas en un compartimiento escondido. Pero no ha estado suficiente y Alexandra se ha mostrado bastante paranoica y me ha hecho correr como Fernando Alonso (bien al contrario que en el resto del viaje), así pues, esta noche - igual que ayer - me mereceré una buena dormida. Cameroon Maroua (ver en mapa) 16/05/2007: Nos hemos detenido a los 10 controles de carretera que hemos encontrado en los últimos 15 kilómetros y hemos llegado a Banki, el pueblo donde había la frontera entre Nigeria y Camerún. En Banki hemos seguido por la carretera principal y asfaltada pero enseguida nos han informado de que para llegar a la frontera nos teníamos que desviar por pequeñas calles de arena hasta un edificio que hacía de aduana. Delante del edificio había una barrera (una barra de hierro entre dos pilares) con un cartel que anunciaba "Bienvenidos a Nigeria" en inglés, y en el otro lado de la calle de arena otra barrera con un cartel anunciando "Bienvenidos a Camerún" en francés. La gente del pueblo cruzaba de un país en el otro sin mostrar ningún tipo de identificación. En la aduana de Nigeria nos han atendido muy bien. Nos han hecho todos los papeles de salida y cuando se han dado cuenta de que no teníamos visado de Camerún han ido a preguntar si lo podríamos tramitar en la aduana del Camerún, porque si no lo podíamos tramitar nos podíamos encontrar entre dos fronteras sin posibilidad de poder volver a entrar en Nigeria. De todos modos les hemos explicado que teníamos la opción de pedir un visado de transito para llegar al Chad y tramitar el visado del Camerún desde N'djamena, su capital. Al cabo de un rato nos han informado de que en la aduana del Camerún podríamos comprar el visado y un oficial nos ha acompañado cruzando la barrera y un pequeño mercado. En la aduana del Caremun nos han informado de que podíamos obtener el visado turístico de un mes, pero no allí. Tendríamos que dirigirnos a Maroua, una ciudad que queríamos visitar a unos 80 kilómetros de Banki, de todos modos, para no tener problemas, un policía nos escoltaría. En Maroua nos hemos encontrado un pueblo muy desarrollado en comparación con los anteriores países que habíamos visitado: avenidas anchas, limpias y llenas de árboles; edificios bien pintados de más de dos plantas; bastantes restaurantes y locales de noche; coches relativamente nuevos y muchas motos, bastantes de las cuales trabajaban como taxi. De todos modos también había pobreza, tal como nos ha quedado demostrado después de pagar 160€ por los dos visados y de decidir "celebrarlo" en un restaurante. Mientras comíamos un pollo con patatas fritas hemos observado sin dar importancia a unos niños vistiendo ropas sucias y desgastadas que también nos miraban a cierta distancia. Cuando he acabado de limpiar los huesos estaba demasiado lleno para comerme las patatas que había dejado Alexandra y los niños lo han visto. Se han acercado con discreción y nos han preguntado si se podían llevar las patatas. Alexandra les ha llenado una bolsa, pero lo que más nos ha golpeado ha estado cuando nos han pedido los huesos del pollo y se han peleado entre ellos para ver quién recopilaba más huesos de los que poca carne más se podía extraer. 17/05/2007: Hoy me han robado. No me he dado cuenta de ello hasta que me he dispuesto pagar el gasóleo que he puesto en la autocaravana. Por la mañana hemos ido a pasear por el mercado, muy grande y llenos de paradas de recortes de ropa y modistas. Después de reponer y beber un zumo muy bueno "d’oceille" hemos seguido por el mercado de la carne y hortalizas, donde he comprado algunos vegetales. Cuando ya salíamos cargados, he notado que me rondaban a algunos niños. Normalmente dejo que me adelanten o que no se me acerquen, pero hoy seguramente me he distraído y me he encontrado atrapado entre dos adultos. Entonces he notado que unas manos presionando mis muslos o bolsillos. Instintivamente he apretado las mías contra los bolsillos, he chillado y me he escurrido entre los cuerpos. Me he palpado los bolsillos y he notado las claves, el móvil, la navaja y unas monedas: todo en orden. Hemos salido del mercado mucho más atentos de que no se me acercara ningún niño. Pero más tarde, después de comer y limpiar a fondo