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‹ Anterior (13/10/2010) MES Siguiente (2010-12-12)› ‹ Anterior (2010-10-08 - Canada) PAIS Siguiente (2011-01-23 - Mexico)› US Cranford, New Jersey (ver en mapa) 14/11/2010: Después de 4 días extenuantes en Nueva York, cuando habíamos estado caminando de 3 a 5 horas diarias, fuimos a relajarnos en el próximo estado de New Jersey, en el pueblo de Cranford, donde Dan nos alojó. Dan, un hombre de 47 años que vivía en una bonita casa nos dio total libertad y nos dejó pasar todo el fin de semana encerrados en casa, básicamente editando fotos y escribiendo el diario, aunque también dejé pasar apaciblemente unas cuantas horas manteniendo conversaciones muy interesantes con Dan, intercambiando opiniones sobre las religiones, Dios, y sobre un tema que me apasiona y sobre el que tengo previsto escribir un libro al volver a casa: el libre albedrío. Entre los diversos temas, también hablamos sobre las percepciones que a veces pueden ser equivocadas, por ejemplo creía que los judíos acostumbraban a votar al partido republicano, porque sus presidentes habían sido los más obtusos luchando en contra de los países islámicos, pero Dan comentó que es prácticamente imposible encontrar un Judío que no sea demócrata, por eso Obama lo tiene difícil para presionar a Israel para que se avenga a firmar la paz con los palestinos. Dan también comentó que contrariamente a la percepción en todo el mundo, incluyendo la mayoría de los Americanos, Estados Unidos es un estado socialista, seguramente dedicando muchos más recursos a políticas sociales (aproximadamente el 35% del PIB) que la mayoría de países autodenominados comunistas (China, Vietnam, Corea del Norte,...). Entre los beneficios del estado del bienestar en los Estados Unidos se pueden enumerar la educación primaria y secundaria gratuita (obligatoria hasta los 16 años), las becas para acceder a la universidad para estudiantes con pocos recursos económicos, planes de pensiones para a todos los trabajadores a partir de los 65 o 67 años (es pagado con el 15% del salario), los seguros de invalidez, las ayudas a la renta para los trabajadores de bajos salarios, los subsidios de vivienda, los cupones de alimentos, el programa Medicare que ofrece cobertura de seguro de salud a todas las personas mayores de 65 años, el programa Medicaid que ofrece cobertura sanitaria a los individuos y familias de bajos ingresos y recursos, y muchos otros programas, además, cualquiera tiene derecho a ser atendido en los servicios de urgencias de los hospitales, aunque no tengan seguro médico privado contratado. La mayoría de estos programas se crearon entre 1935 y 1965 siempre impulsados por presidentes demócratas, de todos modos, a pesar de todos estos programas, actualmente la mayoría de familias sin seguro médico privado no están cubiertas por el estado y eso es lo que intentó arreglar el Presidente Obama durante los primeros dos años de su mandato. Pero no lo tuvo fácil, porque una de las objeciones que ponen los republicanos a tantos programas sociales es que normalmente son los inmigrantes los que acaban beneficiándose de las ayudas. Pero Dan consideraba que eso no era negativo, porque él era un americano de segunda generación (sus abuelos habían llegado de Eslovaquia e Irlanda) y sus abuelos y padres también se habían beneficiado anteriormente de estas ayudas, favoreciendo su integración y posibilitando que Dan tenga una compañía que tiene contratadas a unas 15 personas. Y siguiendo conversando sobre percepciones equivocadas, Dan nos preguntó cómo son percibidos los americanos en todo el mundo, pues los americanos suelen pensar que se encuentran en el centro del mundo y que todos los humanos los miran con admiración por su democracia y por su lucha incansable para instaurar la libertad en todo el planeta. Naturalmente, comentamos que no toda la gente que nos habíamos cruzado los veía de esta manera, indudablemente algunos les admiraban pero muchos otros también los detestaban. Incluso Alexandra tenía prejuicios hacia los americanos antes de emprender el viaje, detestando su política internacional y la radicalización de las religiones, aunque pasados cinco meses inmersos en su cultura también haya empezado a apreciar la simpatía y calidez de la mayoría de la gente que hemos ido conociendo. Alexandra también entrevistó Dan, quien opinaba que había varios grandes problemas en el mundo, calentamiento global, terrorismo, enfermedades como la malaria,... Escogiendo el primer problema, la solución vendría dada potenciando más las energías verdes e incluso las nucleares. Él puede ayudar en la solución del problema votando a políticos