a la autocaravana a las afueras del pueblo, he ido para pagar el gasóleo que había cargado al depósito y me he dado cuenta de que me faltaban unos billetes (las monedas sí las tenía). Sólo los podía haber perdido a la trampa de la mañana en el mercado. Alexandra me ha reñido y yo me he propuesto vigilar mucho más a partir de ahora, de todos modo, la suma total robada no superaba los cinco o diez euros. Mandara Mountains, R (ver en mapa) 19/05/2007: Don Quijote es un personaje muy interesante, y no es de extrañar que en el pueblo lo nombren así, porque aparte de gustarle el teatro tiene ideas y visiones poco comunes, por ejemplo renegando abiertamente de las religiones predominantes al país: la animista, la cristiana y la musulmana; o opinando que África no se tendría que fijar tanto en Europa y que se tendrían que desarrollar a partir de su propia cultura; o explicando que tener hijos en África es una manera de asegurarse el futuro, a nivel individual y colectivo. A buen seguro que habríamos mantenido muchas más conversaciones interesantes, pero estos días, Don Quijote ha tenido bastante trabajo en el Kirdi Bar de Rhumsiki, en las montañas de Mandara, donde hemos estado acampados. Llegamos ayer, después de recorrer una planicie, adelantando muchas bicicletas, dirección a las montañas del fondo. De vez en cuando cruzábamos un poblado, con casas de paredes de barro y tejados de paja, y entre éstas, algunas otras casas construidas con ladrillos y tejados de plancha metálica. Era un contraste visual seguramente positivo, debido a la evolución y al desarrollo, pero diluía el encanto que tenían los pueblecitos perdidos entre el desierto y la sabana (y probablemente sin agua ni comida). Las montañas se acercaron y la carretera empezó a curvarse. El paisaje verde y rocoso era interesante y de vez en cuando me paraba a hacer alguna foto, y aunque el lugar pareciera despoblado, siempre a acababa apareciendo algún niño, niña o mujer pidiendo regalos (un "cadó"). Después, al entrar en la pista de tierra y circular más lentamente, no había que detenerse para que nos pidieran cados, los niños nos seguían corriendo y sus gritos también. Llegando a Rhumsiki aparecieron unas montañas mágicas: grandes torres de rocas sobresaliendo de las ondulaciones, como si se tratara de termiteros gigantes recortando el horizonte. Más tarde, Don Quijote nos explicó que los Capsiki, los habitantes de zona, creen que las montañas crecen y salen de la tierra igual que lo hacen las plantas, y realmente observandolas uno tiene la sensación que este es el procedimiento que las ha formado. Por la tarde, Don Quijote nos propuso que un guía nos acompañara a dar una vuelta por el pueblo y después nos acompañara a unas danzas de iniciación que curiosamente se celebraban ayer y cada dos años. Rhumsiki era un pueblo similar que los anteriores, quizás con más casas modernas gracias al turismo, las viviendas familiares valladas con hileras de cactus, y sorprendente: observamos los primeros cerdos en todo el África recorrida. El guía, un chico joven de unos 16 años, nos explicó con la misma emoción que lo habría hecho su abuelo, la historia de cómo se formó Rhumsiki y de cómo se defendieron de las primeras invasiones islámicas. A continuación nos explicó que cada dos años, los chicos entre 18 o 19 años pasaban unas pruebas de iniciación que les convertían en adultos, dándoles el derecho de casarse y marcharse de casa. Aquel día se celebraban unas danzas donde los chicos desnudos, y las chicas también, se exhibían para enamorarse los unos de los otros. De todas maneras, los tiempos habían cambiado y actualmente sólo las mujeres mayores mostraban su torso desnudo, las chicas iban vestidas y algunas sólo con sujetadores, los chicos tenían el cuerpo untado con algún aceite negro y llevaban lanzas y un tubo para silbar. Todos ellos, danzaban en círculo, corriendo en el sentido contrario en las agujas del reloj, al ritmo de los tambores, cantando y haciendo sonar los tubos a modo de flauta, construyendo una melodía disharmónica pero atractiva. Había el jefe de la villa seguido por sus mujeres que lo adulaban moviendo arriba ramas verdes, un hombre con un paraguas un poco bebido, chicos saltando y simulando enfrentamientos entre ellos, chicas que corrían en grupo un poco intimidadas por los chicos, y en el centro del círculo un pequeño grupo de niños que observaban el espectáculo riendo alucinados. Hoy nos hemos levantado temprano y hemos hecho una excursión fantástica guiados por Don Quijote, descendiendo un valle entre las montañas rocosas, hasta un pequeño pueblecito nombrado Ndri, donde unas cuatro o cinco familias intentaban subsistir. Durante la excursión, Don Quijote nos ha explicado muchas cosas interesantes. Nos ha contado como entierran a los muertos según la religión a la que pertenecían, si son cristianos bajo una tumba de cemento, si son musulmanes orientando el cuerpo hacia la Meca, y los animistas bajo un montón de piedras con una disposición especial indicando el sexo del difunto y el número de hijos e hijas que había engendrado. Al pasar por el lado de un pequeño baobab nos ha explicado que si a un bebé se le muere la madre, se lo alimenta con una harina extraída del fruto del árbol resultando un niño muy fuerte. ... --- Entrevisté Don Quijote, que opinaba que el mayor problema del mundo es la guerra producida por las religiones. La solución se encontraría en escuchar a todo el mundo y dar oportunidades a todos, al mismo tiempo tendríamos que ser pacientes. El principal problema en Camerún es el presidente, que con sus 25 años de gobierno es como un dinosaurio. Los cameruneses están vacunados para mantenerse bajo la misma ideología y son felices de estar en la mierda. La solución se encontraría en la educación, al aportar más medios a la escuela: buenos profesores, mesas, libros ... y quizás al hacer pagar la escuela, para que se valorara más. Él es feliz porque tiene una vida jubilosa. Para ser más feliz necesitaría salud y mantener a la familia unida. El secreto de la felicidad es conocer y aceptar que la vida está hecha de cosas buenas y malas y valorar la naturaleza y el aire fresco que respiramos. Garoua (ver en mapa) 20/05/2007: Don Quijote nos ha dicho que la continuación del camino, a través de las montañas hacia Garoua, estaba con el mismo "buen" estado que por donde habíamos llegado y que al cabo de unos pocos kilómetros el camino se convertía en una pista muy buena. Así pues hemos continuado con la misma dirección a pesar de la desconfianza de Alexandra, que ha resultado más que justificada. El camino estaba en un estado terrible, tenía que vigilar y tener mucha pericia conduciendo entre las rocas para no tocar al suelo, hecho que no he podido evitar en cuatro veces rascando suavemente los bajos. En una hora sólo hemos recurrido 12 kilómetros, de todos modos, al cabo de media hora más la pista ha parecido mejorar, y ha seguido así hasta que hemos llegado a la carretera principal y asfaltada, donde al cabo de poco ha empezado a diluviar de una manera apocalíptica. N?Gaoundéré (ver en mapa) 21/05/2007: La carretera hacia N’Gaoundéré es excelente y el paisaje también, transcurriendo entre montañas bajas y redondeadas, pasando de una zona verde pero con escasos árboles a otra de frondosa. Me ha sorprendido cruzar diversos grandes poblados todos ellos construidos con ladrillos de barro y tejados de paja, pero a pesar del aire rústico y tradicional, parecían prósperos con la agricultura y la ganadería, había hierba abundante y los cultivos parecían crecer sin demasiado esfuerzo. También hemos cruzado diversas zonas boscosas y algunas de protegidas, con vegetación espesa y plantas bajas de hojas anchas, en una de las cuales hemos visto unos grandes primates de culo rojo. Hemos parado para observarlos pero los gritos de ilusión de Alexandra los han asustado y se han ocultado enseguida. 