que se preocupan por el problema, además de reciclar o utilizar energías alternativas. A nivel local, el principal problema de los Estados Unidos es la mala situación economía del país que impide invertir en la solución de otros problemas también importantes. La solución debería llegar a nivel político pero también corporativo, y en este último apartado es donde él puede colaborar, mejorando la eficiencia de su empresa. A nivel personal Dan era feliz porque comparte la vida con amigos y familia, algo que forma parte del secreto de la felicidad, aunque también se necesita una seguridad económica para ser feliz, aunque la felicidad no se pueda comprar. Con Joshua de Philadelphia seguimos hablando de percepciones, aunque en este caso no estaban tan equivocadas. Joshua no tenía problemas en manifestar su orientación sexual gay, aunque de más joven también había tenido relaciones sexuales con algunas chicas. Intuyendo que Joshua era una persona muy abierta y nada reprimida me atreví a plantearle algunos interrogantes que normalmente no se preguntan por educación y que acaban quedando sin respuesta. Le comenté que Estados Unidos parecía una sociedad muy tolerante con la homosexualidad y él respondió que en cierto modo era así y que cada vez había más chicos y chicas que salían más temprano del armario. Pero añadió que también hay homofobia y que las iglesias se gastaron mucho dinero para pagar una campaña que finalmente prohibió las bodas entre parejas del mismo sexo en California. Debido a esto, lo que no entendía Joshua es la existencia de muchos gays en Estados Unidos que necesitaban sentirse integrados en una iglesia, a pesar de la mayoría de las religiones rechacen su orientación sexual. Sin querer ser insultante, le pregunté si creía que la homosexualidad era genética o cultural y comentó que seguramente era una mezcla de las dos, y que quizás la libertad y tolerancia a los Estados Unidos favorecía la aparición de más gays y lesbianas. Finalmente acabamos suscribiendo que, en un mundo donde la superpoblación era uno de sus principales problemas, la homosexualidad era muy positiva para la humanidad, pues en general los gays y las lesbianas no procrean y sólo adoptan, aunque habría de haber muchos más para que este efecto positivo fuera sustancial. En cualquier caso, yo tenía clara mi heterosexualidad y tuve que admitir mi pertenencia a la parte responsable del problema. Naturalmente hablamos de muchos otros temas con en Joshua, además de compartir cenas, películas e incluso un paseo por la hermosa Philadelphia, una ciudad que él mismo comparaba con Boston por su historia. Si Boston había tenido su importancia histórica al iniciar las confrontaciones y guerra contra los ingleses, Philadelphia fue la ciudad donde se consolidó la lucha política para la independencia. En concreto, fue en el precioso edificio de ladrillo llamado Independence Hall donde las trece colonias americanas entonces en guerra con Gran Bretaña firmaron el 4 de julio de 1776 una declaración formal y unilateral de independencia. Un momento que los estudiantes americanos se ven obligados a estudiar con gran detalle, según me quedó demostrado al visitar el edificio junto con unos niños de unos diez años que sabían de memoria casi todos los nombres de las personas ilustres que habían participado en el redactado y firma de la declaración. Evidentemente la declaración de la independencia es un momento histórico de capital importancia, por la independencia conseguida pero también porque plantó la semilla que provocó la guerra civil americana casi un siglo más tarde, porque en el texto firmado se declaraba que ´todos los hombres son creados iguales´ y los estados del sur no lo querían admitir en el caso de los esclavos. Aparte de los edificios históricos visitados en Philadelphia, hubo uno moderno que Joshua me recomendó visitar y que me dejó impresionado. Se trataba del jardín mágico de Philadelphia, un edificio y solar cubiertos completamente por mosaicos y esculturas singulares creados por el artista Isaiah Zagari. Era una obra fantástica iniciada en 1994, que tuvo ocupado al artista durante 14 años, durante los cuales cubrió hasta 280 metros cuadrados con trozos de cerámica, botellas de vidrio, ruedas de bicicleta y muchos otros objetos. El jardín mágico de Philadelphia me recordaba ligeramente al parque Güell de Barcelona o algún otro edificio de Gaudí, si no fuera porque este tenía una mentalidad de arquitecto que acababa dominando por sobre el caos, mientras Isaiah Zagari simplemente tenía una mentalidad del artista, donde el caos y el desorden dominaban toda la obra para expresar mejor sus sentimientos y emociones. Washington es un paraíso para los turistas y también por los viajeros, y personalmente me habría quedado muchos más días si no fuera porque no queríamos abusar de la hospitalidad de Mac, Masha y Giana. Los tres nos trataron muy bien, aunque no acabamos de conectar, tal vez porque eran demasiado jóvenes o porque basaban demasiado el divertimento en la fiesta y el alcohol. Sin embargo, su mentalidad alocada nos permitió disfrutar de una experiencia única, yo diría que muy americana. Tan pronto llegamos a Washington, Mac nos propuso ir con él y Giana a ver ´The Room´ la peor película jamás filmada y proyectada en un cine. Me pregunté qué sentido tenía ir a ver una película mala pero enseguida nos dijo, que el filme era tan esperpéntico que precisamente ésta era la gracia, y que por eso los espectadores se tronchaban. Pensé que el director (y también actor) Tommy Wiseau habría hecho una mala película expresamente, pero no, la película intentaba ser una buena película, pero estaba desenfocada en muchos momentos, los decorados eran horribles, los diálogos y las reacciones de los personajes eran incongruentes, la actuación de todos los actores era penosa,... Sin embargo, el público e incluso nosotros nos lo pasamos en grande, gracias al alcohol no se paraba de beber, pero también gracias al ambiente. Muchos espectadores habían entrado cargados de cucharas de plástico y cada vez que una escena mostraba un cuadro de una cuchara (parte de la decoración) el público las tiraba contra la pantalla. Al mismo tiempo, el público no paraba de gritar ´¡está desenfocado!´ o de repetir los absurdos diálogos de los actores, mientras algunos otros jugaban tirándose una pelota de fútbol americano, y unos cuantos más se echaban al suelo debajo de la pantalla para a recoger algunas de las cucharas de plástico antes tiradas. Era un espectáculo surrealista que muchos de ellos repetían cada mes, llegando a adorar a un director que sin merecerlo nada se había vuelto famoso por un grupo de borrachos. Como he dicho, yo y Alexandra también nos lo pasamos muy bien, pero sinceramente, antes de repetir preferiría ver una película de los Hermanos Marx, donde el surrealismo está un poco más estudiado y trabajado. La película ´The Room´ fue una excepción a Washigton, una ciudad donde la armonía y el orden podría ser una de sus principales características. Washington es la capital de los Estados Unidos, donde se encuentra la Casa Blanca, la residencia del presidente del país; el edificio del Capitolio, donde se encuentra la cámara del senado (con dos senadores por estado) y la cámara del congreso (con un número de congresistas proporcionales a la población de los estados), que junto con el presidente deciden el futuro del país. Visitamos la casa blanca por fuera y el Capitolio por dentro, pero además, visitamos un par de los numerosos monumentos dedicados a diferentes presidentes de los Estados Unidos, como el obelisco de 169 metros dedicado al primer presidente del país, el general Washigton que había luchado contra los ingleses, o el monumento al presidente Lincoln, que había unido el país tras una cruenta guerra civil. También visité el memorial a los soldados americanos caídos en la guerra de Vietnam, dejando sin visita los memoriales al holocausto o a los soldados americanos caídos durante la primera guerra mundial, segunda guerra mundial o la guerra de Corea. Y añadido a todos estos memoriales y monumentos, alrededor del parque llamado the national Mall también se pueden visitar infinidad de museos, todos ellos con entrada gratuita. Visité el museo del espacio y el aire y el museo de la historia natural, todos ellos con tanta información interesante que prácticamente me sobresaturaré de conocimiento y decidí no visitar ningún otro, en parte por falta de tiempo. Para haber asimilado más lentamente tal cantidad de conocimiento, habría sido mejor que otras ciudades de los Estados Unidos hubieran acogido algunos de estos 19 museos gratuitos del Instituto Smithsonian, a los que habría que añadir un zoo y unos jardines botánicos. Aunque la distribución actual permitía observar globalmente la herencia dejada por el científico británico James Smithson (1765-1829), quien en su testamento dejó 104.960 monedas de oro (equivalentes a 10.100.997 dólares de 2008) al gobierno de los Estados Unidos para la creación de una institución dedicada al desarrollo y difusión del conocimiento entre las personas. Seguramente hoy en día deberían de existir más personas como este James Smithson. Con la vista puesta en el estado de Florida, de Washington empezamos a descender hacia el sur, deteniéndonos el segundo día en Jamestown y Yorktown, dos lugares muy