22/05/2007: Ayer y hoy, nos hemos podido relajar bastante dentro de la autocaravana, sin asfixiarnos ni sudar, gracias a las frescas temperaturas de N’Gaoundéré, que se encuentra a 1100 metros sobre el nivel del mar. De todos modos también hemos salido a pasear por la ciudad, bastante tranquila y similar a Maroua, con casas sencillas y bajas y bastantes árboles haciendo sombra en las calles. Sólo las motos taxi rompían la calma, corriendo arriba y abajo con los conductores abrigados con anoracs y cubiertos con uno peto con el número de licencia y los pasajeros (uno, dos o tres más los paquetes) cogidos detrás. Por la mañana he andado solo por el mercado - sin que me robaran -, que se extendía a lado y lado de una larga calle, con paradas de todo tipo mezcladas: las verduras entre la ropa, el pescado al lado de las legumbres ... La gente del mercado era simpática y aceptaba fácilmente ser fotografiada, e incluso las chicas que en los países anteriores esquivaban amedrentadas el objetivo de la cámara, aquí se han mostrado más permisivas y alguna incluso me ha hecho proposiciones de matrimonio. Por la tarde nos hemos llegado a la caótica estación de trenes, destino final de la principal línea férrea del Camerún. Más de un chico me ha propuesto venderme billetes para cargar la autocaravana en el tren, que no tardaría al salir, porque la estación estaba llena de gente estirada entre grandes pilas de maletas. Yaounde (ver en mapa) 25/05/2007: Hemos recurrido case mil kilómetros de carreteras africanas en sólo tres días. Antes de ayer fue el día que estuve más rato al volante, aunque sólo adelantamos unos 300 kilómetros. El principio de la pista hacía Garoua-Bolai, cerca de la frontera con la República Centro Africana, estaba muy arrugada y a veces agujereada, cosa que no me extrañó del todo, ya que la mayoría del transporte del Norte al Sur del Camerún se realiza en tren hasta N’Gaoundéré. Empezamos a circular a una media de 30 km/h sacudidos por las incesantes pequeñas ondulaciones del terreno y nos dijimos que no teníamos prisa para llegar a ningún sitio, pero al cabo de dos horas la impaciencia o aburrimiento se apoderó de mí y empecé a buscar una velocidad en la que las vibraciones de la carretera fueran 1.5 veces la frecuencia de resonancia del vehículo. Pero Alexandra se enfadó sin comprender esta investigación, porque aunque a veces parecía que nos deslizábamos sobre la pista a 60 km/h, otras veces botábamos con tal brutalidad que parecía que la autocaravana se desmontaba. Confirmando la importancia de la vía férrea de Yaoundé a N’Gaoundéré, por la pista no circulaban muchos camiones, aunque igual que en las anteriores carreteras, había bastantes de estropeados en las cunetas, y uno de accidentado totalmente atravesado en la pista. Los habitantes del pueblo próximo habían abierto una pista paralela evitando el camión atravesado pero pedían un peaje que nos vimos obligados a pagar. A buen seguro que era una iniciativa lucrativa, aunque los pueblos por los que pasábamos no parecían pobres en extremo, por ejemplo había perros que no parecían pasar hambre; las casas eran menos primitivas, rectangulares, con las paredes lisas y pintadas con cuatro pinceladas y techo de paja o plancha oxidada; había cubiertos abiertos donde relajarse en grupo los días de lluvia; y más hacia el sur, las casas se adornaban con flores en frente, el césped cortado, la ropa bien extendida ... La vegetación de los alrededores de los pueblos era espesa y cada vez más impenetrable a medida que avanzábamos. Estábamos en plena selva y para demostrárnoslo por poco no atropellamos una larga serpiente verde que cruzaba la pista. En comparación al día anterior, la carretera de Garoua-Boulai a Bertoua era excelente, acabada de construir con los estándares Europeos. Hasta había áreas de descanso o carteles que indicaban las panorámicas. La carretera recortaba rápidamente las ondulaciones del terreno con poblados en las partes elevadas y cultivos a las bajas. No había demasiado tráfico, pero los habitantes de la zona habían encontrado una curiosa manera de sacar provecho del asfalto: extendían por las aceras grandes esteras de mandioca triturada para que se secara al sol. De todas maneras, a pesar de la buena carretera no llegamos a Bertoua tan rápidamente como cabía esperar. Hacía días que me encontraba mal, con mal de vientre y diarrea esporádica, y aprovechando las áreas de descanso y la poca prisa, aproveché para descansar y dormir algunos ratos. De la misma manera, teniendo en cuenta que no tenía que poner el 100% de mi atención en la carretera me quedó bastante tiempo para pensar sobre el viaje. A pesar de no encontrarme del todo bien, pensé con optimismo que después de