importantes históricamente, aunque no tan atractivos visualmente. En Jamestown sólo quedan las ruinas de un antiguo poblado y un interesante museo que ilustran como, tras 18 intentos fallidos de establecerse en otros puntos de la costa norteamericana, finalmente los colonos ingleses consiguieron crear el primer asentamiento permanente en 1607. Sin embargo, no lo tuvieron fácil pues los colonos se asentaron en un humedal lleno de mosquitos portadores de malaria, a finales de abril, demasiado tarde para sembrar cultivos. Durante los primeros meses murieron, 51 hombres, y muchos más murieron durante las hambrunas de los siguientes dos años, dejando vivos a sólo 61 colonos de los 500 originales. Sin embargo, tuvieron suerte que las tribus de indios que habitaban los alrededores al principio ayudaran a los colonos, aunque posteriormente se inició un conflicto que terminó en el 1613 con la captura de la hija del jefe de la principal tribu nativa. La chica, conocida con el popular nombre de Pocahontas, fue educada, instruida en la fe cristiana, bautizada y un año más tarde fue casada con John Rolfe, con quien tuvo un hijo. Desgraciadamente, la familia viajó a Inglaterra en 1616 y un año más tarde Pocahontas murió. Mientras tanto, la colonia de Jamestown empezó a crecer con la llegada de nuevos colonos, incluyendo mujeres, aunque también experimentaron algún que otro revés como la masacre india de 1622 que mató a 300 colonos y una revuelta interna en el 1676 que quemó la ciudad. Sin embargo, los ingleses de Jamestown estaban decididos a quedarse, iniciando así la primera parte de historia de los Estados Unidos. La segunda parte de la historia de los Estados Unidos también empezó muy cerca de Jamestown, el pueblo de Yorktown, donde los Ingleses perdieron la última batalla en 1781 contra el ejército de George Washington y contra la marina francesa, haciéndose efectiva la independencia de la colonia. A diferencia de Jamestown, donde sólo había los restos arqueológicos del pueblo y un interesante museo, en Yorktown también había un atractivo pueblo, con algunas casas antiguas entre algunas otras de más modernas que intentaban imitar el estilo colonial. Conducimos todo un día para llegar a Beufort, en Carolina del Sur, donde Erika nos dio la bienvenida. En cuanto llegamos, Erika nos llevó a un pub donde celebraban un bingo que regalaba cervezas. Allí Erika nos dijo que habíamos llegado al profundo sur, donde la sociedad era diferente, mucho más tradicional, conservadora y religiosa. Ella dijo que no encajaba en ninguna de las anteriores características aunque los domingos iba a misa. Después nos contó que en el sur creen que la guerra civil no se inició por culpa de los esclavos que poseían en el sur, sino por los impuestos que el gobierno federal aplicaba y por la gran productividad agrícola del sur. Nos siguió contando que actualmente casi todo el mundo se siente orgulloso de ser estadounidense, pero que ante todo se sienten sureños. Al día siguiente, Erika nos condujo con su coche por unas islas frente a Beufort y nos comentó que estas estaban habitadas principalmente por negros, porque después de la guerra civil los esclavos se apropiaron de algunas de las plantaciones abandonadas por los blancos. Y también paseamos entre varias mansiones del pueblo que denotaban el antiguo esplendor de Beufort, siendo considerada por algunos historiadores como una de las ciudades más ricas antes de la guerra civil. Al mediodía, Erika nos llevó a casa de sus padres, para celebrar una de las festividades más importantes de Estados Unidos, el Thanksgiving (el día de acción de gracias). Preguntamos a Erika por el origen de la tradición y sin avergonzarse dijo: El siguiente día, mientras Erika trabajaba, nosotros visitamos la hermosa y colonial Charleston, una ciudad fundada en 1670 que prosperó con la compra de pieles de animales a los indios y con las plantaciones de arroz y de anyil, y posteriormente algodón , trabajadas por esclavos africanos. Charleston fue la primera ciudad en Estados Unidos a garantizar libertad de religión, incluso para los judíos, pero no a los católicos, que no eran bienvenidos. También visitamos un par de días más tarde Savannah, una ciudad más nueva y con menos importancia histórica que Charleston, que nos atrajo mucho menos. Hacía días que Alexandra estaba impaciente por la proximidad de su cumpleaños, pendiente de llegar con tiempo suficiente a Miami para celebrar esta festividad tan importante para ella. Llegamos la tarde anterior, el jueves día 2, aparcando frente a un lujoso edificio de apartamentos cercanos al centro de Miami donde vivía Jackie, una joven brasileña que se había ofrecido