haber llegado a la mitad del continente Africano dirección Sur y de haber superado con éxito centenares de kilómetros de pistas destroza nervios y coches, las probabilidades de llegar como mínimo a la Sudáfrica eran muy elevadas y, por lo tanto también las posibilidades de acabar cumpliendo el sueño de llegar a Australia de aquí a dos o tres años, cuánto ya tenga 36 o 37 años (Alexandra me lo recuerda a menudo). De todas maneras, si después todavía tengo ganas de seguir el viaje con el continente Americano, acabaré la aventura próximo a los 40. Esta edad no se identifica con la juventud, pero me gustaría llegar viviendo la vida como un joven impulsivo y aventurero, viajando para conocer mundo y para formarse en la vida, porque todavía hay mucho para aprender. Tal como habíamos presupuesto, la carretera que salía de Bertoua ha vuelto a ser una pista llena de botes y agujeros, pero pasadas unas tres horas y transcurridos unos cien kilómetros, nos hemos empezado a encontrar con maquinaria pesada que estaba construyendo una nueva carretera y la preparaba para alquitranarla. Hemos ido circulando entre las máquinas, sin que nadie dirigiera el tráfico, excepto después de conducir muchos kilómetros que nos hemos encontrado con un punto de control. El chico del punto de control ha visto que llegábamos y ha puesto situado una barra de pinchos en el suelo para evitar que pasáramos. En situarnos en su lado nos ha informado de que no podíamos pasar hasta las 18:30, al cabo de cuatro horas y media. Pero mientras preguntábamos el porque ha llegado otro todo terreno en sentido contrario y el chico ha sacado la barra de pinchos. Entonces el chico nos ha dicho que su jefe le había indicado que no podía pasar ningún vehículo grande. Nosotros le hemos intentado hacer entender que nuestro coche era pequeño, pero como hemos visto que no entraba en razón y observando que la barra de pinchos todavía estaba fuera del paso, he esquivado al chico y con cuidado he cruzado el punto de control. Hemos seguido circulando con precaución los kilómetros posteriores, pero no hemos pasado ningún tramo excesivamente complicado o que pudiera dejar de serlo al cabo de cuatro horas. Al llegar a Yaundé estaba fatigado y con más síntomas de encontrarme enfermo, pero hemos seguido la marcha para encontrar un lugar donde pasar la noche. Al llegar al centro escondido entre pequeñas montañas y ondulaciones, hemos visto el hotel Hilton detrás de una gran rotonda y hemos decidido mirar si tenían algún aparcamiento discreto donde dormir. Pero al dirigirnos siguiendo la ancha avenida que cruzaba la rotonda, unos chicos me han indicado horrorizados que no se podía circular por allí. He hecho media vuelta pero enseguida me ha parado una policía que me ha hecho seguirla hasta la comisaría del lado. No me encontraba demasiado bien, pero he intentado fingir encontrarme peor exagerando el temblor de mis manos y de mi estado de ánimo. Los policías reunidos me han explicado que la avenida que cruza la rotonda es la calle presidencial y que aunque no hubiera ningún cartel indicándolo, todo el mundo sabía que era prohibido de circular por ella. Yo he intentado argumentar que había llegado hoy, que no lo sabía y que no lo volvería a hacer, pero no parecían demasiado dispuestos a perdonarme. El oficial en jefe me ha explicado que el castigo de la infracción eran unos 40€, pero yo les he dicho que me podían poner la multa y que ya la reclamaría al ministerio (no estaba dispuesto a sobornarlos). Finalmente ha estado mi estado lamentable lo que les ha hecho entender que era mejor no perder más tiempo conmigo y nos han dejado seguir. 26/05/2007: Ayer preguntamos el precio para acampar en una pensión presbiteriana pero estaba fuera de nuestro presupuesto y pasamos la noche en un descampado un poco más allá. Pero esta mañana han golpeado violentamente la puerta. Me he puesto una camisa sobre mi cuerpo desnudo y he abierto la ventana. Al lado de la autocaravana había unos 8 policías, su todo-terreno y otra gente. El policía que había golpeado la puerta ha ordenado: - Abre la puerta. - ¿Estamos aquí durmiendo, hay algún problema? - Abre la puerta - ha dicho más autoritariamente. He abierto la puerta mostrando con mis partes intimas al vacío y he exclamado: - ¿Estábamos aquí durmiendo, qué problema hay? Otro policía del fondo, que parecía el jefe, ha chillado ofendido: - ¿Qué haces así? Cierra la puerta. La he cerrado y el primero me ha indicado a través de la ventana que me vistiera. Alexandra también se ha vestido y lo ha preparado todo para marcharnos. Yo he salido a fuera con el propósito de utilizar la misma táctica del día anterior. - ¿Qué problema hay? Estábamos aquí durmiendo y estoy enfermo - he dicho extendiendo mi mano temblorosa. - ¿Tienes parkinson? - se ha mofado el jefe. - Muy irónico - he comentado intentando no perder los nervios. Entonces me han explicado el problema: estábamos aparcados en los terrenos de la iglesia presbiteriana y una mujer bruja, que cada vez que yo abría la boca me trataba de mentiroso y de pervertido, se había encargado de denunciarlo. La mujer quería que pagáramos el coste de la pensión y yo me negaba. Finalmente el jefe de los policías nos ha tomado los pasaportes y nos ha comunicado que les tendríamos que acompañar a la comisaría, junto con el lame culos de la bruja. En la comisaría han presentado el caso a otro oficial que ha intentado de interceder entre las dos posturas pero yo me he mantenido firme (pero con las piernas temblonas por la enfermedad) en que no pagaría. Después de hablar mucho rato, he propuesto desde el suelo donde me había sentado: - Yo no pienso pagar, pero si la iglesia quiere me puede denunciar y que sean los tribunales los que decidan. El policía me ha comentado que las cosas no funcionaban así en Camerún, pero la proposición ha parecido causar el efecto buscado y el policía ha empezado a explicar al lame culos que no podían tratar a los turistas de esta manera y que los Cameruneses eran hospitalarios por delante de todo. Y para confirmar sus explicaciones ha expresado que para no tener problemas las siguientes noches podíamos pasarlas gratuitamente al parking de la comisaría. He agradecido su oferta, aunque sabía que Alexandra no la aceptaría, y he preguntado sobre problema con la iglesia. - Solucionado. - Ha contestado. - ¿Solucionado? ¿No tengo que pagar nada? - Tienes coraje y no tienes que pagar si no quieres. Nos hemos dirigido hacia el norte de la ciudad y hemos encontrado un aparcamiento relativamente económico dentro del recinto de una comunidad griega con iglesia ortodoxa donde me he pasado buena parte del día estirado e intentando recuperar fuerzas. Mientras dormitaba he estado pensando que éste mal de vientre y la falta de energías se podían deber a todas las tensiones vividas los últimos días, o los últimos meses. Me venían imágenes de los policías de la mañana, de los de ayer o del policía a la salida de Gao que se me había apuntado con un dedo casi introduciéndolo en mis ojos; recordaba con viveza cómo nos habíamos escapado de los habitantes del pueblo de ayer, al lado del cual nos habíamos parado a comer, y que habían llegado con machetes (todo el mundo lleva machetes a la selva) y nos habían pedido que les teníamos que pagar algo; visualizaba la cara de rabia de Alexandra hacía pocos días cuándo había descubierto que en tenderme en la cama había roto sus gafas de sol que estaban allí tiradas; también reproducía los temores que la autocaravana no aguantara todo el viaje y realmente se desmontara en una sacudida o recordaba que la nevera había dejado de funcionar hacía un día. Siempre había minimizado las preocupaciones, mirando el futuro con optimismo y pensando que las experiencias negativas son buenas para explicar, pero aunque mi mente se encontrara sin tensiones, notaba que mi cuerpo si lo estaba, concentrando todos los nervios en mi aparato digestivo. He intentado seguir visualizando cómo todas estas vivencias y temores se iban disolviendo e iban liberando mi estómago y me he imaginado con energía y completamente curado por mañana. después he seguido reposando todo el día y sólo he escrito un poco y he arreglado la nevera (sólo se había desempalmado un cable eléctrico). ‹ Anterior (29/03/2007) MES Siguiente (2007-05-28)› ‹ Anterior (2007-04-04 - Mauritania) PAIS Siguiente (2007-05-03 - Niger)› |
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