a alojarnos a través de Couchsurfing. Al día siguiente, Jackie fue a trabajar y yo me dispuse a hacer todo lo que propusiera Alexandra para que tuviera su mejor día o aniversario. Sin haber investigado demasiado qué visitar en Miami (no hay demasiado que ver), Alexandra me guió por varias avenidas, entramos en varias tiendas de ropa muy económicas, subimos a un tren elevado gratuito, paseamos por unos jardines y finalmente fuimos a comer una gran y tradicional hamburguesa en un restaurante. Por la noche, Jackie nos vino a buscar y juntos fuimos a un restaurante brasileño a comer un delicioso filete y a beber unos mojitos con unos amigos. Allí tuvimos unas interesantes conversaciones, por ejemplo me sorprendió que Jackie detestara al presidente Lula, que suele tener una gran estima por el crecimiento que ha experimentado su país acompañado de políticas sociales alejadas del socialismo bolivariano. Después hablé con su amigo mexicano con pasaporte americano, quien me contó una historia muy fuerte que le había sucedido hacía un año y medio, cruzando la frontera americana. Viajando con otro amigo, tuvieron un problema burocrático para cruzar la frontera y se vieron obligados que pasar la noche en territorio mexicano. Acabaron buscando un hotel guiados por un hombre que se habían encontrado en la calle. Pero una hora más tarde se presentó el mismo hombre gritando como un loco que los dos americanos habían intentado robar su coche. Después de discutir un rato los chicos dejaron al hombre en el recibidor del hotel acusándolo de esquizofrénico, pero al poco llegó la policía, y fueron conducidos a dormir en la cárcel. Desde la cárcel contactaron a un abogado de la familia que llegó al siguiente día, pero a la segunda noche el abogado les explicó la situación: ´legalmente no puedo hacer nada para sacaros de la cárcel antes de 15 días, pero teneis opción de pagar al hombre para que retire la denuncia ´. Evidentemente el hombre y la policía formaban un grupo mafioso pero los chicos no pudieron hacer nada más que pagar. ´¿Cuando?´ Le pregunté, y me respondió ´6.000 dólares´. Naturalmente, esta anécdota me acabó de convencer de tomar un avión para llegar a la capital de México y no cruzar la frontera y tener que afrontar las peligras las mafias de policías y los carteles de las drogas. Jackie nos había explicado que Miami era una ciudad de turismo de compras, existiendo tiendas de ropa que vendían de todo a precios increíbles; turismo de fiesta, con varias discotecas que abiertas toda la noche y la mañana que recibían juventud de todo el país; y turismo de playa. Este último aspecto del turismo lo descubrimos el tercer día cuando, dirigiéndonos a casa del siguiente anfitrión, conducimos por las avenidas del lado de la playa, las cuales parecían Marbella, pasando de largo kilómetros y kilómetros de playas, casas muy snobs y grandes edificios de hoteles y apartamentos, bares y restaurantes, palmeras, aviones sobrevolando el cielo con anuncios pancartas, hombres y mujeres atléticos paseando en bañador. Pero nosotros no nos detuvimos y seguimos hasta Margate, muy cerca de Miami, donde nos esperaba Ted, otro excelente anfitrión. Con Ted tuvimos conversaciones muy interesantes, sobre todo porque Ted era muy abierto y no tuvo reparos para explicar su pasado religioso: su educación católica, su fascinación por los mormones, donde formó una familia, y finalmente su rechazo a las religiones cuando empezó a interesarse por la ciencia. Durante una cena, en la que también había un amigo de Ted, nos explicaron que en Florida la sociedad era muy religiosa que ninguno de sus clientes los contrataría si supieran que son ateos. Prueba de este fanatismo religioso lo observamos yendo hacia el Parque Natural de Everglades, la principal atracción natural de Florida, cuando observamos una avioneta sobrevolando el cielo y escribiendo diferentes mensajes con humo: God loves you (Dios te ama) / Jesus 4gives (Jesús perdona), como si las palabras hubieran sido escritas por el mismo creador supremo. Ted también nos explicó que, a diferencia de la Europa del siglo dieciocho, Estados Unidos se creó como un país independiente de las religiones, pero que en dos siglos la sociedad había cambiado y que actualmente Estados Unidos era mucho más religioso que la vieja Europa. Finalmente, contradiciendo Erika de Beauford, Ted nos dijo que a la gente del sur se la hace creer que la guerra civil fue provocada por desavenencias en las tasas, pero que consultando documentos antiguos uno descubre que claramente los estados del sur se querían independizar para poder conservar sus esclavos. |
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